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Frente al plantón a última hora del presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, quien sí ha brindado in situ su apoyo a la gran empresa familiar ha sido el dirigente del Partido Popular Pablo Casado. Durante su intervención ha puesto en valor al gremio y ha prometido a los empresarios una bajada de impuestos generalizada. Además ha rechazado, una vez más, la posibilidad de formar una Gran Coalición con el PSOE y Ciudadanos tras el 10-N ya que, en su opinión, esto convertiría en única alternativa a Unidas Podemos y Vox.
«El Gobierno pretende subir impuestos cuando la competitividad empresarial y la salud de la economía española se están resintiendo», ha señalado en el XXII Congreso Nacional de la Empresa Familiar. Ante esa situación, Casado ha reiterado que la política que pondría en marcha su partido sería todo lo contrario: rebaja del IRPF, supresión de los impuestos de Sucesiones, Donaciones y Patrimonio, bajada del Impuesto de Sociedades… Una batería de reformas en materia fiscal para impulsar a España que, según sus estimaciones, inyectaría en la economía española 16.000 millones de euros y posibilitaría la creación de 300.000 empleos.
El presidente del PP ha echado la vista atrás para defender sus rebajas impositivas. Concretamente, el Gobierno de Jose María Aznar. «En el 98 decían que era imposible bajar impuestos, y se duplicó la recaudación llegando hasta los 133.000 millones de euros», ha dicho. Es decir, que el dirigente de los populares se encomienda a la teoría económica de que bajar impuestos provoca un aumento de la actividad y, por ende, la recaudación.
Así, Casado ha vendido su programa económico ante la plana mayor de la gran empresa familiar. De hecho se ha referido al «plan España» como su receta para recuperar el buen tono de la economía de los últimos años, ante el entorno actual de desaceleración.
Fomentar el emprendimiento
En la misma línea, ha explicado que entre sus pensamientos está el facilitar el emprendimiento para que en menos de una semana pueda crearse una empresa. «Hay que quitar barreras competitivas que desde la Administración lastran las posibilidades de las empresas», ha señalado.
En pleno clima de tensión en Cataluña, Casado también ha destacado que están «muy preocupados» por la situación en la comunidad. Y ha hecho balance de los distintos datos que se vienen conociendo sobre la factura del panorama catalán. «Para las empresas es un drama», ha asegurado, para continuar con que «las 4.000 empresas que se han ido de Cataluña han dejado de facturar 100.000 millones de euros» en la región. Sin olvidar que, desde 2017, «se han perdido 8.000 empleos» en Cataluña por la inestabilidad política y la deriva secesionista.
Más allá del aspecto económico, el presidente del PP ha valorado también la situación política, en un panorama en el que España hará frente a sus cuartas elecciones en cuatro años el próximo 10 de noviembre. «El bloqueo y la inestabilidad han estado siempore asociados a Sánchez», ha señalado. Y ha recordado que el dirigente socialista «no ha sido elegido por las Cortes Generales, sino por una moción de censura», apoyada por el bloque independentista.
