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La primera ministra socialista de Nueva Zelanda se pone el velo y promete endurecer los controles de armas tras el tiroteo en las mezquitas

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Jacinda Ardern visitó a líderes musulmanes en Christchurch
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El progresismo detesta de modo principal la civilización occidental. Y al odiar la civilización occidental odian inevitablemente a la mujer, a la mujer real, de modo semejante a como los comunistas odiaban y trataban de someter al obrero real, que rara vez seguían sus consignas y doctrinas. Una de las conquistas de Occidente, el que ha protagonizado todos los avances sociales, científicos y tecnológicos de los que disfruta la entera Humanidad, es el derecho a la autodefensa, sin embargo incidentes tan lamentables como los de ayer en Christchurch.

La primera ministra de Nueva Zelanda, la socialista Jacinda Ardern, es el más vivo ejemplo de ese odio. Feminista y socialista, nos preguntamos si Ardern prometió extremar el control de inmigrantes procedentes de países donde impera la sharia cada vez que los islamistas han asesinado a cristianos. La respuesta podemos deducirla. La miserable se ha puesto hoy el velo, símbolo misógino, para mostrar su consternación por las víctimas del tiroteo de ayer en dos mezquitas en la ciudad de Christchurch.

Al servicio permanente del globalismo, la dirigente neozelandesa ha prometido que el país endurecerá la legislación sobre acceso a armas. Ardern reveló que el responsable había comprado legalmente cinco armas pesadas, incluyendo dos rifles semiautomáticos.

Señaló que Brenton Tarrant poseía una licencia de noviembre de 2017 que le permitió comprar legalmente las armas pesadas que utilizó en la matanza de las dos mezquitas. “El simple hecho de que este individuo obtuvo una licencia y adquirió armas de ese poder, hace que las personas claramente busquen un cambio, y yo estoy comprometida a eso”, dijo la funcionaria en una rueda de prensa. “Les puedo decir ahora una cosa: nuestras leyes sobre armas van a cambiar”, apuntó.

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Nos gustaría que los dirigentes occidentales fueran tan prolíficos al e numerar los detalles cada vez que los islamistas causan una masacre.

Tarrant quedó acusado de asesinato, “pero obviamente formularemos otros más”, dijo la primera ministra. A tenor de estas declaraciones, es bastante improbable que la eximente del trastorno mental sea utilizada esta vez contra el autor del tiroteo, en contra de lo que suele ser habitual cuando el matarife no es un occidental autóctono.

“He pedido a nuestras agencias esta mañana que trabajen rápidamente investigando si hubo alguna actividad en redes sociales que pudo haber gestado una respuesta. Ese trabajo ya ha sido iniciado”, dijo la primera ministra.

Por su parte, el jefe de la Asociación de Policías de Nueva Zelanda, Chris Cahill, aplaudió los comentarios de Ardern y recordó que tentativas previas de adoptar algún tipo de control de armas fueron rechazadas.

“Creo que mucha gente en nuestro país debe haber quedado asombrada de ver que alguien puede obtener ese arsenal”, expresó en un comunicado.

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