Melilla

El Gobierno comienza a retirar la “tercera valla” de Melilla para facilitar la entrada de ilegales

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La mayoría de los españoles no sabe –se quiso mantener en secreto- que nada más llegar a La Moncloa, Pedro Sánchez recibió una visita extraordinaria. Era George Soros, que mantiene una guerra global y sin cuartel contra las naciones europeas. Paga a cientos de ONG, partidos izquierdistas, bandas antifascistas, diarios digitales y páginas y blogs en todo el mundo para sus campañas. Tiene mucha nómina en España y hoy parece sentir predilección por nuestro gobierno. A quien odia Soros es a Viktor Orban, el líder húngaro que gobierna con inmenso apoyo popular. No como Sánchez. Su parlamento aprobó leyes por las cuales quien intenta ilegal y violentamente entrar en Hungría es expulsado de inmediato tras ser procesado por lo que jamás puede aspirar a regularizar su situación en aquel país. Hungría es una nación que resiste a Soros y tiene fronteras que todos respetan. Nosotros por el contrario nos hemos convertido ya con Sánchez en su juguete favorito.

El Gobierno ha comenzado a retirar esta semana en Melilla la sirga tridimensional de la valla perimetral que la separa de Marruecos, un entramado de 12.000 kilómetros de cables de acero que discurre entre las dos vallas de seis metros de altura que fueron instaladas en el año 2006 para evitar que se repitieran las entradas masivas de extranjeros que se sucedieron a lo largo de 2005.

Según han informado a Europa Press, la decisión de quitar la denominada “tercera valla” se enmarca en la determinación del Gobierno de Pedro Sánchez de retirar la concertina, las cuchillas cortantes que coronan las vallas, y al mismo tiempo quitar la sirga tridimensional que con el paso del tiempo no solo no evitaba las entradas, sino que facilitaba el salto de las alambradas.

La sirga, creada principios del año 2006, tuvo un coste de 20 millones de euros y de ella se destacó que contaba con sistemas físicos y de alta tecnología para dificultar el paso de los inmigrantes.

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12.000 KILÓMETROS DE CABLES

El nuevo sistema tenía por objetivo retardar en al menos quince minutos la entrada de las personas inmigrantes y evitar que se lesionasen en el intento.

La sirga recorre 9,9 kilómetros de perímetro y se extiende desde Aguadú hasta el dique sur, con un cable de acero trenzado que suma una longitud de total de 1.200 kilómetros, “la misma distancia que va desde Cádiz hasta Lérida”, se destacó en su día.

El sistema lleva asociadas unas cámaras que detectan cualquier movimiento próximo a la valla y permite, desde el centro de control de la Guardia Civil, identificar si se trata de personas, vehículos o animales.

La sirga tridimensional fue la primera valla de estas características que se construyó en el mundo, pero desde esta semana se ha comenzado su retirada por operarios para implantar el nuevo sistema que quiere implantar el ministro del Interior Fernando Grande-Marlaska que incluye además quitar las concertinas, con el fin de lograr una frontera más segura pero menos lesiva.

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