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Es un secreto a voces. Se avecina una nueva crisis económica a nivel mundial. En España los primeros síntomas han llegado y, como siempre, el damnificado es el paro, que en agosto aumentó hasta alcanzar los peores datos desde el año 2010 y una caída de cotizantes que no se recordaba desde 2008. A ello se suma el desplome de la contratación indefinida. Algunos economistas alertan que los efectos de la crisis en ciernes podría afectar a más de la mitad de la población.
El “alocado” de Sánchez, como antes Zapatero, no hace sino empeorar las perspectivas por sus promesas electoralistas de gasto sin control. Están volviendo a cometer los mismos errores que cometió Zapatero en el pasado.
Por su parte, Sánchez sigue a lo suyo y ha fanfarroneado de que solo el PSOE cuenta con el equipo humano capaz de hacer frente a una posible recesión económica. “El resto de formaciones no tienen a nadie”, ha afirmado.
Especialmente ha alabado a la ministra de Economía y Empresa en funciones, Nadia Calviño, con quien le gustaría contar de nuevo para el Gobierno, así como con el resto de los miembros de su gabinete. “Estoy muy contentos con todos”, ha afirmado.
Sánchez ha defendido sus anuncios sobre las pensiones y la reducción de las peonadas porque, según ha dicho, ni los pensionistas ni los trabajadores del campo pueden pagar las consecuencias de la parálisis política, y ha asegurado que el Gobierno ya cuenta con los informes para desbloquear las entregas a cuenta de las comunidades autónomas.
“Y eso es lo que vamos a hacer en los próximos días”, ha prometido el jefe del Ejecutivo en funciones, quien ha cuestionado a PP y Cs por no haberse “desmarcado” de las acusaciones de Vox al PSOE y por dar al partido de Santiago Abascal una “influencia” que los ciudadanos no le dan con sus votos.
