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La respuesta inicial de la administración Biden a las manifestaciones masivas por la libertad que tuvieron lugar en Cuba el fin de semana fue una vergüenza internacional.
Mientras los cubanos salían a las calles desafiando a la policía totalitaria del régimen comunista, la Casa Blanca adoptó un silencio profundo y cerró filas ante la prensa. Senadores como Marco Rubio o Ted Cruz, gobernadores como Ron DeSantis o Greg Abbott y figuras como Rudy Giuliani o Donald Trump se apresuraron a darle su apoyo a los valientes anticomunistas, pero desde el gobierno no hubo respuesta por más de 24 horas.
El sábado, un alto funcionario del Departamento de Estado tuiteó que la administración veía las protestas como un mero resultado del descontento por la falta de vacunas en Cuba, país que decidió fabricar su propia versión en vez de importar del extranjero.
Esta declaración oculta o ignora un reclamo de casi 70 años en contra de una brutal dictadura que ha subyugado a 10 millones de personas por décadas. Las consignas gritadas por miles de personas que arriesgaban su vida en las protestas eran muy claras: “¡Libertad!“, “¡Cuba no es de ustedes!” y “¡Muerte a la dictadura!“.
Esto también oculta lo que padecen los residentes de la isla. Lo que está matando a los cubanos no es el coronavirus, es el hambre y la escasez de medicamentos producto a más de medio siglo de políticas comunistas.
Finalmente, este lunes, cuatro días después de que empezaran las protestas, Joe Biden emitió una declaración propia diciendo que “apoya al pueblo cubano y su clamor por la libertad“, pero volvió a repetir que desde el gobierno demócrata creen que la principal razón de las protestas es la falta de vacunas en medio de una segunda ola de casos de Covid-19. Esto es simplemente falso.
Además, no hizo mención de las denuncias del dictador Miguel Díaz-Canel del domingo, cuando dijo que los problemas de Cuba se deben al “bloqueo” de Estados Unidos, que no es un bloqueo si no un embargo. Ante esta retórica, Biden debería haber desmentido el relato comunista, al menos que esté pensando en levantar el embargo, como hizo Obama en 2014.
Los cubanos necesitan un gobierno en Estados Unidos más fuerte y con mejor liderazgo internacional.
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