Opinión

“El discurso de odio” por Angélica Fierro

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Pobre de aquel que confunde lo “políticamente correcto” con lo “moralmente correcto”: no es más que un patético y lamentable peón del sistema que destruye su propia identidad y la de su gente

Hace tiempo, en un artículo anterior, dije que Occidente, por desgracia, se derrumba inexorablemente, y que el enemigo de nuestra gente, ha sido hábil al jaquear, durante décadas, los dos pilares que sustentan al Viejo Continente, su raza y su religión.

La raza, como se apuntó, se destruye mediante el mestizaje,  también alegando que en sí misma “no existe” (un disparate sideral: Ver articulo LAS RAZAS, EL RACISMO Y LAS MENTIRAS DEL SISTEMA), en tanto que la religión se rompe mediante la subversión de sus dogmas, convirtiéndola en algo chirle, e inconsistente, ajena por completo a su tarea de acercar al Hombre (hombre, entendido como género humano) a Dios, y elevarlo moralmente.

Así, en la actualidad, presenciamos una degradación total de principios éticos, un hedonismo desenfrenado, leyes que reflejan un desprecio total por el grupo racial-nacional, poniendo por encima de él al individuo (lo que genera la destrucción de ambos) y una religión subvertida por completo, traicionada por su jerarquía (salvo honrosas excepciones) mientras se avanza hacia una total carencia de identidad étnica. Las Iglesias “cristianas”, la católica y la mayoría de las iglesias protestantes se convierten en meras ONG de beneficencia y nada más, con el inevitable “sello” progre.

 Durante décadas de lavaje de cerebro, se ha intentado por todos los medios que el nativo de raza blanca se sienta avergonzado de ser tal, de su pasado, de sus ancestros, de su historia, mientras se busca instalar en él un profundo sentimiento de culpa, y de esa forma, dejarlo inerme, tanto en lo psicológico como en lo físico, con todo lo que ello conlleva.

Hay muchas armas empleadas para conseguirlo, pero una de las preferidas por el adversario para lograr su perverso objetivo, es la de atacar a quien lucha por la identidad, y la cultura propia de Europa y los países blancos, pretendiendo que esgrime un discurso de “odio”. (O “conspiranoico”, en determinados casos) lo cual, no es sino una burda maniobra, que en definitiva, aspira a evitar la confrontación y el debate centrado en argumentos. No hay que ser un genio para darse cuenta de que resulta mucho más fácil, acusar a fulano o zutano de encontrarse imbuidos de tal sentimiento negativo, señalarlos histéricamente indicando “que los mueve “el odio”, antes que intentar retrucar sus afirmaciones si estas son opuestas a los dogmas inapelables impuestos por las elites. Con ello, matan dos pájaros de un tiro: por un lado desvían el foco del problema señalando insidiosamente a quien expone del modo que a ellos no les gusta, mostrándolo como un ser siniestro, y de esa manera, al exhibirlo ante los incautos como un “villano” lleno de “odio” disimulan el hecho de que en realidad, son ellos quienes están violando la libertad de expresión y de conciencia que tanto esgrimen, pero que únicamente valen cuando se trata de defender los postulados que el sistema pregona dogmática e inapelablemente.

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La pura y total verdad es que el remanido “discurso de odio”, tan cantaleteado, no es otra cosa sino el discurso “políticamente incorrecto”. Vale decir, aquel discurso que no encaja con la “historia” oficial, ni con la Ideología de género, ni con las políticas de inmigración descontrolada, ni con el “cristianismo” (absolutamente falseado y tergiversado) que se nos quiere vender.

En suma, es el discurso que el sistema no tolera porque va en contra de sus perversos objetivos de destrucción de nuestra gente.

En tal contexto se entiende perfectamente que ciertos personajes históricos, que sí fueron baluartes de la raza, la identidad y la religión europeas sean totalmente demonizados y quienes los defienden en la actualidad, se conviertan poco menos que en parias, pierdan su trabajo, sus bienes y, obviamente, enfrenten absurdos e injustos “procesos” judiciales.-

Para acreditar lo que digo, basta con recorrer  páginas de Internet, estatales y no estatales, de ONGs varias, religiosas y no religiosas, y de las más variopintas calañas, y la cantinela es siempre, siempre la misma: “Que en los países europeos arrecian los “discursos fascistas”, que crece el “nazismo”, que se discrimina, que Europa no ha aprendido a ser diversa, y bla bla bla bla…. Lamentable, por cierto, porque esas arengas vienen, en la mayoría de los casos, de blancos anti-blancos, que jamás se detienen mínimamente a preguntarse cuáles son los motivos por los que ocurre tal cosa. No entienden estos charlatanes que eso que ellos califican de “discurso” de odio, no es otra cosa sino la manifestación de la defensa,- a veces realizada de manera poco ortodoxa, es verdad- que cada vez más hombres y mujeres de raza blanca intentan hacer de su tierra, su raza, sus costumbres, tradiciones, religión, en suma, de su identidad devastada por la traición de sus líderes políticos, Vaticano incluido por supuesto. Defensa, que, por otro lado, hipócritamente, es alabada cuando son personas de otras razas las que la llevan adelante, pero denostada, perseguida, y descalificada como “diatribas de odio”(conforme lo expresado) cuando son personas blancas las que la ejercen.-Porque, los izquierdistas y otros, (no sólo el rojerío, hay que reconocerlo) con el cerebrito bien lavado por el Nuevo Orden Mundial, no alcanzan a entender, pobres ilusos, que cada persona, trae un patrimonio genético y una herencia cultural ancestral a la que no puede renunciar, aunque quiera, y es esa unidad indivisible, la que nos forma y nos forja, la que define lo que realmente somos.

Por eso, el marxismo, necesariamente es destructivo, y mucho más, el marxismo gramsciano: al promover el multiculturalismo, el mestizaje, la invasión a Europa, (ninguna teoría conspiranoica, sino la realidad tangible) como pretende el Nuevo Orden Mundial, forzosamente, provoca el aniquilamiento de la idiosincrasia de nuestra gente, y de su herencia biológica, que en definitiva, es el objetivo de nuestros enemigos.-

¡VIVA CRISTO REY!

 

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Angélica Fierro.

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