Comunidad de Madrid

La vuelta a Madrid en 80 mundos (2): los hijos de la ira

Published

on

Concentración en Madrid contra las devoluciones de inmigrantes a Marruecos
¡Comparte esta publicación!

Por Laureano Benítez Grande-Caballero.- Madrid, Madrid, Madrid… Cuando llegues a Madrid, chulona mía/voy a hacerte emperatriz de Lavapiés…

Llevo tiempo intentando encontrar las palabras para describir el apocalipsis madrileño, la desazón que me embarga al ver el espectáculo babélico que ha destrozado la ciudad que conocí durante tantos años, y las he ido a encontrar en un poemario de Dámaso Alonso, titulado «Hijos de la ira» (1944): «Madrid es una ciudad de más de un millón de cadáveres (según las últimas estadísticas) […] Oh Dios, no me atormentes más. Dime qué significan estos espantos que me rodean. Cercado estoy de monstruos […] Bajo la penumbra de las estrellas y bajo la terrible tiniebla de la luz solar, me acechan ojos enemigos, formas grotescas me vigilan, colores hirientes lazos me están tendiendo: ¡son monstruos, estoy cercado de monstruos!».

y alfombrarte con claveles la Gran Vía,/ y a bañarte con vinillo de Jerez…

Una calle de Madrid

Madrid, capital de solsticios, poblados de ramadanes y pachamamas, donde sólo se echan en falta las tamborradas de los Hare-Krishna; donde los luciferinos ahoramadriles han transmutado asombrosamente la paloma del Espíritu Santo en un cóndor que sobrevuela buhardillas y azoteas, y a Reyes magos en poco menos que en «Drag Queens», apoteosis de la identidad de género.

Madrid, franquicia de la Amazonia, donde más de un millón de brujeriles femens arrollan a los católicos con sus blasfemias, asaltando capillas en bolas chinas, mientras farfullan sus cantilenas sobre almejas y rosarios y hogueras del 36; mientras las bolleras desfilan como grotescas «marjorettes», al mando de Rita la profanaora, Cruela de Vil «deluxe», que bailotea en su poltrona en vez de estar en «Villa Candao».

Senegaleses en Lavapiés

En Chicote, un agasajo postinero/ con la crema de la intelectualidad/ y la gracia de un piropo retrechero/más castizo que la calle de Alcalá…

Madrid, ciudad de más de un millón de prodigios, que welcomea a los refugees y felicita ramadanes y años-nuevo-chinos, mientras concejales luciferinos retiran los santos y las Vírgenes en las fiestas populares, escamotean belenes, son incapaces de poner a la Macarena en un solo cartel de las farolas de la Gran Vía durante la semana Santa, y ni siquiera nos felicitan las Navidades.

Advertisement

Madrid, con la frontera en el mismísimo Alcatraz, capital de okupas, con patios maravillosos que devendrán en Patrimonio de la Humanidad, con actos kulturales sometidos a dictaduras de género, malsonantes guitarreos y salidos coñopotens, donde se exhiben obscenas posmodernidades, incensadas con marihuana y regadas en espectaculares noches calimocheras.

Madrid, Madrid, Madrid,/ pedazo de la España en que nací…

Madrid, Sierra Maestra, territorio komanche asolado por cheguevarianos siempre ahítos de sangre azul, de cristales rotos, de cuchillos largos, que vienen con sus estampidas de antifas a embestir taurinos, católicos, derechones, encorbatados, banqueros, pijos, señoritos, no-veganos…

Madrid, «cittá aperta», paraíso de mafia siciliana, donde los manteros mantean a los policías y los pájaros disparan a las escopetas; Madrid, capital mundial del escrache, donde una blasfema asaltacapillas hace de portavoz; donde un pícaro especulador de pisos usurpados a la «gente» no sólo no dimite, sino que gana unas primarias; donde la misma alcaldesa está enfangada en la presunta turbiedad de los negocios de su marido; donde algunos concejales destacan por haber tenido ciertos problemas con la policía en su pasado okupa.

por algo te hizo Dios/ la cuna del requiebro y del chotis…

Madrid, apoteosis de Carnaval, carnaval… de más de un millón de zapafiestas, sucursal de Monte Pelado, vertedero de coños insumisos, de procaz genitarte, de perversas gimkanas donde se cazan banqueros y derechosos al «pinball», como si fuesen alimañas.

Madrid, mundo de «Mad Max», «tattoo you«, chiripitifláutica y perrofláutica, almoneda de barquilleros, de chotis oxidados, de violeteras sin destino, de azucarillos y aguardientes, de organillos arrumbados como se olvidan las arpas en oscuros salones.
Madrid, Madrid, Madrid,/ en Méjico se piensa mucho en ti…

Advertisement

Madrid, Sodoma en flor, Gomorra en pleno, capital mundial del arcoiris, de graciosos unicornios que corretean por sus calles, mientras sus adoradores se contonean en carrozas bailando congas grotescas, y en los balcones oficiales ondean sus impúdicas banderas.

por el sabor que tienen tus verbenas/ por tantas cosas buenas que soñamos desde aquí…

Madrid, Madrid, Madrid… decían ser nietas de las brujas-que-no-pudimos-quemar, hijos de obreros, pero ahora ya sabemos de quién son hijos: son los nietos del 36, de los que perdieron la guerra, nacidos en Madrid Pelado, en noche lobuna, en noche de perros e hienas; son los hijos de la inquina contra los que tienen más que ellos debido a su esfuerzo, su sacrificio y sus mayores capacidades personales; de la rabia contra los que tienen ideales a los que entregar su vida, mientras que ellos pretenden cubrir la náusea, el fracaso y el absurdo de sus existencias con el único ideal de derribar sistemas, valores y patrias, a los que acusan de su miseria moral y su ruina existencial.

Sí: como dijo Dámaso Alonso, son los Hijos de la Ira.

Pero… van a ver lo que es canela fina/ y armar la tremolina/ cuando recuperemos Madrid.

Advertisement

Escriba una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Salir de la versión móvil