Salud

La rabia: una enfermedad que de llegar a Cataluña podría empeorar la situación política

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La rabia, esa temida zoonosis que puede ser mortal para el hombre y que transmiten una serie de mamíferos por mordedura, entre ellos el perro, estaba erradicada en España desde 2012.

Un cachorro abandonado en Marruecos y recogido por una persona que pudo traspasar la frontera con España, fue entregado a una protectora de Ceuta, donde al poco tiempo presentó los primeros signos de la enfermedad.

En las instalaciones donde el pobre animal fue recogido y en las que comenzó a mostrar tales síntomas, había cerca de 100 perros y casi cuarenta gatos; todos han sido inmovilizados para su observación al tiempo que el personal, entre cuidadores y veterinarios ha sido inmediatamente tratado. Según ha informado Ana Rivas, jefa de epidemiología de la Consejería de Sanidad ceutí algunas han sido vacunadas y otras también han recibido inmunoglobulinas, de manera que en este sentido podemos estar tranquilos.

La importancia sanitaria y la fuerza mediática de la noticia ha llevado a intervenir al consejero de Sanidad del Gobierno de Ceuta, Javier Guerrero, que ha tranquilizado a la población, aunque sin ocultar su lógica preocupación. Las instalaciones serán clausuradas y todos los animales que albergaba están ya en cuarentena, al tiempo que, como ya sabemos, se ha atendido con diligencia a las personas que puedan haber estado en contacto con el animal infectado.

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La ciudad autónoma ha decretado inmediatamente una campaña de vacunación obligatoria y gratuita de todos los animales de compañía menores de doce meses, aunque ya estuvieran vacunados con anterioridad, ya que la memoria inmunológica mejora con una dosis de refresco. Para los animales de edad adulta o senil se revisará la situación y la actualidad de sus cartillas de vacunación, y se volverá a vacunar si aquéllas no están en vigor.

Suspender los concursos y certámenes que supongan la suelta o concentración de animales susceptibles de contraer la rabia es otra de las medidas adoptadas: todas parecen de una lógica aplastante.

La temida rabia o hidrofobia

La rabia es una zoonosis producida por un virus y transmitida por diversos mamíferos, entre ellos el perro y otros también domésticos. El virus se llama científicamente Fornido inexorabilis, y pertenece al grupo de los que tienen ARN y al grupo de los Rapdovirus, o virus en bastoncillo. Sólo se transmite a través de heridas, especialmente por inoculación a través de mordeduras.

La enfermedad comienza tras un periodo de incubación de entre cinco y veinte días, aunque puede quedar en fase latente y permanecer oculto durante meses. Cuando comienzan los síntomas se produce fiebre y cuadros de dolor, náuseas, cambios de conducta y una típica aversión al agua que da lugar al nombre de “hidrofobia”: el animal asocia el acto de beber con los fuertes dolores mandibulares que le produce tal acción.

La fase final se produce con fuertes contracciones, espasmos y parálisis respiratoria unidos a una encefalitis determinante casi siempre de conductas agresivas que hacen al pobre animal enfermo especialmente peligroso y susceptible de producir mordeduras.

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La gran victoria sobre la rabia se produjo el año 1885 cuando el insigne químico y microbiólogo francés Louis Pasteur probó por primera vez la vacuna que había preparado atenuando por desecación tejido nervioso de un perro rabioso, sobre un niño de nueve años llamado Joseph Meister quien había sufrido numerosas mordeduras de un perro enfermo de rabia en un estado avanzado. Joseph se curó y se convirtió en ayudante del sabio durante toda su vida, sin duda una bella historia.

Pasteur era ya famoso a causa de sus descubrimientos sobre las estructuras cristalinas del ácido tartárico, y por haber conseguido una vacuna contra el carbunco, una enfermedad muy temida en su época que se transmitía al hombre por el ganado lanar. Era Pasteur uno de los primeros continuadores de la labor del médico inglés Edward Jenner, que a finales del Siglo XVIII había descubierto el fenómeno de la atenuación de gérmenes infecciosos y fue por tanto el descubridor de las vacunas.

Ha sido sobradamente divulgado el hecho de que Jenner llevó a cabo su gran descubrimiento al observar que los vaqueros resistían sin signos de enfermedad en las epidemias de viruela, lo que condujo al sabio a relacionar tal resistencia con su contacto con las ubres de las vacas que solían mostrar pústulas causadas por el “Cow pox”, una variante benigna del virus Borrelliota variolae, que producía la forma mortal de la viruela.

A partir de pústulas desecadas que Jenner inoculó a una población humana voluntaria de manera subcutánea, consiguió la inmunidad ante la verdadera viruela mortal dando lugar a uno de los grandes hitos de la ciencia moderna.

Gracias a estos insignes investigadores y a tantos continuadores de su labor hasta nuestros días, la Medicina puede ofrecernos la solución ante enfermedades tan mortíferas antaño como la rabia.

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Como advertencia final recordemos la necesidad de que nuestros animales domésticos estén sometidos a los rigurosos e imprescindibles controles veterinarios necesarios para que las muchas alegrías que nos proporcionan no deriven en problemas sumamente desagradables.

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