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Los Veintisiete no logran un acuerdo sobre el presupuesto y dejan abiertos los recortes a la PAC

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El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (izda) junto al presidente dle Consejo Europeo Charles Michel (dcha)
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Los Veintisiete cerraron este viernes sin acuerdo una cumbre, la primera sin los británicos, en la que debían haber aprobado los presupuestos comunitarios para los próximos siete años. Horas y horas de debate agrio y estéril, en las que los partidarios de los recortes, los países más ricos que forman el grupo que se hace llamar de «los frugales» ha defendido sus posiciones con los mismos argumentos con los que el Reino Unido acabó convenciendo a sus ciudadanos de que estar en la UE es una opción costosa y contraproducente.

La verdad es que, como les demostró la Comisión en un gráfico que hizo circular entre los presidentes, son los países más reticentes a contribuir al presupuesto comunitario los que obtienen más beneficios de formar parte del mercado único. El agujero que ha dejado la salida del Reino Unido, que era un país contribuyente neto, se suma al interés de la Comisión de extender su campo de acción, mientras que cuatro países ricos, Holanda, Suecia, Dinamarca y Austria, se oponen con uñas y dientes a que el presupuesto comunitario supere el 1% del PIB e insisten en que «no queremos pagar la cuenta» que plantea esta situación.

Mal comienzo

El desacuerdo fue tan invencible que el presidente del Consejo, el belga Charles Michel, dio por terminada la reunión pero no pudo siquiera acordar una fecha para la próxima. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, cree que aún «hay margen de maniobra». La canciller alemana, Angela Merkel, que representa al país que más contribuye y que más se beneficia del mercado único, intentó encontrar un punto medio junto al presidente francés Emmanuel Macron, pero tampoco logró ningún resultado que convenciese a los 17 partidarios de mantener intactas las dos políticas más características de la acción europea en las últimas décadas, la agrícola y la de cohesión.

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El Consejo ya empezó mal, el jueves a mediodía, con diferencias muy grandes entre lo que exigía el Parlamento, que es de lejos la institución más ambiciosa, lo que pedía la Comisión Europea, que es sensiblemente un presupuesto más reducido pero con el suficiente calado como para emprender las nuevas políticas de transición energética y de extensión del mercado digital, y lo que finalmente puso sobre la mesa el presidente Michel, que estaba aún más cerca de las pretensiones de «los frugales».

Después de pasar toda la noche discutiendo (hasta las siete de la mañana del viernes) los miembros del Consejo Europeo regresaron a sus hoteles con las manos vacías y se dieron cita a las diez de la mañana. Todos los primeros ministros que aceptaron hablar a la entrada de esta nueva reunión eran tan pesimistas o más que la primera ministra danesa Mette Frederiksen: «Si me preguntan si yo creo que resolveremos los problemas del presupuesto este fin de semana, la respuesta es que no, no lo creo».

Merkel y Macron entraron por una puerta secundaria para eludir las cámaras y con la intención de buscar entre ellos dos una síntesis entre los países con pretensiones presupuestarias más modestas, a los que Alemania ve con cierta simpatía, y los defensores de las Cohesión y la política agrícola, que ven a Francia como un aliado.

Sin embargo, el resultado tampoco funcionó. Charles Michel pidió entonces a la Comisión Europea que sus técnicos le preparasen un documento de trabajo que pudiera hacer el papel de síntesis y también fue un esfuerzo baldío, esta vez por que los países como España que quieren evitar recortes en la PAC no aceptaron. Por su parte «lo frugales» habían dejado claro que en todo caso habían visto algunos síntomas de acercamiento, pero no lo bastante respecto a la idea que se habían hecho de los próximos presupuestos.

Largo trayecto

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En este largo tira y afloja se pasaron este viernes los presidentes más de nueve horas encerrados en las plantas superiores del edificio Europa, hasta el punto de que la mayor parte de ellos tuvieron tiempo hasta de sentarse a comer juntos en la cantina de los funcionarios. Normalmente ellos tienen un restaurante especial en el que aprovechan para seguir las conversaciones entre plato y plato pero puesto que ayer no s llegaba a conocar la sesión plenaria, sino que todo eran reuniones en todas direcciones, era imposible organizar el sevicio decomedor.

La aprobación en el Consejo, cuando, se produzca, no será más que el primer paso, puesto que después habrá de negociarse con el Parlamento, cuyo presidente, David Sassoli, emitió un comunicado nada más terminar la cumbre advirtiendo de que «si queremos poder cumplir con las expectativas de nuestros ciudadanos, debemos respaldar nuestras ambiciones con fondos suficientes».

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