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La volubilidad electoral de una parte del pueblo español

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José Manuel Otero Lastres.- Según el Diccionario de la RAE, por “volubilidad” se entiende, en su primera acepción, “cualidad de voluble”; “voluble” quiere decir “de carácter inconstante”; y, finalmente, por “inconstante”, según su segunda acepción, hay que entender al “que muda con demasiada facilidad y ligereza de pensamientos, aficiones, opiniones o conductas”. Pues bien, si examinamos los resultados electorales desde finales de 2015 hasta las últimas elecciones del pasado 28 de abril del presente año, no podemos menos que concluir que hay una parte del pueblo español que es muy voluble a la hora de decidir su voto.

En efecto, en las elecciones generales de 20 de diciembre de 2015, el PP gana las elecciones con Mariano Rajoy de cabeza de lista y logra 123 escaños del Congreso de los Diputados, mientras que el PSOE con Pedro Sánchez al frente obtiene 90 escaños: hay, por tanto, entre ambos partidos una diferencia de 33 escaños. Debido a la postura del secretario general del PSOE, Pedro Sánchez “El bloqueador”, no se puede formar gobierno y hay que ir a nuevas elecciones generales.

Tales elecciones se celebran el 26 de junio de 2016 y el PP, con Mariano Rajoy de candidato, se hace con 137 escaños, mientras que el PSOE, nuevamente con Pedro Sánchez, reduce sus actas de diputado hasta 85. Es decir, aumenta la diferencia entre ambos partidos a 52 escaños.

Sin que variasen los líderes ni el número de diputados de ambos partidos, las cosas empiezan a cambiar el 1 de junio de 2018, que es cuando triunfa la moción de censura que presenta Pedro Sánchez como secretario general de PSOE contra Mariano Rajoy que era Presidente del Gobierno.

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En efecto, Pedro Sánchez “El bloqueador”, que antes de la moción de censura obtenía unos resultados electorales cada vez peores: en las dos elecciones en las que había participado pasó de 90 escaños a 85 y de una diferencia de 33 escaños a 52 frente al PP, con una trayectoria claramente descendente y con analistas políticos que vaticinaban un descalabro electoral del partido socialista, convoca elecciones generales y las gana.

Así, el 28 de abril de 2019, el PSOE, con “El bloqueador” al frente obtiene 123 escaños y el PP, con un nuevo candidato, Pablo Casado, solo logra 66. Adviértase que el mismo electorado, que menos de dos años antes había repartido las actas de diputado dándole al PP 52 más que al PSOE, cambia sus votos y da al PSOE 38 escaños más y al PP, 71 menos, situando la diferencia entre ambos, pero ahora a favor del PSOE en 57 escaños.

Los números son tan sorprendentes que invitan, al menos a mí, a preguntarse por las razones de tan significativo cambio. Situados el 28 de abril de 2019, lo único cierto es que, desde el 1 de junio de 2018, Pedro Sánchez era presidente del gobierno y que concurre a las últimas elecciones generales no como jefe de la oposición, sino como presidente del poder ejecutivo. Esta nueva posición de Pedro Sánchez “El bloqueador” tiene efectos sanadores milagrosos, ya que no solo detiene la sangría de votos que amenazaba al PSOE antes de la moción de censura, sino que insufla una nueva energía electoral que mejora ostensiblemente la hasta entonces debilitada salud del partido socialista.

Este sorprendente e innegable viraje electoral ¿se explica solo porque el líder del PSOE concurre a las elecciones desde la posición de presidente del Gobierno? Cada una tendrá su respuesta, pero la mía es negativa. Y ello porque hubo presidentes del gobierno que perdieron las elecciones, como por ejemplo, Leopoldo Calvo-Sotelo que perdió las elecciones contra Felipe González en 1982, o el propio Felipe González que las perdió en 1996 contra José María Aznar. El solo apoyo, por lo tanto, del aparato del poder no parece garantizar el éxito electoral.

La explicación está rodeada de cierto misterio y, sea cuál sea, lo cierto es que refleja que una parte importante del pueblo español es voluble, muda con demasiada facilidad y ligereza sus opiniones electorales. Tal volubilidad ¿permite vaticinar el sentido del voto en las previsibles elecciones del próximo 10 de noviembre? Las encuestas pronostican no solo un triunfo electoral del PSOE, sino incluso un aumento en el número de escaños: se habla de que pasaría de los 123 actuales a 132, que son números muy parecidos a los surgidos en las elecciones de junio de 2016, tras sufrir Mariano Rajoy el “no es no” del entonces jefe de la oposición Pedro Sánchez.

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Pero ¿y si esa parte electoralmente voluble del pueblo español cae en la cuenta de que va a dar la mayoría a Pedro Sánchez “El bloqueador”, que es un apasionado de bloquear las investiduras de presidente del gobierno, sea él mismo el candidato, como acaba de suceder, o sea otro? ¿Habría que cambiar el vaticinio? Todo parece indicar que no, pero tratándose de un pueblo tan voluble no puede asegurarse que vaya a ganar con seguridad “El bloqueador”.

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