Economía

¿Cómo puede hablar de economía a los españoles una taruga sin estudios y que siempre ha vivido de la política?

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Ha sido elegida por Pedro Sánchez para recoger el testigo de las ya olvidadas Bibiana Aido y Leire Pajín, las ministrillas de cuota que nombró Zapatero sin saber quiénes eran ni a qué se dedicaban.

Ahora es Adriana Lastra el paradigma de política-taruga que transita entre el despropósito y la cuchufleta. De momento es diputada nacional y vicesecretaria general del PSOE. Para ese viaje meteórico no ha necesitado más alforjas que ser la mano derecha de Sánchez. Ni tiene estudios (algunas fuentes apuntan que no acabó el bachiller), ni se le conoce actividad laboral alguna. En cualquier país serio, el horizonte profesional de la asturiana sería la caja de un supermercado.

Hace unos años se metió en un lío monumental por comparar a Albert Rivera con el fundador de la Falange, José Antonio Primo de Rivera.

Dudamos que la analfabeta haya leído nada ni sepa de José Antonio más allá de los tópicos que han circulado torticeramente durante estos años de mentiras democráticas. De Adriana Lastre nadie se acordará en el futuro. Los mediocres no escribieron nunca página digna de ser recordada. ¿Qué nos ha legado en cambio José Antonio, acaso el mejor orador de la historia del parlamentarismo español? Por respuesta estas palabras de Unamuno: «Nos ha legado a sí mismo, ¡y un hombre vivo y eterno vale por todas las teorías y filosofías!». Sin duda José Antonio poseyó en grado sobresaliente esa cualidad que suele llamarse hombría, y que le valió el aprecio, aun a veces sin ganas, de enemigos políticos como Prieto, Zugazagoitia, Madariaga o Gordón Ordás.

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José Antonio fue un político honrado y muy poco corriente, de escasa vocación, con una carga de duda intelectual y cierto sentido del humor que le hacían poco apto para declarar las “verdades” rotundas y dogmáticas propias de los jefes de partido. Tomó la política como un deber impuesto por las circunstancias; y no lo decía por mera retórica, como es la costumbre. A menudo quiso ver en otros, incluso en Azaña o Prieto, los líderes capaces de cumplir lo que él deseaba, librándole de la tarea. Su patriotismo no era estrecho ni ciego: “Le hablé de mi entusiasmo por Quevedo y él me declaró su decidida preferencia por Ronsard. En general le gustaba más la poesía francesa que la española, y sobre todo Villon. Esto me causó alguna sorpresa…”, recuerda Dionisio Ridruejo. Tenía dotes de pensador, de artista y de hombre acción, raro conjunto también, y quiso aplicarlas a la política, aunque apenas dispuso de tiempo para desarrollarlas: tres años, desde que fundó la Falange hasta su fusilamiento.

Lo divertido no es que la analfabeta asturiana hable de José Antonio sin ton ni son, sino que pretendiendo denigrar a Rivera, lo compare con una de las personalidades más cultas, honestas y brillantes concebidas en la España del pasado siglo. Puestos a establecer correlatos, ninguno más oportuno que el de Adriana Lastra y la reducción de neuronas.

Inmune al ridículo y a la desvergüenza, la monaguillo de Sánchez se ha lanzado hoy a hablar de economía al defender en nombre de su partido la investidura de Sánchez. Que no tenga estudios ni haya dado un palo al agua en sus 39 años de mediocre vida es lo de menos. Esta política de toda la vida y que ha vivido siempre de los Presupuestos, personifica lo que podemos esperar los españoles del PSOE de Pedro Sánchez. Aterra comproba el nivel de la izquierda española cuando esta taruga, esta vaga sin estudios, este saco de mierda ideológica, a partir el próimo martes, puede ser ministra.

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