Opinión

Matonismo gratuito y bolivariano

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Eso he percibido –tal cual- en boca del presidente interino y no votado por nadie e incluso execrado por su propio partido, el okupa de la Moncloa, que según pasa el tiempo y se le acaba la fiesta, se adhiere más a las paredes del cenobio. He percibido una actitud chulesca de la categoría del exprópiese del gorila rojo, del Chávez menos civilizado y más montaraz.

¿Qué es eso de engallarse ante el resultado de unos votantes -que ya por cientos de miles- asoman por la barda para acabar con este frente popular excrementicio y enfilar el orden constitucional como debe ser? ¿Cómo se permite esa actitud tabernaria? ¿Cómo es posible esto? ¿Adonde está dispuesto a llegar el macarrísmo del andoba en su fase terminal?

Las bromas pueden alcanzar ciertos niveles.

En el hemiciclo se pueden soltar memeces al gusto del rufián de turno, insultar, dar de mamar o incluso escupir a Borrel, pero en una rueda de prensa de la Moncloa un presidente del gobierno de España como tal -aunque sea de pega y haya mentido para ser reina por un final de legislatura- no puede terminar de cargarse un partido en el descuento con ese remango compensatorio de votos, con esa desenvoltura farandular y de guardarropía, sencillamente porque no le gusta cómo piensa una mayoría creciente de españoles de España. Hay meconio para rato, amigo y estás indicando la dosis que necesitas y vas a obtener. Es lo que tiene el remango y la chulería. Das pistas.

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Su actitud, junto a la de otros correligionarios, tan casposos como el maestro Ábalos y más, que los hay al fondo izquierda –v.g. Simancas- están consiguiendo una campaña arrasadora de vuelco inminente y sacando lo mejor de cada uno a pasear.

En este caso ha sido un alivio de gallito pendenciero, arrabalero y golfante del peor estilo. Machista y chulesco.

Espero la respuesta democrática ante los tribunales por el atropello de suponer un ánimo delictivo -en un alarde calumniador- en legítimos representantes del pueblo soberano.

-¡Que no me toquen las minas, ché!

Lamentable.

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¿Qué se puede decir ante esta vergüenza nacional?

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