Europa

Efemérides del Desembarco de Normandía o el inicio del nuevo orden mundial

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Cementerio de guerra alemán de La Cambe, donde están enterrados 21 222 militares alemanes caídos en combate durante la batalla de Normandía en la Segunda Guerra Mundial.
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CC/AN.- Permítan que frente al tsunami homenajeador del desembarco de Normandía y de las tropas aliadas, recordemos hoy y aquí a quienes combatieron en el otro bando. De entrada, consideramos bastante estúpidos que los europeos autóctonos festejen con entusiasmo una efemérides sobre cuya base se ha dibujado una Europa que es lo más parecido a un vertedero moral. Consideramos bastante estúpido que británicos y franceses celebren lo que llaman victloria sobre los invasores alemanes teniendo el patio como lo tienen. No encontramos un sólo motivo, ni uno sólo, para conmemorar una fecha que confinó lo mejor de nosotros mismos para trasladarnos al angostamiento moral y a la aniquilación del mundo que nos dio la luz por espacio de veinte siglos. Normandía ha sido fuente de todo lo que es contrario a nuestra condición humana, desde la destrucción de las familias a las prácticas eutanásicas que nos ofrecen estos días su cara más siniestra. Solo hay que visitar las grandes urbes europeas para decidir si esta es la Europa triunfante que tenemos que celebrar junto a los mandatarios europeos.

En un documental que analiza la carrera del escritor y guionista de historietas inglés Alan Moore, quien creó Watchmen y V de Vendetta entre otros famosos cómics, este describe que el tipo más poderoso de magia es la que pueden realizar los bardos. En la antigüedad la gente temía que un brujo les dejara calvos o impotentes, pero un bardo, un mago de la palabra, podía crear un insulto tan audaz, una historia tan impactante, que arruinaría tu reputación por completo y de ser lo suficientemente poderosa, esta sería repetida por innumerables desconocidos siglos después de tu muerte. Eso era y sigue siendo aterrador, la capacidad de alterar la realidad con el simple uso del verbo, con una mentira repetida mil veces.

En ocasiones el encantado no es un individuo, es toda una nación. España es experta en sufrir los embates de una leyenda negra convertida en maleficio. Un conjuro tan potente que le permite a cualquier criminal controlar a múltiples víctimas, a veces millones, con el sólo hecho de pronunciarlo. En 1945 naufragó un mundo, se lanzó un encantamiento sobre una nación derrotada y un sin número de criaturas no nacidas en esa tierra. Sin embargo, en el mismo año en que empezara la conflagración, nació un hombre que vivió como Pound le dijera a Serrano: “Mantente fiel a los viejos sueños para que el mundo no pierda la esperanza”.

Solemos recordar a los heroicos guerreros que con sus espadas en mano cargaban contra las huestes enemigas. En esos momentos de violenta euforia la colectividad está unificada bajo un credo común por el cual están dispuestos a morir. Pero el hipnotismo es inmune a las balas, cuando el espíritu ha sido doblegado la carne no se atreve a pelear. Cuando toda la sociedad está bajo un encantamiento sólo unos pocos despiertos mantienen viva la llama del renacer. Porque su honor se llama lealtad, nunca abandonarán a sus hermanos en un mundo de tinieblas, lucharán por liberarlos aun sabiendo que ellos pelearán a muerte para defender a sus captores. Para vencer a los magos del engaño es necesario estremecer la conciencia colectiva, impactar los cimientos de la cultura reinante. Es menester interpretar los deseos de los cautivos para sacar a la luz el coraje que necesitan para volver a luchar. Se necesitan otros bardos, poetas, se necesitan artistas.

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Nos sentimos orgullosos de elaborar un producto informativo dirigido a una mayoría de lectores que han despertado del engaño de nuestro tiempo. Una minúscula elite había decidido que los alemanes debían ser atormentados hasta el fin de los tiempos con un sentimiento de culpa por crímenes que nunca cometieron. Los niños debían crecer odiando a sus padres y a sí mismos, inyectar esa fobia en su descendencia hasta crear una masa suicida dispuesta a pedir perdón a sus asesinos por no ser capaces de morir más rápido.

Entre los otrora invencibles guerreros no existían ya hombres dispuestos a levantar su voz para salvaguardar la vida de la patria agonizante. ¿Por qué un artista debería sacrificar su existencia en pos de una lucha a la que los soldados habían renunciado? Porque ese es su destino, impedir que la materialización de un arquetipo sea arrasada, seguir trovando en contra del ruido del tiempo para que en algún punto futuro la verdad pueda ser escuchada.

Como es habitual las fuerzas del planeta prisión no perdonan nuestra peretensión de combatir el dogma sobre el que se mantiene el supremacismo sionista y el genocidio de los europeos. Sin expirar una sola gota de odio defendemos la Verdad a la que impele nuestro compromiso cristiano.

La mayoría de las personas que defienden la Verdad, sin importales el precio a pagar, nunca cometieron una infracción a la buena conducta o las leyes penales; aún así son declarados como un peligro para las naciones civilizadas. Vemos a diario cómo se amenaza, se injuria, se encarcela y se proscribe a cualquiera que amenace la estabilidad de una dictadura global… escribiendo, usando la razón para desmontar los dogmas sobre los que se basa. Rescatando a la palabra de la prisión de la mentira para que vuelva a ser transmisora de la verdad.

Deberían preguntarse qué están haciendo mal para que ni la fiera propaganda hollywodiense, ni la dictadura del pensamiento único, ni la criminalización de la disidencia, ni las normas coercitivas… hayan impedido que decenas de miles de personas consideren, como nosotros, que no hay razón alguna para festejar el desembarco de Normandía. Nada más desembarcar en Normandía los soldados de la gran coalición, se puso en marcha el primer estadio de la ventana de Overton: introducir el debate sobre el tema del que interese para que vaya penetrando en la sociedad, y de esta manera ir creando un estado de opinión que determine la necesidad de elevarlo a la consideración política. Pese a ello, millones de occidentales cierran filas para defender lo que se intenta extinguir. Medios alternativos, youtubers, intelectuales o grupos identitarios que se rehúsan a ser consumidos por ideologías de género que proliferan por todo el hemisferio.

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Hay una consciencia colectiva que está revelándose contra la tiranía que oprime a Occidente; todas las mentes que se liberan encuentran en los ideales identitarios una guía con los valores que se deben seguir en la lucha por la supervivencia.

Los europeos que combatieron en las playas de Normandía contra el nuevo orden son un ejemplo para todos los que vemos nuestra existencia colectiva amenazada. Un sólo hombre, una sola mujer, que tenga la disposición para mantenerse firme en lo que cree por el tiempo suficiente podrá dar inicio a una gigantesca ola que salve a su mundo de la destrucción, no importa si esta sucede siglos después del fallecimiento del individuo. Aquellos soldados alemanes que perecieron en Normandía luchaban por construir una nueva edad dorada occidental. Su lucha fue también la de las demás razas de la tierra que aspiran a ser liberadas del globalismo y encontrar así el cenit de su propia realización colectiva.

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