Opinión

“Matrix” Por José Luis Rodríguez

Published

on

¡Comparte esta publicación!

 Aquel que piense que si su partido gana las elecciones verá el fin de sus males, se equivoca.

A estos delincuentes no les corresponde más poder que el de robarnos a espuertas, impunemente, y con alevosía.

Desconozco quienes ocupan la cúspide de la pirámide, pero la España que darán a luz es una malformación diabólica.

Quieren una población ignorante y fácil de someter, así que se han empeñado en ocultar, destruir o sustituir la historia, para que no haya referencias, al mismo tiempo que han anulado el valor del esfuerzo académico, aprobando analfabetos para que no se sientan discriminados.

Advertisement

Aquellos que elaboran para si un brillante futuro deben abandonar su Patria, pues aquí acabarán despachando hamburguesas, temporal y precariamente, al tiempo que compiten por ese “trabajo” con un mar de ilegales dispuestos a sudar catorce horas por medio salario base.

No necesitan mano de obra, necesitan esclavos, y esa es la definición de la esclavitud moderna a la que nos estamos doblegando en nombre de la multiculturalidad.

 Tener un buen trabajo, o al menos un trabajo bien remunerado desata la presión recaudatoria hasta límites absurdos, pues trabajar honradamente en ésta país está penado fiscalmente.

Si necesitas remodelar la cocina, pide un préstamo y endéudate, porque si aceptas un segundo empleo pensando costear la reforma con los beneficios de tu trabajo, te encontrarás con que Hacienda se lo queda todo, todo lo producido en el segundo empleo, más una parte del primero, y habrás hecho el burro, en todos los sentidos.

 Mención aparte la persecución y expolio que caerá sobre ti, si eres emprendedor o autónomo.

Advertisement

¿Cómo te atreves a pensar por ti mismo? ¿A valerte por ti mismo? ¿Quién te has creído que eres?

¡¡¡Venga valiente, a ver si puedes!!!

 Tampoco somos capaces de ponernos de acuerdo en nada, por dos motivos.

El primero es que se han marcado el objetivo de destruir todos los valores morales, casi prohibiendo la existencia a la familia media tradicional, católica y trabajadora, fomentando toda una variedad de perversiones, alentando al aborto, promocionando todo lo que sea contrario a nuestras costumbres y tradiciones, hasta el punto de dejar una sociedad irreconocible, decorada con los más variopintos especímenes a cuál más retorcido, dividida en tantas etiquetas como individuos.

 Si a esto le sumamos el segundo factor, la marea de información, confusa, falsa, contradictoria, engañosa y partidaria, la posibilidad de que haya consenso social, para absolutamente nada, está servida.

Advertisement

Creo que la última vez que nos pusimos de acuerdo en algo fue para inundar las redes de pescaditos.

Vivimos en una realidad artificial, proyectada para que nuestro subconsciente nos engañe pensando que todo va bien, a pesar de que nuestro instinto nos grite que todo es parte de un engaño global, tan absurdo y deficiente que sólo hay que abrir los ojos para verlo.

El que tolera el desorden para evitar la guerra, tiene primero el desorden y después la guerra.

Advertisement

Escriba una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Salir de la versión móvil