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Jóvenes canadienses, con mayoría de mujeres, adoptan prácticas islámicas como una forma de rescatar valores tradicionales

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Géraldine Mossière
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Un nuevo fenómeno aparece en la capital canadiense de Quebec: numerosos jóvenes están adoptando prácticas islámicas, como la celebración del Ramadán, en solidaridad con sus amigos musulmanes. La antropóloga Géraldine Mossière, de la Universidad de Quebec, ha expuesto recientemente este fenómeno en un congreso sobre las religiones.

Géraldine Mossière ha estudiado diferentes grupos de jóvenes, con preponderancia de mujeres entre ellos, que no eran musulmanes de nacimiento, pero que habitualmente frecuentaban asociaciones universitarias musulmanas en Montreal, así como lugares de ocio ligados a estos colectivos. “Me di cuenta de que muchos de estos jóvenes estaban adoptando prácticas islámicas sin convertirse”, explica Mossière. “Celebración del Ramadán, oraciones, prohibición del cerdo a veces, también algunas formas de expresión coloquial, como, por ejemplo, decir “salam” en lugar de ‘hola’. Estos son jóvenes que han experimentado en la escuela una mezcla cultural propicia para la integración de ciertas creencias culturales. A veces lo hacen en solidaridad con sus amigos musulmanes. Aquellos que no van a la conversión ven las prácticas musulmanas como un desarrollo personal, como el yoga o la meditación”.

En su conferencia, recogida por el periódico canadiense “La Presse”, la antropóloga Mossière explica cómo para estas jóvenes la oportunidad de centrarse en el hogar y los niños, estudiar si lo desean, y sin obligación de trabajar, no se ve como un modelo machista en absoluto. “Citan con mucha frecuencia el hadiz [colección de palabras atribuidas a Mahoma] que dice que el paraíso está a los pies de las madres”.

En opinión de Mossière, es indudable que “hay un nuevo grupo emergente de jóvenes, social y políticamente comprometidos, que tienen una visión algo crítica de la sociedad y se convierten en musulmanes porque creen en una visión alternativa de la sociedad, en una economía de trueque y en una una sensibilidad ambiental muy fuerte. Quieren una educación especial para sus hijos, a menudo en casa. Ven el Islam como una herramienta para desarrollar esta cultura alternativa. El Islam se convierte en una forma de protesta. Pero, por el contrario, entre los quebequenses nativos que adoptan ciertas prácticas musulmanas sin convertirse a sí mismos, es rara la utilización del velo. Como no es aceptado por la sociedad, no lo usan para no tener problemas.

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(La Tribuna del País Vasco)

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