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Brecha en la seguridad de Occidente: Drones, las nuevas armas terroristas

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Durante varios días, el aeropuerto londinense de Gatwick ha estado cerrado en varias ocasiones después de que se avistasen dos drones sobrevolando el lugar. Los aparatos, que fueron divisados en más de medio centenar de ocasiones a lo largo de 36 horas, sembraron el caos en el que es el segundo aeródromo de Inglaterra, y el undécimo de la UE, anulándose centenares de vuelos, dejando a miles de personas sin poder viajar y creando una intensa inseguridad aérea que obligó a poner en marcha a diferentes equipos especiales de las Fuerzas Armadas británicas. El director general del aeropuerto, Stewart Wingate, denunció una “actividad muy dirigida con el objetivo de cerrar el aeropuerto y causar el mayor número de perturbaciones justo antes de Navidad”.

Hace unas semanas, la revista impresa de análisis político y reflexión cultural Naves en Llamas publicó un reportaje de investigación titulado “Viruela, drones y ricina: nuevas armas terroristas” en el que revelaba en exclusiva los intentos de diferentes organizaciones terroristas por convertir diferentes modelos de drones en armas de ataques masivos contra la población. Publicamos un extracto de la investigación.

Un reciente reportaje exclusivo publicado por la Revista Naves en Llamas bajo el título de “Viruela, drones y ricina: nuevas armas terroristas” revelaba cómo algunas las principales organizaciones terroristas, especialmente las islamistas, son conscientes de que gran parte del “éxito” de sus atrocidades se basa en una constante identificación y explotación de las lagunas y brechas existentes en la seguridad de los ciudadanos y de las sociedades. En este sentido, un informe hecho público por el Centro para Combatir el Terrorismo (CCT), de la Academia de West Point en Estados Unidos, ha constatado algo que las Fuerzas de Seguridad venían temiendo desde hace ya varios años: el autodenominado Estado Islámico (EI) habría podido construir y desplegar, manipulando drones comerciales y adaptando componentes relacionados, una flota de aviones no tripulados con capacidad para lanzar bombas de impacto moderado.

Según esta investigación recogida por la revista Naves en Llamas, firmada por el profesor Don Rossler, “la fácil disponibilidad de aviones no tripulados comerciales y la tecnología cada vez más sofisticada que sustenta las capacidades y el rendimiento de estos drones presentan un enigma desafiante. Estos dispositivos y otros similares, que son bastante asequibles económicamente, relativamente fáciles de adquirir y que continuamente mejoran sus capacidades y reducen sus tamaño, han revolucionado multitud de industrias y ayudan a mejorar la vida de muchas personas. Pero también hay un lado oscuro en la fácil disponibilidad comercial de estas tecnologías de robótica, detección, comunicación y navegación que pueden hallarse en estos aviones no tripulados comerciales, ya que esta tecnología puede ser mal utilizada y reutilizada para desarrollar nuevas armas de guerra”.

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El informe, que acaba de hacerse público, revela que el autodenominado Estado Islámico (EI) habría adquirido, montado y distribuido su flota de drones a través de IBACS, una red de empresas radicada en Gales (Reino Unido) que los islamistas habrían creado para financiar sus actividades terroristas en Europa, incluyendo los ataques que se produjeron en agosto de 2017 en Barcelona.

La primera vez que el nombre de esta red de empresas aparecía públicamente ligado a la financiación del EI fue en agosto de 2017, cuando un periodista del diario “The Sunday Times” afirmó que el FBI norteamericano le había mostrado documentos que revelaban la tecnología militar que los terroristas habrían enviado a España para cometer atentados como el de Barcelona y aseguraba que, además, los islamistas estarían desarrollando drones armamentísticos para actuar en Gran Bretaña. Además, según la documentación a la que tuvo acceso el citado reportero, llamado Dipesh Gadher, los terroristas también estarían en posesión de un sofisticado software informático destinado a lanzar cohetes de precisión y de unidades de barrido de comunicaciones para situar sus “objetivos”.

Los orígenes de la red empresarial IBACS, montada en Cardiff (Galés), hay que buscarlos unos años atrás, cuando una persona que se hacía llamar “Peter Soren” puso en marcha una compañía que, presuntamente, se dedicaba a ofrecer servicios de impresión digital y a la realización de páginas web a pequeñas empresas.

Una investigación en profundidad llevada a cabo conjuntamente por fuerzas antiterroristas norteamericanas y británicas reveló que “Peter Soren” era en realidad Siful Haque Sujan, un hacker experto en tecnologías de la información y empresario de Bangladesh, formado en universidades de Gran Bretaña, que en 2014 abandonó el sur de Gales, donde vivía con su familia, para unirse al autodenominado Estado Islámico en Siria. Allí se convirtió en el “hombre fuerte” del EI en el desarrollo de nuevas armas y proyectos informáticos, hasta que, paradójicamente, fue abatido en una ataque que drones norteamericanos llevaron a cabo en la ciudad siria de Raqqa, la hasta hace poco capital oficiosa de la milicia terrorista islamista.

Para la puesta en marcha de sus mortíferos proyectos terroristas, y para buscar la financiación que convirtiera éstos en una realidad, Siful Sujan contó en todo momento con la ayuda de su hermano pequeño, Ataul Haque Sujan, que a través de una empresa denominada Isynktel, domiciliada en Sevilla y con oficinas en Inglaterra, hacía posibles los diseños de su hermano. Las Fuerzas de Seguridad españolas, de hecho, confirmaron el plan de drones del Estado Islámico cuando a finales del mes de septiembre de 2017 anunciaron la detención a pocos kilómetros de la ciudad extremeña de Mérida de Ataul Haque Sujan. La operación policial contra éste se llevó a cabo en colaboración con la Policía de Bangladesh (RAB), que simultáneamente en el tiempo detuvo en ese país, en las ciudades de Dhaka, Khulna y Rajshahi, a 11 colaboradores de los hermanos Sujan.

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Según la investigación de Don Rossler del CCT, el programa de drones que Siful Sujan había desarrollado para el autodenominado Estado Islámico había hecho posible que los terroristas islamistas estuvieran en condiciones de “sorprender a sus enemigos desde el aire, pues habían adoptando un enfoque relativamente simple para sus drones que fusionaba creativamente la sofisticada tecnología comercial con componentes electrónicos muy sencillos. Esta combinación de sistemas de alta y baja tecnología, y las mejoras pequeñas y fáciles de replicar diseñadas por el EI ayudó a transformar los productos de drones comerciales en armas únicas y con muchas posibilidades de ataque”.

El informe de Rossler finaliza señalando que el Estado Islámico tendría en su poder “drones aéreos, terrestres y marinos”, listos para actuar “como armas o con armas” y con capacidad para actuar en múltiples escenarios. Y añade una reflexión poco esperanzadora: “Dada la inclinación del Estado Islámico hacia la innovación y su capacidad de liderazgo, sería un error subestimar a esta organización terrorista y su poder para servir de inspiración para otras organizaciones terroristas, Estados nación fallidos u otros grupos de poder que están desarrollando sus propias estrategias de guerra híbrida”.

Fuente: La Tribuna del País Vasco

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