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El gobierno socialdemócrata de Mette Frederiksen aprobó, con el apoyo de grupos nacionalistas y partidos de derecha, una nueva ley de control demográfico.
Este jueves, Dinamarca aprobó un proyecto de ley que permitirá enviar a los solicitantes de asilo a un tercer país, previo pago, para que se encargue de su acogida.
La iniciativa ha sido promovida por el gobierno socialdemócrata de Mette Frederiksen, quien desde su llegada al poder en 2019 ha endurecido las políticas migratorias a pesar de provenir del partido que ideó la masiva inmigración de países árabes y africanos. La ley contó además con el apoyo de todos los partidos de derecha del Folketing, el parlamento danés.
El objetivo es disuadir a los migrantes musulmanes de acudir a Dinamarca, ya que con esta ley podrán ser enviados como “subrefugiados” a países como Egipto, Eritrea y Ruanda.
El objetivo oficial del proyecto es conseguir “cero refugiados nuevos“. Esta idea se estuvo hablando meses atrás cuando la Primera Ministra decidió que había que limitar el numero de gente extranjera en el país.
Desde entonces, partidos de centro-izquierda y de la derecha se han aliado en materia inmigratoria para cambiar el rumbo que se había acordado con la Unión Europea años atrás, de convertir a Dinamarca en un centro de inmigración mundial y revertir el envejecimiento de la composición de la población en general.
Esto se debe a que los partidos de Izquierda y Derecha se han puesto de acuerdo en que haber seguido las políticas migratorias que proponían la Unión Europea y las Naciones Unidas mediante sus compactos globales de migrantes y refugiados. Estas tenían puntos en donde la población nativa del país no tenían suficientes beneficios al lado de los extranjeros.
Alfonso Lorenzo de Olmos
