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Los hombres que violaron y asesinaron a la estudiante sudafricana Hannah Cornelius pasarán el resto de su vida en la cárcel, después de conocerse ayer su sentencia que fue recibida entre vítores por los asistentes al tribunal.
Geraldo Parsons, de 27 años, Vernon Witbooi, de 33, y Eben van Niekerk, de 28, fueron declarados culpables de la violación y el asesinato de Hannah, así como del secuestro, robo e intento de asesinato de su amigo Cheslin Marsh.
Los tres criminales de carrera fueron sentenciados a dos cadenas perpetuas por el asesinato y violación de Hannah en el Tribunal Superior de Western Cape este lunes. Witbooi y Parsons también recibieron 25 años por intento de asesinato, 15 años cada uno por cuatro cargos de robo y 10 años por secuestro.
Van Niekerk también fue sentenciado a 20 años por intento de asesinato, 20 años por robo, 10 años por secuestrar a Hannah y Cheslin, ocho años por secuestrar a otra mujer, Mimi October.
Un cuarto hombre, Nashville Julius, de 29 años, fue sentenciado a 15 años por dos cargos de robo y siete años por secuestro. Su sentencia se ejecutará simultáneamente.
El juez Rosheni Allie entregó una evaluación de los hombres el lunes, y le dijo al tribunal que ninguno de ellos había mostrado «verdadero remordimiento» por sus crímenes, según informa News 24.
Hannah, de 21 años, fue violada, asesinada y su cuerpo fue abandonado en medio de una carretera después de que ella y su amigo Cheslin, de 22 años, fueran secuestrados después de pasar una noche con amigos el 27 de mayo del 2017.
Trágicamente, tanto su madre como su abuela de Hannah murieron en los diez meses posteriores a su asesinato. Cheslin fue golpeado con ladrillos y dado por muerto por los atacantes. Sobrevivió al brutal asalto, que lo dejó sordo en un oído.
El juez Allie condenó a los hombres por mantener a Hannah con ellos después de dejar atrás a Cheslin porque demostró que querían «aprovecharse de ella». Además, añadió que la brutal agresión sexual violó la dignidad y la humanidad de Hannah y que la forma en que se aprovecharon de la joven estudiante fue la «forma de violencia más cruel».
