Cataluña

Mientras tanto, en la “Cataluña Confinada” del delincuente Torra… ¿Qué está pasando?

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Pues, señoras y señores, están pasando muchas cosas.

En estos lugares que podemos denominar de la “Cataluña profunda”, donde la consanguinidad, la ignorancia, el analfabetismo y la idiocia congénita campan libremente entre las masas de votantes de ERC y del PdCAT, nos encontramos lugares tan sumamente pintorescos y obtusos como el pequeño pueblo de San Martín Sasgayolas (en el extraño dialecto de aquella región española recibe, al parecer, otro nombre) la fe cuasireligiosa en el independentismo rancio, casposo y estragante es mayoritariamente unitaria, bendecida por cierta acémila renegada de la vestimenta talar que ejerce de párroco mediopensionista de la población.

Esto se traduce, queridos amigos, en que, en la Iglesia principal del pueblo, ondea la banderita -léase trapo- ilegal conocido vulgarmente como estelada y que, como la ikurriña fue vilmente copiada de la “Union Jack” esta lo fue de la más humilde puertorriqueña.

Tal tropelía no puede extrañar en una población gobernada por una buena mujer cristianada con el nombre de Rosa María Narbona Agustín, y que hoy en día figura en los papeles oficiales como “Rosa Narbona i Agustí” para solazamiento, mofa y befa del respetable.

Esta “señora” (nótese que el término señora aparece confinado entre comillas) alardeó en su página de Facebook de “engañar a la Guardia Civil” durante el aquelarre del falso referéndum del 8M sustituyendo la urna real por una “de cartón” (sic) truco que, al parecer, para sorpresa de todo el pueblo, -que observaba la aparición de la Guardia Civil con la misma expresión que muestra una vaca mirando pasar un tren- no llegó a funcionar y no logró engañar a los miembros de la Benemérita.

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Pero, eso sí, queremos que ustedes, respetables lectores, vean y observen el aspecto que Doña Rosa tenía antes de cobrar los 4000 euros de sueldo que se adjudicó como alcaldesa, y el que tiene ahora, con muchos más “posibles”:

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Pero bueno, se dice que Dios escribe recto con renglones torcidos, y prueba de ello es que la mayor parte de la comarca de Noya, obedientes cual manada adiestrada de ovejas, acudieron a Perpiñán a saludar a ese inefable semoviente que circula de forma estrafalaria y ridícula por toda Europa, y cuya pelambrera aún más inefable que él mismo se ha hecho más popular que la peluca del asesino Carrillo: ¿Resultado? La mayor parte de los que acudieron a rendir pleitesía y a jurar adhesión inquebrantable al polichinela Puchidemón, están infectados hasta las cejas de coronavirus. Ahí es nada.
No obstante todo lo anterior, es de ley hacer saber a toda España que en este pueblo del que tanta literatura estamos desarrollando los pocos -poquísimos- valientes que se sienten españoles son, de forma sistemática, amenazados, señalados, humillados y de múltiples maneras maltratados en esa Cataluña idealizada que tanto excita a los nacionalistas catalanes: esos que solo pueden ejercer la autoridad del miedo, porque saben que carecen del mayor de los mandatos: el respaldo de la Historia, que les niega cualquier traza de razón, argumento o apoyo para sus delirios febriles.
Acémilas indepes: NO olvidamos. Ni con coronavirus o sin él. Y VOLVEREMOS a salir de casa muy pronto.
TOMEN NOTA.

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