Noticias Insólitas

¡Aun queda esperanza! Nueva alergia promete eliminar hordas de mujeres con muy mal gusto

Published

on

¡Comparte esta publicación!

Yolanda Rodríguez, esteticista malagueña, estuvo más de un mes aguantando en silencio su tormento. Soportó los picores, la hinchazón y cómo las yemas de los dedos se le iban descamando poco a poco hasta convertirse en grietas. Entraba a su centro de belleza en Benalmádena con guantes. Trataba de evitar el dolor, pero sobre todo la mirada asustada de sus clientas al ver el estado de sus manos. Hasta que, una tarde de otoño, se le cayó entera la uña del pulgar izquierdo. «Esto ya no es normal», se dijo.

Ningún guante le hacía efecto. Con esas manos cuarteadas, gestos tan normales como subirse la cremallera o chatear por el móvil resultaban una tortura. Y cuando su doctor le confirmó que la manicura permanente era la culpable de sus lesiones, no lo quiso creer.

A sus 44 años, Yolanda había contraído una alergia de por vida que la tuvo cinco meses de baja. Y, en el futuro, sus problemas podrían agravarse.

Baratas y aparentemente perfectas durante casi un mes, la fiebre de las manicuras permanentes ha llegado a España. Famosas como Rosalía, Kylie Jenner o Blanca Suárez la han llevado al extremo. Pero millares de mujeres de todas las edades las usan, especialmente en verano. Nadie parece percibir su verdadero riesgo ni coste: el que están pagando con su salud tanto manicuristas como usuarias. Los dermatólogos hablan ya de una «epidemia» y cada vez más mujeres llegan a sus consultas con los síntomas clásicos de lo que se conoce como dermatitis alérgica de contacto por acrilatos.

Advertisement

El incremento de víctimas va ligado a la moda y, aunque médicos en distintas partes del mundo llevan tiempo investigándolo, sus conclusiones apenas son conocidas. En España, un estudio encabezado por las dermatólogas de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV) María Elena Gatica y María Antonia Pastor Nieto, que aún no ha visto la luz pública y al que ha tenido acceso Papel, ha documentado 101 casos de mujeres con esta alergia en apenas un año, entre 2017 y 2018. Las afectadas eran un 70% manicuristas y un 30% usuarias.

Y estos casos son la punta del iceberg. Los médicos coinciden en que la dimensión real del problema es difícil de medir, porque muchas afectadas no acuden a la consulta. Pero la doctora Gatica no titubea: «Lamentablemente, estamos inmersos en una epidemia de estas alergias desde hace unos años».

Esta epidemia es principalmente femenina y aunque afecta a todas las mujeres, de adolescentes a ancianas, parece invisible. «En la evaluación de todos los casos recibidos hasta el momento, no se ha detectado ningún riesgo grave para la salud humana relacionado con productos de manicura», aseguran desde el Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social. «En consecuencia, no ha sido necesario emitir ninguna alerta sanitaria al respecto… En la mayoría de los casos se trataban de malos usos de los productos».

Lesiones provocadas por las uñas permanentes

La raíz del problema no está ni en los precios ni en la procedencia de estos artículos, sino en su propia composición: los acrilatos y metacrilatos que contienen todos los productos de manicuras permanentes y semipermanentes, y que no tienen los pintauñas tradicionales. Los metacrilatos, la clave de este tipo de técnicas, son unas pequeñas sustancias derivadas del petróleo que, si no se solidifican correctamente con luces ultravioleta, son altamente irritantes y pueden provocar alergias.

Estas sustancias no pueden tocar la piel. La regla, desconocida por muchas mujeres, es tan clara que los fabricantes de estos productos llevan años advirtiendo de que no deberían usarse para productos de uñas. Pero ni esa advertencia, ni las notificaciones enviadas por doctores, ni los estudios científicos que demuestran que algunos hasta pueden ser cancerígenos, han hecho que la Unión Europea haya tomado cartas en el asunto.

De hecho, el uso de metacrilatos para productos cosméticos es totalmente legal. Sin embargo, uno de los más agresivos, el Metil Metacrilato (MMA), está prohibido en más de la mitad de los estados de EEUU, así como en Canadá y Nueva Zelanda.

Advertisement

El temor de los doctores es que el problema no se ataja con dejar la manicura, sino que las consecuencias serán más visibles en el futuro. Los acrilatos pueden estar presentes en productos básicos como esparadrapos, compresas o pañales, pero también en dispositivos médicos como empastes dentales, bombas de insulina, audífonos o cemento para prótesis. Aunque apenas hay casos documentados, un estudio de 2008 sacó a la luz el caso de una mujer que había sido diagnosticada con alergia a los acrilatos por usar uñas permanentes y que acabó rechazando una prótesis de rodilla.

La predisposición genética es clave para desarrollar esta alergia. Paloma Faba, asesora de moda valenciana de 34 años, tardó ocho años. Cada tres semanas, pagaba religiosamente 15 euros para que sus uñas siguieran perfectas. Sí, sentía que se le adelgazaban o se le quebraban pero, lamenta, jamás había escuchado que se podía desarrollar una alergia por hacerse las uñas de gel. Pasado el susto del brote, trata de evangelizar a sus amigas: «Ahora veo que fui una inconsciente al no pensar en que, a todas luces, eran químicos peligrosos lo que me estaba poniendo en las manos».

Otra paciente afectada

La dermatóloga portuguesa Margarida Gonçalo, expresidenta de la Sociedad Europea de Dermatitis de Contacto y miembro de la Organización Mundial de Alergias, lo tiene claro: «La solución a todo este problema sería prohibir el uso de las manicuras permanentes», dice. Pero la cosmética es un gran negocio para Europa, líder mundial del sector y un exportador dominante de esos productos. Así que, para Gonçalo, «lo que hay que hacer es regular el uso de esos productos», lo mismo que recientemente, en junio de este mismo año, pidió pidió la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV).

La Comisión Europea, encargada de la regulación de cosméticos, no respondió a las cuestiones de Papel. Sí lo hizo Cosmetics Europe, la asociación europea de fabricantes de cosméticos. Tras enfatizar que es una industria «altamente regulada» en Europa (más de 1.300 sustancias están prohibidas), admitió que sabe que un «cierto número de consumidoras» de manicuras duraderas «sufre este tipo de sensibilización». Pero matizó que «a menudo» las alergias se producen por «una incorrecta aplicación del producto».

Sin embargo, la normativa europea de cosméticos no obliga a que la información de los peligros llegue a las usuarias. De hecho, si las manicuristas se protegieran, como recomiendan varios estudios, con guantes metalizados para químicos y cubriéndose el rostro con unas máscaras y gafas especiales, quizás muchas clientas se lo pensarían dos veces antes de entrar en los centros de uñas, donde el nivel de químicos tóxicos se puede comparar al de una refinería petrolera, según un informe de la Universidad de Colorado (EEUU).

La falta de control en el sector de las manicuras es otra cuestión que rodea el asunto. En Madrid, cerca del 20% de las peluquerías y centros de estética inspeccionados en 2017 no presentaban licencia de actividad, según datos del Ayuntamiento obtenidos a través de la Ley de Transparencia. Las condiciones higiénicas tampoco eran alentadoras: alrededor de un 40% tenía deficiencias generales, incluyendo problemas de esterilización del material.

Advertisement

Ante la falta de apoyo público, las afectadas recurren a las redes sociales en busca de ayuda. Beatriz Muñoz y Rocío Pérez, dos madrileñas que empezaron a hacerse las uñas y también a amigas y familiares con kits caseros, abrieron un grupo en Facebook, donde 150 mujeres comparten penas, experiencias y consejos.

Renunciar a las manicuras permanentes no parece una opción. En una terraza en Leganés, las dos amigas comentan cómo es una misión imposible encontrar productos a los que no sean alérgicas. Rocío, que llegó a tener las manos en carne viva, reconoce que «hay gente que le da un poco igual, que le da alergia y se las sigue poniendo». Aún con las yemas de sus dedos levemente descamadas, el rosado de sus uñas de gel brilla en la mesa.

Escriba una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Salir de la versión móvil