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Llega la España consciente de que los nacionalismos deben ser derrotados

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H. Terstch.- Ayer fue un gran día para España. Sí, ayer, día en que bandas de separatistas, dirigidos y jaleados desde las instituciones autonómicas catalanas, demostraron al mundo que Cataluña es hoy un territorio sin ley. Día en que Cataluña demostraba una vez más que se ha convertido en una región profundamente anómala y peligrosa, que vive bajo el miedo a la total arbitrariedad de sus gobernantes regionales y a la violencia de las camadas del odio y el fanatismo. Ayer fue un buen día de esos que transmiten a una sociedad más información, lucidez, certeza y realismo que años de discursos, debates o mensajes. A pesar de los medios de comunicación que intoxican con sus mensajes de indisimulada comprensión y simpatía hacia separatistas de extrema izquierda. Tampoco en España son los medios ya lo que eran. La nación crea resistencias. Cada vez es menos vulnerable a esas mentiras.

También por eso, ayer se dio un paso de gigante en la victoria de la convicción de que habrá una intervención clara, seria, prolongada y tan convincente como inapelable en Cataluña. Para desarmar al nacionalismo, neutralizar el fanatismo, evitar el caos, el enfrentamiento civil y el más que probable derramamiento de sangre en aquella región. Para garantizar libertades, derechos y una vida política civilizada en Cataluña. Ningún estado puede dejar una región en manos de fanáticos que aterrorizan al resto de la población. No sería solo alta traición a España. Sería un crimen contra la humanidad. Y un suicidio que llevaría a toda España a una catástrofe sangrienta. No va a pasar.

Ayer, Pablo Casado, el líder del Partido Popular, en el Foro de ABC en el Casino de Madrid, pronunció un largo discurso no escrito, brillante como pocos se han escuchado en años a un político español. Brillante e importante, porque de él ya se desprende que ya hay una España política consciente de que el nacionalismo debe ser derrotado y dispuesto a actuar en consecuencia. Se acabó el sempiterno engaño de la negociación con el insaciable y desleal. Una vez derrotado por la Constitución, las leyes y los jueces, una vez restablecida la ley en Cataluña como en toda España, habrá paz. No antes.

Casado confirmaba ayer el retorno del PP a la defensa de la legalidad para plantear la ilegalización de todos los partidos que inciten y llamen a la violencia. Ya lo hizo Aznar. Ahí están PDECat, ERC y la CUP como objetivo inmediato. Mañana se cumple el aniversario del colosal discurso del Rey Felipe VI que es bandera, lema y faro de millones de españoles que ansían la reconquista de la legalidad, los derechos y la libertad de todos en Cataluña y toda España. Ahí está la nación a movilizar. Casado quiere la inmediata aplicación del artículo 155. Coincide con Albert Rivera. Tienen el deber de entenderse ante un Frente Popular cuya catadura y objetivos están claros. Quien crea poder ser ariete con unos u otros acabará como la oposición venezolana. El Frente Popular son quienes son y el resto, tontos útiles. En momentos de tan extraordinaria gravedad, Casado y Rivera tienen el deber de hacer frente al frente. Con la constitución contra sus enemigos. Ayer se cumplía un año del referéndum ilegal, la provocación, farsa y grotesca manipulación de imágenes para hacer creer al mundo que la policía española había hecho exactamente lo contrario de lo que hizo. Hace un año el 1 de octubre fue nefasto para España. Este año ha sido un gran día. Confirma que España está mucho más cerca de dejar de alimentar sus problemas. Y por tanto de atajarlos.

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