Opinión

Los Límites de los derechos

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Leo que hace unos días, la Audiencia Provincial de Madrid, ha confirmado la sentencia de un juzgado de lo penal que absolvía el pasado mes de febrero, al supuesto actor Guillermo Toledo de un delito de ofensa a los sentimientos religiosos, por unos mensajes publicados en su perfil de Facebook insultando a Dios y a la Virgen.

La sentencia fundamentaba la absolución en la consideración de que las expresiones utilizadas por Guillermo Toledo no se publicaron con la intención de ofender los sentimientos religiosos, y se basaba en la jurisprudencia emanada tanto por el Tribunal Constitucional como por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos.

Entonces, el tribunal consideró que las expresiones que Toledo publicó en su Facebook no acreditaban por sí mismas la comisión de un delito de escarnio contra los sentimientos religiosos, algo “confirmado íntegramente” por la Audiencia Provincial.

Bien; a ver si he entendido bien el razonamiento: una persona tiene derecho a ir contra los sentimientos de otra siempre y cuando no sea con intención de ofender. Es decir, pongamos por caso, que yo un día me cago en la madre o el padre o la abuela de alguien (uso este ejemplo porque creo que es muy visual y obvio).

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Evidentemente, por regla general, son tres figuras relevantes en la vida de una persona y creo que a nadie le gusta que se caguen en ellas. ¿Si yo me cago en la madre del que se llama a sí mismo actor Guillermo Toledo de la manera más “ofensiva”posible pero sin ánimo de ofender, tiene Guillermo Toledo derecho a denunciarme o, por el contrario, como yo, al aludir a su madre en relación a un supuesto empleo de ésta, no he tenido intención expresa de ofenderle, debe aguantarse?

Parece una interrogación retórica pero no lo es. Querría que alguien me explique por qué cualquiera tiene derecho a blasfemar y yo debo aguantarme (habida cuenta de que es una ofensa a mis sentimientos religiosos).

¿Los derechos tienen límites o si son mis derechos son infinitos pero los tuyos, no?

Hasta donde yo sé y siempre me lo han explicado así, tus derechos terminan donde empiezan los míos, ¿y si a mí me ofende que te cagues en la Virgen o en Dios (a pesar de que no tienes la menor calidad humana como para que nadie se sienta ofendido por tus excrecencias) por qué lo haces?

¿Lo haces porque, según la progresía, si se dice todo desde el más profundo respeto hay barra libre?

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Recuerdo hace unos años cuando en un hediondo grupo de opinión de Facebook, creo recordar que era Infoxicados, un menda salido no sé de dónde se atrevió a insultarme por un comentario que hice. Era un insulto tan gratuito, cutre y zafio que después de unos segundos de reírme a carcajadas por el nivel intelectual del sujeto le respondí con una educación que el pobrecillo no merecía. Como no tuvo bastante vino a por más y yo le conminé a perdonar la manera en que su señora madre y abuela le habían sacado adelante. El moderador del grupo se vio obligado a intervenir y el sujeto en cuestión me dijo que es que lo que él me había dicho a mi (en román paladino, diarrea  de insultos) era “desde el respeto“, pero que yo lo había faltado a él. Recogí el guante y le dije que lo mío no había sido desde el respeto sino desde el consejo de que sanara sus vínculos familiares, que cada uno sale adelante como quiere, puede o le dejan, y eso ya no le gustó…

De donde infiero que en esta sociedad actual depende de quién insulte para que sea ofensa o no. Si que blasfemen me ofende pero es “libertad de expresión”, ¿puedo yo, pongo por caso, hacer comentarios sobre el chico con melenita que hace chistes sobre Carrero Blanco o eso ya es transfobia? ¿O todo depende de según de qué ideología política sea cada quién?

Y para terminar ¿me puede explicar alguien cómo puede ser que algún sacerdote defienda y justifique al que se llama actor Toledo diciendo que “es un rebelde, como en su día lo fue Jesucristo“? (cfr. https://www.elespanol.com/cultura/20180525/curas-rojos-protegen-willy-toledo-rebelde-jesucristo/309970327_0.html)?

Para que el Mal triunfe sólo se necesita que los buenos no hagan nada.

Fátima Pellico.

https://www.fatimapellico.com

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