Opinión

Errejón, chouí, chouí

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Es como exhumado de un comic de los de entonces, de un TBO, o de un LGTBO, o TBOLGT. Es un personaje de tira, salido de la prensa más anacrónica y sepia, si sus fundamentos no se pareciesen tanto a los de Snoopy, Carlangas, o Linus, aunque aspire a ser Bart Simpson cuando crezca, no me cabe duda, pero hay que valer. No le llega a Mafalda -en filosofía y letras- ni al dobladillo de la falda, y carece de la gallardía y dignidad de Tintín, la combatividad de Pelopincho y Cachirula -del viejo Billiken de mi postguerra, como Ramper- o la dignidad en la pobreza de Doña Urraca y de Carpanta -el que soñaba con pollos asados- y sin duda no tiene la ingenua maldad de Daniel el travieso. Eso sí, prevé el fracaso y el invierno de las cigarras y fomenta chiringuitos-trinchera, para comer caliente, vamos, digo. ¡No es tonto del todo!

Siempre le sacan –para hacer unas risas- de churumbel payo, o como el del pelito único, Polito -el hijo adulterino de Olivia y Popeye- con su chupete, como a Maggie, la hermanilla menor de Bart y de Lisa, la del saxo. La misma que odia al niño de la sola ceja -que siempre me ha recordado a Ruiz Gallardón, como los camellos, que se le parecen- y tiene connotaciones del Smithers, el pelota del señor Burns,
Sin animadversión –acritú, decía el Guerra- decir las majaderías que dice para sobrevivir –la más inocente la de las tres comidas venezolanas- y sin caer en la gerontofilia que le asola- le viene al pelo lo de que:

El que nísperos come,
espárragos chupa,
bebe cerveza
y besa a una vieja,
-¡aunque la anciana fuere comunista!-
ni come,
ni chupa,
ni bebe,
ni besa.

Lo mismo vale para comer espárragos, chupar viejas o besar nísperos. Dice unas barbaridades, unas memeces y unas sonseras, de escándalo, que moverían a risa, si no fuese malo como la carne de pescuezo. Sin andar por los armarios como homosexual, que se sepa, llegado, digo, a los 36 años, ya debería sentar la cabeza y la plaza, y nosotros, los que pagamos el sainete, hacernos las preguntas que proceden, claro: de dónde viene, quién es y adónde va el angelito, y ser devuelto al corral, o al remitente.

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No hay mansiones en Galapagar para otro mendrugo. Sobran los caraduras líquidos. Con mis cuartos, no, of course. Viene del chavismo más espeso y cruel, al que ha contribuido con sus exiguas capacidades –que comparadas con las del Maduro resultan excelsas, claro- a convertir en una pesadilla que no cesa, como el rayo de Hernández, de cobrar por no trabajar contando portales, de presumir de protagonismo en una universidad española afectada de endogamia provincial, en la que la rama de ciencia que se arroga es puro camelo, en tiempos estudios de niñatas, que procedían de la cultura general. Menudo baggage acompaña al barbián. Va de politólogo el andoba, inmerso en la postverdad y la levedad.
Lo que sí se aprecia es a un comunista rancio, caducado, revirado y atravesado que no se decide a trabajar. Y eso nos lo pasa por la nariz, a manera de pluma, y suelta lugares comunes que dejaron de serlo hace ya mucho.

Al fin un pájaro chouí, en lo que se convirtió en los brazos maternales el jodío indiecito guaraní, por encaramarse al árbol que no le correspondía. Es lo que mejor le cuadra, pero como siempre se ha dicho, de cuenta. Que se la paguen sus ancestros, deudos y demás familia.

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