No podemos decirles mucho más, sin caer en un lenguaje que sería más propio de la canalla roja. Estas son las bondades de la democracia. Culpen ustedes a un Rey que no puede hacer nada porque así se diseñó su puesto -sin poder alguno- culpen ustedes al virus, culpen ustedes a los fascistas, a Franco, a VOX, o a la señora madre de todos ellos. Culpen. Culpen a cualquiera. Pero por amor de Dios; ni se les ocurra culparse a ustedes mismos, dignas ovejas que depositan el voto cuando se lo ordenan.
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