Opinión

El Almeida es un rata

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Y, además, le acompaña la cara, como la sonrisa tetánica a la Villacís, a la vicealcaldesa, antes -de soltera- teniente de alcalde, a la que parece halagar el cargo que ha creado para ella –de la nada- el rata éste, embaucador, como hace de siempre el payaso tonto con un ramito de flores de las que sale agua y moja al otro. Es el culpable de lo que pase en las comunidades de Madrid, Murcia y cualquiera otra. A la larga, a España. Poco le importa, al jeta. La abogacía del Estado ya no es lo que era, con esta eminencia y la Seoane López -la gloriosa sumisa al ejecutivo del juicio al Procés, que cubrió la baja del represaliado por negarse, como san Pelayo- cuando Calvo Sotelo la dignificaba.

Ha burlado a Vox, el caradura, nos ha engañado a una buena parte del pueblo soberano español y madrileño –del que procedía el alcalde de Móstoles, que no lo olvide- de la manera más burda, faltando a su compromiso escrito, tipo bellaco. Sumamos 124.252 en la primera salida seria, y nos ha estafado, ha faltado a su palabra y la reata –que pagará a plazos implacables- está en manos de Ortega Smith, que no se chupa el dedo que yo sepa y que nos va a resarcir de la engañufa del listo este, cuando menos le venga al pelo de rata que le viste, suavecito y echado hacia atrás.

Tuvo que escuchar el miomorfo Muridae, este, el viva España de Ortega en el Consistorio, que no fue poco. El Martínez sabio que, sumaba, (el PP), 394.708, (un partido que lleva disponiendo desde 1989 (28 años), total el triple que Vox, con seis años a sus espaldas) que no es para tanto, o los 311.617 de Ciudadanos (2,5 veces más que Vox), que lleva en la noria desde 2006 (13 años). No es para tirar cohetes, ni menos para ponerse gallitos y exigir la sodomización porque sí, porque me sale, a cambio de dejarnos jugar con su llavero. Pues no. ¿Pasa algo?

Así lo entendemos todos y cuantos hemos votado a Vox. 2.700.000 españoles, tan dignos y guapos –o más seguramente- que los que se han rendido a los encantos tan descriptibles, del Suarez Illana, de la Tejerina, del Maroto, o del de la moto. Coño. O a los del Girauta girador -a lo derviche-, o a los del Aguado tan disciplinado, o del siniestro vergonzante del Villegas, que parecen haber sido lavados con algún producto tóxico, cuyo aroma ha hecho reaccionar a personajes de peso y fiabilidad como Nart, que no se genuflexan ante Bilderberg, ni ante el macronismo de pueblo, que practica el Valls des cojons, que se parece mucho al de los patinadores –Der Schlitschuläfer Walzer- de Émile Waldteufel.

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Hay que bailar otro vals. Es evidente. No estamos tontos como piensan los periodistas que se dicen de derechas y hablan de España y que, -inmersos hasta el hocico en las subvenciones y mamandurrias del PP o Cs- echan la culpa gratuitamente a los que no se dejan sodomizar, tanto o más que cuando en Público aseveran que la II República vino en unas elecciones libres y limpias, no en un golpe de Estado cuando las municipales del 31 las ganaron los monárquicos por 20.000 concejales, contra 5.000 republicanos. Mienten como bellacos despreciando al pueblo soberano, como cuando aseveran lo mismo de las elecciones generales de febrero del 36, que robaron descaradamente para que ganase el frente popular, sabiendo que mienten. Ochenta años se ha tardado en comprobar y documentar exhaustivamente ese robo de Largo y Azaña.

Eso es menospreciar al pueblo soberano, engañarle, querer pasar por encima de él y machacarlo con tanto retroprogreso, venga de donde venga.

¡Anda por ahí, tuso!

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