Colaboraciones

El empleado de la factoría automoción

Published

on

¡Comparte esta publicación!

Argimiro Gómez.- “Yo vivo como un rey, a mi no me falta nada”. Como un loro me repitió un empleado en los años 80 de una factoría de automoviles. Y era cierto, durante la segunda mitad del siglo pasado, occidente, popularizó unas condiciones de vida, que ya hubieran deseado muchos reyes de la antiguedad… Era la primera en la historia en que el hombre podía vivir libre de hambre, del frío, de la guerra y de las enfermedades, el desarrollo humano ha sido sin precedente.

Pero a este desarrollo tecnológico no le acompañó un desarrollo moral y humano… sino un retroceso moral; la decadencia moral ha sido también sin precedentes, así en esta sociedad, los jóvenes, incluso los de nuestro lado, están más interesados en pasar el fin de semana con una chica en la sierra que en labores relacionadas con el bien común, carentes de la sana ideología cristiana que guiaba la sociedad en la que fuimos educados. El hedonismo anestesia a nuestra sociedad, cuyo único objetivo en la vida es la búsqueda de los placeres. Hasta tal punto nuestra sociedad está anestesiada que no es consciente de los graves peligros que se ciernen sobres nosotros. Una sociedad así, desinformada, sin guía moral es fácilmente manipulable. El plan de los poderes supranacionales está apunto de completarse, llevan décadas diseñando el plan, cuya fase final esta en pleno desarrollo, y es la destrucción del fenomenal desarrollo humano conseguido por Occidente. Una de las armas es poniendo gobiernos títeres carentes de de principios morales, cuya pésima gestión está endeudando a los estados, hasta limites sin retorno, haciendo así a los ciudadanos esclavos a un sistema financiero supranacional.

Estos poderes supranacionales, simbolizados en el libro del Apocalipsis por la bestia de siete cabeza (sionismo, Masonería, Jesuitas,ONU…) está pomoviendo un éxodo del continente africano hacia Occidente, que en pocas décadas será irreversible y con consecuencias desastrosas para la raza blanca. Occidente no tiene capacidad de acoger 200 millones de africanos sin poner seriamente en peligro nuestra seguridad, prosperidad, salud… Nuestro desarrollo, la vida ya no seria igual…hasta el punto de la extinción de la raza blanca… el empleado de la fábrica de automoviles, ya no vivirá libre del hambre, del frío, de la guerra y de las enfermedades.

Advertisement

Escriba una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Salir de la versión móvil