Opinión

La Incultura como pala para cavar fosas Por Fátima Pellico

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Hace unas semanas, echando un vistazo en Twitter para ver qué se cocía de cara a las elecciones, recalé en el tuit de un insigne intelectual de nuestro siglo del que no recuerdo el nombre, porque son demasiados sabios para mi escasa memoria los que vierten sus conocimientos en esa red social.

El tuit en cuestión no tenía desperdicio. Abría hilo con la pregunta ¿Por qué somos mejores personas los de izquierdas? Y durante varios tuits se dedicaba a enumerar cuidadosamente todas y cada una de las virtudes que les adornan como grupo ideológico. Se notaba que lo debía de haber escrito durante un rato porque había muchas, demasiadas, estomagantes….Parecía casi de ciencia ficción, oigan. Hasta daban ganas de dejar de leer pero me pudo la curiosidad de ver adónde llegaba su estulticia. Y créanme que llegaba lejos.

Días después, tras las elecciones, otro semoviente de la misma cuerda hacía otra pregunta pero ésta tenía más miga. Preguntaba en su tuit por qué los de izquierdas son más inteligentes que los de derechas. Reconozco que con ésta lloré de la risa porque los más inteligentes del colectivo político que amontona más de cien millones de cadáveres sobre sus espaldas eran casualmente los que peor escribían y sus respuestas estaban tan sembradas de faltas de ortografía y de sintaxis que se debían leer varias veces para poderlas entender. En algunos casos me daban ganas de mandarles un emoticono de abrazo para solidarizarme con ellos y recomendarles algún libro sencillito y lleno de dibujos pero desistí porque no me gusta echar perlas a los cerdos para perder el tiempo.

Claro que hay sus excepciones. Hay personas que son de izquierdas y pueden debatir y rebatir con inteligencia. Pero la inmensa mayoría prefiere balar al son que toca el dictador de turno y pastar donde la hierba sea más verde, aunque por donde pase su partido no vuelva a crecer la hierba, como pasaba con Atila y los Hunos.

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Seguramente por esto, y por más cosas, claro, programas como “Sálvame” puedan estar catorce años en antena con tantos millones de seguidores.

Palabras como “extrema derecha” y “derecha extrema” se convierten en estos días en mantras para los ignorantes, los incultos, la gente que desprecia el esfuerzo por ser más, saber más y poder ser de más utilidad a sus semejantes. que memorizan como autómatas y que los políticos que las repiten confían en que sean el imán que los salve de la catástrofe electoral.

Con este percal de aquí al 23 de Julio puede pasar casi de todo. Se admiten apuestas.

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