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Los tres ‘pardillos’ del Arandina y una condena que huele mal

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Manuel Bohórquez.- La condena a los tres jóvenes futbolistas del Arandina, de 38 años de cárcel para cada uno, es totalmente desproporcionada si la comparamos con casos de violación y asesinatos conocidos en nuestro país. Son muchos años, sin duda, aunque la condena se ajuste al Código Penal y merezcan un duro castigo por abusar sexualmente de una joven de 16 años que fue al piso que compartían los tres futbolistas y la forzaron a tener relaciones sexuales.

Aunque fueran relaciones consentidas, que parece ser que no fue así, es un delito contemplado en el Código Penal al ser una menor. Está habiendo opiniones para todos los gustos y hay una clara indignación por parte de cientos de miles de ciudadanos, porque es una condena a todas luces exagerada. Si hay que endurecer estas violaciones grupales, que es evidente que sí, porque además están de moda, a lo mejor habría que revisar todo el Código Penal porque hay delitos muy graves de crímenes horrendos que tienen condenas tan flojas como inexplicables, y ahí está el caso del antisistema Lanzas, con solo cuatro años de condena por matar a una persona. ¿Cuántos años creen que va a estar El Chicle en la cárcel?

Condenar a un joven de 20 años a 38 de cárcel, aunque solo esté unos veinte o menos, es negarle un futuro. Está claro que si ese joven es un peligro público, alguien que puede volver a violar o asesinar, debe estar encerrado y alejado de la sociedad por la seguridad de todos. Pero sin restarle ninguna importancia al delito o delitos que han cometido los tres jóvenes del Arandina, no parece que vayan a volver a las andadas ni que sean peligrosos criminales. Un castigo duro sí, y que puedan ser reinsertados, pero cerca de cuarenta años de cárcel, si tienes 20, es claramente una condena desproporcionada que no da ninguna posibilidad de volver a la sociedad con la cabeza amueblada, debido sin duda a la presión social. En un país, además, el nuestro, donde la corrupción alcanza a todas las instituciones públicas y muy pocos de los que dirigen estas instituciones y delinquen se pudren en la cárcel. Uno de los jóvenes decía ayer que solo eran tres pardillos a los que les querían joder la vida, y tampoco creo que sea eso. Pero esta condena huele mal.

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