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Las elecciones en Baviera anuncian un desastre para la gran coalición que dirige Angela Merkel

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Cartel electoral de la CSU
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H. Tertsch.- La gran coalición que dirige Angela Merkel en Berlín es un gobierno casi desarbolado desde que se formó ya de forma traumática, como mal menor y tras un fracaso de la coalición con los liberales del FPÖ. Sobrevive sin pena ni gloria, gracias en parte a la buena coyuntura económica. Pero el domingo podría recibir un golpe decisivo. El revés que se espera para los dos partidos históricos, CDU/CSU y SPD, en las elecciones de Baviera no tiene precedentes y si aciertan los sondeos podría obligar a replantear casi todo. Pero especialmente la cuestión de la canciller porque desde hace meses se habla ya abiertamente en la CDU de la necesidad de un relevo. Y el problema es encontrarlo.

El domingo vota Baviera y será una jornada histórica porque la CSU entierra, probablemente para siempre, su casi perenne gobierno del estado libre. La CSU, hermana bávara de la CDU está en el poder desde 1949 y en 67 años solo ha estado tres -de 1954 a 1957- en la oposición. En las últimas elecciones aun sacó un 47% con el que gobernó en solitario, ahora los sondeos le otorgan un 33%, con lo que la catástrofe está servida. A eso se añade que el SPD se hunde en la absoluta irrelevancia y podría quedar por debajo del 10%. El panorama para la coalición en Berlín, que ya tampoco tendría mayoría en unas elecciones federales, es desolador.

El hundimiento de las certezas bávaras se debe como el de tantas otras al terremoto que ha supuesto en el escenario político alemán la irrupción de un partido a la derecha de la CDU/CSU, lo que siempre habían impedido con éxito los dirigentes de este partido. Pero ya está claro que la Alternativa para Alemania (AfD) ha llegado para quedarse y no deja de crecer. Que lo haya hecho también en Baviera donde la CSU siempre tiene una posición derechista que la CDU revela la fuerza del fenómeno de la nueva derecha en Alemania y todo el continente. También el daño sufrido por la CSU por la política de inmigración de Merkel a pesar de su posición crítica. Los Verdes que se erigen en segundo partido con 18,5% según los sondeos se benefician mucho del voto exsocialista. La derechista AfD aparece como tercera fuerza con el 13% con voto llegado de todos los rincones. Detrás, una formación de “Electores Libres” (FW) y los liberales podrían entrar al parlamento. El gobierno posible es una incógnita. Y nadie excluye sorpresas. El votante del AfD, acosado siempre por la izquierda y los medios, tiene a ocultar el voto más que ninguno.

Muchos temen desastres mayores que el anunciado.

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