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La hora de los traidores

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Ángel Manuel González Fernández.- Quién no ha escuchado o leído en estos últimos años a esos traidores y mercenarios (cobran por ello en los medios de comunicación) eso de: “Si Cataluña se quiere separar de España que se separe y así todos estaríamos mejor”. “Si las Vascongadas se quieren separarse de España …”. “Si Galicia se quiere separar de España…”. Esos traidores mercenarios quieren que creamos que el proceso iba a ser igual que lo sucedido entre Chequia y Eslovaquia, o más recientemente Montenegro; es decir, una ruptura definitiva y amistosa, algo así como esos matrimonios que se divorcian pero siguen siendo muy buenos amigos.

Pero hay dos cosas que esos traidores y mercenarios no quieren decir:

a) Que la ruptura seguiría produciéndose por la parte más débil o cobarde.

b) Que desaparecía toda legitimidad para dirigir, organizar o liderar nada.

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a) En el supuesto que se produjera la secesión de Cataluña, no sería el fin de nuestros males sino el comienzo de males mayores. Cataluña no reclamaría a Francia su parte norte, por lo que lucharía sería por apoderarse de las Baleares, parte de Aragón, Valencia, y así hasta San Pedro del Pinatar. ¿Qué problema ha causado a Francia que antes tenía frontera con las provincias catalanas y ahora la tiene con las veguerías?

Las Vascongadas no reclamarían los territorios vascos del otro lado de la frontera, su pretensión sería Navarra, territorios cántabros, burgaleses y riojanos. Galicia la liaría con León por los territorios maragatos. Después vendrían las subdivisiones: Gijón no querría someterse a Oviedo, ni León a Valladolid, Andalucía se partiría como mínimo en dos zonas, Vegas de Arriba no querría saber nada de Vegas de Abajo; y así podríamos seguir hasta retornar al pasado, a la España de 1873 rota en cuarenta naciones.

b) En una España destrozada, en unos restos de la Cosa no habría más legitimidad que la anarquía, cualquiera y nadie tendría derecho a dirigir, organizar y liderar en nombre de nada ni de nadie.

Cuando España estaba enfrascada en destrozarse en cuarenta naciones, Inglaterra y Escocia disputaban en 1873 su primer partido de fútbol y que según las crónicas finalizó a cero goles. Puede que siguiendo el ejemplo anterior los traidores digan que no pasa nada si se celebra un partido de fútbol entre España y Catalunya; pero eso es imposible. Catalunya podrá jugar contra Euskalerría, Breogán, Magerit , La Mancha o la Cosa, pero nunca contra España porque España ya no existiría.

Para que comprueben como se las gastan nuestros fanáticos secesionistas, hace casi 80 años se apareció la Virgen en tierras vascas hablando en euskera (ver los temas: “Una Señora guapísima” anunció en 1933 la Guerra Civil española”, “El rechazo a las apariciones de la Virgen en Ezquioga y sus consecuencias en el pasado, presente y futuro” y “España destrozada: cuatro apuntes”), y los secesionistas emocionados la recibieron con los brazos abiertos, hasta que en perfecto español la Virgen dijo que no sólo venía a salvar a las Vascongadas, sino también a España y al Mundo. Entonces los fanáticos secesionistas con su clero a la cabeza mandaron a la Virgen a la mierda, en el mismo tono y énfasis que lo dijo en su día el actor Fernando Fernán Gómez.

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