Europa

La quiebra del Estado de Derecho en Europa

Published

on

Musulmanes integristas quedan una bandera de Suecia en Malmö.
¡Comparte esta publicación!

LTY.- “Sus juzgados son mezquitas, su ley es la sharia: los jueces de paz islámicos socavan el imperio de la ley”, publicaba el influyente semanario alemán Der Spiegel hace un tiempo. “Las autoridades legales no saben cómo defenderse contra eso. Las estadísticas de la delincuencia europea muestran una tasa de criminalidad proporcionalmente mayor entre las poblaciones de origen no occidental (tráfico de drogas, tráfico de inmigrantes, falsificación de documentos, robos con violencia, violación, prostitución, crímenes de honor, etc).”

Así empieza este artículo que nos alerta de la quiebra del estado de derecho en una Europa que cuenta ya con dos justicias paralelas. Y ése no es el único problema. El problema es que uno quiere imponerse y destruir al otro, al que desprecia. Y que poco a poco lo va consiguiendo, con ayuda y apoyo de los propios occidentales.

Los también llamados “jueces de paz islámicos” o árbitros están resolviendo causas penales, no precisamente en Alemania, pero sí en otros países europeos. Los inmigrantes musulmanes prefieren sus propios jueces y no confían en los sistemas legales seculares occidentales. Por lo tanto, los sistemas de justicia islámica sombra están introduciéndose en las sociedades occidentales. “Resolver controversias penales bajo la sharia puede parecer inocente,pero socava la idea occidental de justicia”, afirma el Der Spiegel.

El periodista Joachim Wagner, autor de un nuevo estudio alemán sobre la justicia paralela, dice que el mundo bajo la sombra del sistema de justicia islámica es “muy extraño, y completamente incomprensible para un abogado alemán”. Sigue sus propias reglas. Los árbitros islámicos no están interesados en las pruebas, en la evidencia, cuando se dicta una resolución, y al contrario que en el derecho penal alemán, la cuestión de quién tiene la culpa no juega un gran papel. “Los árbitros hablan con la familia del autor, que generalmente son los que lo han pedido, y con la familia de la víctima”, dice Wagner. “Ellos preguntan: ¿Por qué sucedió esto? ¿Cuán grave ha sido el daño? Pero para ellos, una solución del conflicto, un compromiso, es lo más importante”.

Advertisement

“El problema comienza cuando los árbitros fuerzan el sistema de justicia fuera de este marco, especialmente en el caso de las infracciones penales”, dice Wagner. “En ese momento se socava el monopolio estatal sobre la violencia. La resolución de conflictos islámicos, en particular, como he experimentado, a menudo se logra a través de la violencia y las amenazas. A menudo es un dictadura de poder por parte de la familia más fuerte”.

“Estos árbitros tratan de resolver conflictos de acuerdo a la ley islámica y dejando de lado el derecho penal alemán. Vemos testimonios de testigos retirados de los tribunales alemanas y acusaciones trivializadas hasta el punto que la causa entera se desestima. “El sistema judicial es impotente, en parte, porque no se ha abordado el problema con suficiente fuerza. Los jueces y fiscales “están desbordados, porque no saben cómo reaccionar”, afirma Wagner. “Están en el centro de un caso legal, y de repente no hay testigos. El ochenta y siete por ciento de los casos que he investigado, o bien fueron sobreseídos o bien terminaron con una sentencia absolutoria si hay árbitros islámicos están involucrados. Las decisiones de los árbitros islámicos, por lo que comprobé, con frecuencia se ejecutan por la fuerza y mediante amenazas.”

“Algunos abogados defensores, dice Wagner, necesitan dejar de comportarse como si fueran meros sirvientes de un sistema paralelo de justicia. Se permiten ser dirigidos por los deseos de sus clientes, sin reparar en la verdad y la justicia”.

El semanario Der Spiegel cuenta algunos casos y luego indica que el problema no es exclusivo de Alemania. En otros países como en Holanda, la situación llega a extremos tales como que son los propios tribunales occidentales los que aplican y juzgan según la ley sharia, despreciando por completo las leyes que se comprometieron a defender y aplicar. El artículo cuenta que incluso se han llegado a aplicar las primitivas leyes somalíes en casos tratados en tribunales holandeses. La poligamia se aplica sin problemas, incluso la ley holandesa reconoce la legalidad de estas uniones. Las violaciones incestuosas, en el seno de una familia, dice el autor, que son muy comunes entre turcos, marroquíes, paquistaníes, iraquíes e iraníes, no son denunciadas por miedo a los crímenes de honor. Y me imagino que ante la indefensión a la que están sometidas, ya que el sistema legal occidental desampara a estas víctimas, como nos cuentan a través de varios ejemplos.

La influencia del islam es tal que incluso la BBC ha suprimido las siglas AC (antes de Cristo) y BC (después de Cristo) por los términos “Era Común” y “Antes de la Era común”, todo para no ofender a los musulmanes. Todos los símbolos cristianos están prohibidos en Gran Bretaña, pero ningún símbolo islámico lo está. En esta locura y sinrazón hay incluso arzobispos cristianos, como el de Canterbury, que ha defendido el derecho de los musulmanes a aplicar la sharia. Afortunadamente, el obispo anglicano de Rochester, paquistaní de nacimiento, disiente de semejante barbaridad. Una columnista de The Sunday Times, Minette Marrin, afirma que “nuestro sistema legal mantiene las mejores virtudes de nuestra sociedad”, y añade “todo el que no lo acepte no debería estar aquí”. Y tiene razón, dice el autor del artículo: quien quiera llevar burka ¿por qué no se va a los países donde tienen que llevarlos? Quien quiere vivir bajo la sharia ¿Por qué no emigra a los lugares donde ya está implantada?.

Advertisement

Concluye el autor del artículo con una frase de Minette Marin que me parece acertadísima:

“Hay mucho que decir en contra de la Sharia y el deseo de un 40% de los musulmanes británicos de vivir bajo ella”, escribe Minette Marrin. “La sharia es justamente lo que hay que temer aquí: se discute, a veces de modo inculto, en la necesidad de una reforma totalmente inaceptable en Gran Bretaña.” Acusa al arzobispo de Canterbury de buscar “minar nuestro sistema legal y los valores sobre los que descansa”. Y añade que es un “apaciguamiento innecesario hacia un conjunto de valores extranjeros. Es una traición a todos aquellos que lucharon y murieron aquí, a lo largo de los siglos, por la libertad y la igualdad en el Estado de Derecho y de su valor frente a la injusticia y la sinrazón”.

Es también una traición, no sólo a nuestros antepasados, sino a nuestros descendientes. ¿Qué clase de mundo les dejaríamos si es un mundo bajo la sharia?

Advertisement

Escriba una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Salir de la versión móvil