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¿Ha sido el gobierno chantajeado con la crisis del coronavirus?

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Una teoría de la conspiración sobre el coronavirus muy original

 

El mundo de la conspiración o de los conspiranoicos, como se quiera llamar, es tan variado como sorprendente. Y todos sabemos que podemos encontrar aquí cualquier tipo de teoría, explicación a medida o directamente astracanada, aunque a menudo se trata de tramas bastante certeras o que tienen un cierto fondo de realidad.

 

Daría para un artículo muy largo contar siquiera un breve resumen de muchas de estas teorías que ahora están sonando en Internet y que tocan muchos palos. Porque tenemos, por ejemplo, gente que está buscando fosas comunes en las localidades de Mequinenza y Almacelles, donde un fiscal muy malo habría enterrado a un montón de sicarios que colaboraban con él (Expediente Royuela). O gente que dice que Joe Biden está ya muerto y que lo que vemos es un clon, como empezó a decir un tal Rafapal y un conocido seguidor suyo, que se hace llamar o se llama Juan de la Familia Lankampf.

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Un tipo peculiar, éste último, que ha saltado hace poco a la palestra por haber sido el joven, supuestamente Asperger, que habría relacionado a Juan Carlos I con lo ocurrido con las niñas de Alcácer. Una presunta calumnia grave con potencia en los medios que podría suponerle una multa de más de 700 € y que yo espero, por las personales circunstancias de este señor, que no se llegue a cobrar nunca.

 

¿Estaba siendo Pedro Sánchez chantajeado con las medidas del coronavirus?

 

La que os queremos contar hoy es de otra teoría de otra naturaleza. Una que tiene mucho que ver con los acontecimientos que hemos vivido en España, sobre todo, en la pasada primavera de 2020. Una nueva teoría de la conspiración que explicaría muchas de las incógnitas que ha dejado inconclusas la manifiesta astracanada general que realizó el Gobierno y que algunos cursis llaman el Estado de Alarma. Ese enorme cúmulo de despropósitos. De hecho, no deja de ser pintoresco que el bufón redomado de Fernando Simón, también llamado portavoz de no sé qué, se dedique a decir verdades del calibre siguiente:

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Encerramos a la gente en su casa porque tampoco sabíamos muy bien que hacer“.

En pocas palabras, lo que quería reconocer este personaje es que se clausuró la economía y la libertad de una de las naciones más libres y prósperas de la tierra porque no sabían qué otra maldita cosa hacer. De ser cierto, no está nada mal y esto viene a confirmar la improvisación y la chapuza que han caracterizado al Gobierno y oposición de uno de estados más avanzados y ricos del mundo, pero a esto se añade también el factor de la mentira.

 

En realidad, no existía el comité de expertos, nos reconocieron hace muchos meses, precisamente los mismos que venían de justificar todas sus barrabasadas e competencias en el nombre de dicho comité. Tócate los huevos, Mari Puri, que dirían en mi pueblo, aunque hace ya mucho que esto dejó de ser un pueblo y se convirtió en un rebaño de dóciles gilipollas.

 

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El interrogatorio de Matías Prats a Pablo Iglesias

 

Pero vayamos a la explicación que se les ha ocurrido a ciertos señores youtubers, poco conocidos, como Juanjo Patiño, y tiene poco que ver con platillos volantes o clones y cosas de éstas. Y aunque no comparto ni mucho menos todo el desarrollo de la trama, por empezar por el final, estaríamos hablando de un chantaje de Estado sin precedentes. Y el vector para realizar coacción sería un ataque biológico, por medio al parecer de mosquitos, que habrían sido liberados en nuestro país para provocar contagios masivos de coronavirus.

 

Según está teoría de los mosquitos, el agente de contagio para extender los casos de coronavirus en España y otros países serían estos insectos. Una idea que a mí desde el principio me pareció que no se ajustaba a la realidad, por la información que uno va recopilando y los casos cercanos de contagios que tengo, pero la segunda parte de esta teoría sí que me pareció sugerente.

 

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Y es que en el trasfondo de la situación se habría producido todo un chantaje de Estado con epicentro en el Gobierno, que se habría visto forzado a tomar ciertas medidas sanitarias para ocultar sus responsabilidades en temas tan turbios como, por ejemplo, las muertes masivas de ancianos en residencias.

 

Lo cierto es que resulta cuando menos sospechosa la actitud del Gobierno en muchas cuestiones y las respuestas que daban a veces. Yo sí recuerdo, por ejemplo, con especial extrañeza, cómo Pablo Iglesias era acorralado por un Matías Prats que le hacía preguntas muy incómodas. Y la expresión del Vicepresidente del Gobierno era de todo menos de confianza, totalmente desprovisto de esa chulería que le caracteriza. O esas respuestas del estilo “encerramos a todo el mundo porque no sabíamos qué hacer“. O lo del comité de expertos que luego no existía. Toda esta chapuza e improvisación que recuerda a crímenes extraños del pasado y que siempre tenían relación con el poder, pero que nunca se resolvían del todo: el propio Alcácer que hemos nombrado antes, el 11M, el 23F…

 

Una teoría sobre el covid 19 que explicaría las medidas represivas del Estado

 

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El papel de la oposición tampoco está muy claro, por otro lado, cuando ellos mismos convocaron sus propios aquelarres en las fechas fatídicas de marzo de 2020. Y ahí está el famoso mitin de Vistalegre de Vox. Y unos y otros han justificado, en mayor o menor medida, medidas tan restrictivas como los encierros o incluso el usar la fuerza para reducir a personas que sólo querían salir a la calle. Y también está esa recurrente teoría de la conspiración de las luces en el cielo, por las noches, con ruidos de motores extraños, que ha dado lugar a que más de uno sospeche de la utilización masiva de drones para vigilar a los ciudadanos. O el por qué se fumigaban calles y caminos cuando se supone que el virus se transmite entre humanos.

 

Sin embargo, en sintonía con la teoría anterior, se podría pensar también que tales drones no estaban sino para vigilar a posibles agentes que pudieran estar realizando sabotajes contra la salud de la ciudadanía o, en general, los intereses nacionales. Esto explicaría también, de alguna manera, los estrictos controles en la calle y las limitaciones de movimientos, inclusive afectando al aforo de locales y hasta de casas particulares. Una situación inédita para la que se han movilizado incluso Cuerpos de Policía Municipal de todo el país, pero también al Ejército.

 

¿Estamos ante la repetición de la persistente amenaza terrorista del 11M?

 

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Hay un claro precedente de esto: la crisis terrorista que empezó con los atentados del 11M y que se extendió por espacio de meses después de los ataques en los trenes. Y para el que dude de esto, decir que el propio Gobierno no ocultó la gravedad de la situación en lo que el propio Ministro Acebes calificó de persistente amenaza terrorista. Y nada menos que 300.000 funcionarios armados se movilizaron, sobre todo policías, apoyados por personal, vehículos y helicópteros de las Fuerzas Armadas. El propio Comisario General de Información de la Policía Nacional reconocería, años más tarde, durante el juicio del 11M, que estaban apretados porque sabían que los terroristas iban a volver a atentar.

 

De hecho, en sospechosa coincidencia con esos terroristas que decían perseguir y que perseguían, pero que nunca fueron capaces de encontrar, al día siguiente de encontrarse una mochila bomba en la vía del AVE de Mocejón, en la provincia de Toledo, se llevó a cabo la infamante y surrealista performance de los suicidas de Leganés. Unos presuntos terroristas tan chapuceros qué hicieron todo lo posible para dejarse coger, después de presuntamente colocar todas esas bombas, pero que no resultaron ser sino confidentes policiales sacrificados.

 

La verdad oficial por un lado y los hechos por otro, mientras por el medio discurren las teorías de la conspiración

 

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Unos comandos demasiado profesionales como para ser neutralizados por nuestras Fuerzas de Seguridad en pleno, luego queda descartado que fueran esos presuntos subnormales de Lavapiés que lo hicieron todo según la sentencia. Esos mamelucos de diferentes países árabes que no juntaban ni 2 grados escolares entre todos, pero que fueron capaces de sorprender a nuestro Estado en medio de una alerta antiterrorista sin precedentes.

 

Lógicamente, y aquí no hay teorías para la conspiración, en un caso la amenaza tenía que ver nada con esos pobres cabezas de turco, eliminados en su mayoría en la opereta de Leganés.

 

Como conclusión, decir que aunque no me encaja el tema de los contagios provocados por moscas y mosquitos, mucho menos me puedo creer que todo esto del virus sea una situación sobrevenida y espontánea, fruto de la naturaleza y hasta del mal comportamiento de la humanidad. Para mí es obvio que alguien ha soltado esa mierda que hace enfermar a la gente, en el formato que sea y desde los dispositivos que sean, y no tengo ninguna duda de que se ha repetido el chantaje de Estado que sufrió el Gobierno de Aznar en 2004. Por lo tanto, no puedo validar toda esta teoría de la conspiración, pero si decir que cuando río suena agua lleva. Y es el Gobierno o el Estado, mejor dicho, el conjunto de instituciones que deben dar explicaciones a la ciudadanía y no pedírmelas a mí por volver a mi casa a la hora que me dé la gana, por ejemplo.

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Y si no nos cuentan alguna respuesta convincente estamos en nuestro derecho de formular las teorías de la conspiración se nos ocurran o de creérnoslas o no, porque si algo está claro es que la credibilidad de las instituciones ha quedado más que en entredicho. Yo creo que para siempre.

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