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Paloma Cervilla.- A Pedro Sánchez ya no le mola la inmigración, eso tuvo su momentito de populismo hace ahora un año, pero el poder cambia mucho las cosas, y donde dije digo ahora digo Diego.
¿Se acuerdan que hace años el Gobierno montó toda una campaña sensiblera de voy a acoger a los inmigrantes del buque Aquarius porque yo soy muy progre y la derecha los quiere tirar a todos por la borda? ¿Os acordáis del comité de bienvenida que se montó en el puerto de Valencia con la visita del ministro de Fomento, José Luis Ábalos, incluida, con un despliegue mediático desproporcionado?
Pues un año después, de eso no ha quedado nada y, lo que es peor, el Gobierno se niega a acoger a los 121 inmigrantes, entre ellos 32 menores, que se encuentran a bordo del buque español Open Arms porque, según la vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo, España no es el “puerto más seguro, ni más cercano”. Sí lo era hace un año, cuando se montó una operación propagandística para hacer creer el buenismo del Gobierno socialista.
Pero ahora, no solo se ha puesto de perfil y mira para otro lado, sino que tampoco intercede ante la Unión Europea para que algún puerto europeo acoja al buque y a los inmigrantes, algunos heridos, que se rescataron frente a las costas de Libia. Calvo ha llegado a decir que “no tenemos por qué hacerlo”, en referencia a la solicitud a las autoridades comunitarias para que articulen una solución al problema.
Hoy, como hace un año, la situación es la misma, la de un buque español que recoge inmigrantes y los quiere llevar a un puerto europeo, España, por ejemplo. Lo que no es lo mismo es la actitud del Gobierno español, oportunista hace un año, que puso en marcha una operación de márketing para hacernos creer que ellos son tan buenos que abren sus puertas a todo el mundo. Que la izquierda es la única que tiene sentimientos para acoger a los desgraciados del mundo.
Todo era un fraude, una farsa un montaje. Hoy, los inmigrantes ya no molan. No quiero pensar lo que hubiera sucedido en este país, si el PP llega a decir y a hacer estas cosas. La izquierda enfurecida los hubiera acusado, como poco, de ser los responsables de esta “catástrofe humanitaria”.
