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España se ha convertido en una gran familia “Botejara”

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José Manuel Otero Lastres.- Como seguramente recordarán algunos de ustedes, “La España de los Botejara” fue una serie televisiva de 10 episodios, dirigida y presentada por Alfredo Amestoy, que emitió Televisión Española en 1978, en la cual, tras dos años de trabajo, su autor logró un verdadera radiografía de una familia extremeña de clase media-baja. Se trataba de los “Botejara”, una amplia familia de Villanueva de la Vera, cuyos miembros hablaban de su desarraigo, dispersión, desclasamiento, ruptura generacional, pérdida de la fe religiosa y otros fenómenos que se habían ido produciendo en los años pre-democráticos. A través de la serie, Amestoy pretendió retratar, a través de una proyección, a toda la clase media-baja española.

Los recuerdos que poseo de aquella serie son –y lamento ser tan sincero y directo- que los miembros de aquella familia hablaban sin pudor alguno y con una notable ignorancia de lo divino y humano. No importaba el tema sobre el que les preguntaba Alfredo Amestoy, en lugar de optar por el prudente silencio del que nada o poco sabe de la cuestión, los protagonistas se enredaban en peroratas plagadas de vulgaridades y lugares comunes. Es muy posible que los “Botejara” representaran fielmente la verdadera realidad de una pequeña parte de la sociedad española, la clase media-baja, de finales de los setenta del siglo pasado.

Desde aquellos años hasta hoy ha pasado mucho tiempo, todo nuestra andadura democrática, durante en el cual se fue extendiendo a todas las capas sociales la llamada “educación general básica”. Lo cual debería haberse traducido en una manifiesta elevación del nivel cultural de nuestra ciudadanía.

Mi impresión es que una gran parte de la sociedad española actual, gracias al acceso a la cultura que propició la democracia, dispone de más información que la de finales de los setenta. Lo que no estoy tan seguro es de la información transmitida haya tenido un nivel mínimo de calidad aceptable. Más bien creo lo contrario, a saber: que el nivel del “paquete cultural que se ha enseñado” ha sido muy deficiente. Por eso, si es verdad que la cultura se ha extendido notablemente entre la ciudadanía, también lo es que el nivel formativo general es muy manifiestamente mejorable.

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Lo hasta aquí dicho me lleva a concluir que si bien ha aumentado el nivel económico general y ha crecido también el número de ciudadanos con acceso a la formación, el resultado final es que España se ha convertido en una gran familia “Botejara”. O dicho de otro modo, “todos somos Botejaras”, ya que hoy la mayor parte de la ciudadanía sabe tan poco de todo como entonces la citada familia extremeña y –lo que es más relevante- con tan escaso bagaje de conocimientos cualquiera se permite opinar de todo. Pero entiéndaseme bien: bendita sea la libertad de expresión, que es una conquista irrenunciable. Lo que me gustaría es que lo expresado libremente fuera una opinión pública que estuviera mucho mejor formada.

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