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El Real Madrid arrasa a un impotente Unicaja (68-95) y logra su 28ª Copa

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El Real Madrid culminó su fantástico fin de semana en Málaga con otra exhibición que le permitió recuperar el trono copero perdido en 2018. Victoria contundente de los blancos que superaron a un impotente Unicaja, que no pudo hacer frente en ningún momento al poderío del conjunto madridista. Campazzo, otra vez el mejor, fue el motor de la victoria blanca, que lleva a las vitrinas de Chamartín un nuevo título, el 19 de la era Laso.

Llevaba Málaga toda la vida esperando este partido. Años de historia. Temporadas llenas de ilusión que confluían todas en el Carpena. Era un día de fiesta para la ciudad que no tardó en convertirse en una pesadilla. Porque el Real Madrid escapó del papel de invitado para convertirse en protagonista principal del festejo. Campeón por la vía rápida. Rey de Copas.

Salieron los blancos con el rodillo puesto. Comandados por un brillante Campazzo que cada día que pasa tiene más aroma de NBA. Un jugador total en cuya plenitud vive feliz el Real Madrid. En las manos del argentino creció el acierto del conjunto blanco, especialmente inspirado en el perímetro en estos minutos iniciales. Hasta ocho triples anotaron los blancos en los primeros minutos. Avalancha ofensiva que dejó sin respuesta al Carpena (14-35, min. 14).

Los prematuros problemas de faltas de Tavares le llevaron al banquillo y aliviaron un poco a los locales. Sin el gigante en la zona, el Unicaja vio una pequeña grieta en la avalancha madridista y se lanzaron a por la remontada. Ala ausencia de Tavares se unió la de Campazzo, cuyo descanso le sentó fatal al Real Madrid. Fue Brizuela el que comandó la reacción verde. Un parcial de 12-0 que reactivó a la grada y puso al Unicaja por debajo de los diez puntos (26-35, min. 18).

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Festival de Carroll y Tavares

Llamó Laso a Campazzo y para tapar las vías de agua sin esperar a que el naufragio fuera mayor. Y resultó balsámica la vuelta del argentino, cuyo impulso final antes del descanso –al que se fue con 10 puntos y 7 asistencias– permitió a los blancos aumentar de nuevo la ventaja (28-43, min. 20). Sin contar una solitaria canasta de Llull, solo anotó de tres el Madrid en ese segundo cuarto. Acertadísimos los blancos en el triple (10 de 18 a mitad de partido).

El arreón final del Madrid no sepultó la fe del Carpena, orgulloso y entregado durante todo el partido. Apoyo constante para su equipo, al que no abandonó ni siquiera cuando veía imposible el título. Algo que comenzó a ocurrir nada más volver de los vestuarios. Porque no especuló el Real Madrid, inmenso rumbo a un nuevo título.

Con Tavares otra vez en la cancha y con Campazzo elevando su nivel en cada acción, el Madrid fue un ciclón ante el que el Unicaja solo pudo sacar bandera blanca. Hasta Carroll, irregular toda la temporada, se sumó a la fiesta con una serie de triples que pusieron en pie a la grada (40-68, min. 29).

Sirvió el resto del partido, para repartir ovaciones y agradecimientos. Otra vez se llevó buena parte del cariño Felipe Reyes, mimado por el Carpena en la que parece su última Copa, pero también Campazzo, al que despidieron de manera unánime con gritos de MVP. Apenas tuvo historia el último cuarto más allá del pundonor de Suárez por maquillar el resultado y el de Laso por hacer partícipes a todos de un nuevo título. Copa del Rey que reafirma el dominio blanco en la canasta nacional.

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