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Así reclutaba la “novia de Daesh” británica a otras jóvenes: “Aquí encontrarás un marido guapo”

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Shamima Begum, la joven londinense que se unió hace cuatro años a Daesh y ahora pide regresar al Reino Unido, no solo era una estricta integrante de la policía religiosa del «califato», la Hisba, y se encargaba de adosar a potenciales terroristas suicidas los chalecos bomba que debían hacer estallar, según medios británicos. «The Sunday Telegraph» reveló también que Begum, hoy de 19 años, participó también de forma activa en el reclutamiento de otras chicas europeas.

Estas informaciones contrastan con la idea que ella misma y su marido, el yihadista holandés Yago Riedijk, han tratado de dar de su papel durante su tiempo con el grupo terrorista en Siria: que era una simple «ama de casa» que se quedaba en la casa con los hijos que tuvo con Riedijk, sin que tuviera que ver con atrocidades como decapitaciones y ejecuciones masivas que llevaban a cabo los miembros de Daesh.

«The Sunday Telegraph» ha recogido mensajes que supuestamente enviaba a diversas jóvenes, entre ellas una adolescente de Austria a mediados de 2015. Shamima Begum empleaba el seudónimo Umm Asma, que luego cambió por el de Umm Ahmed (Madre de Ahmed).

«No creas nada de las cosas malas que escuches sobre Dawla (el Estado), es falso. Tú tienes todo lo que quieras aquí», aseguraba a una de las jóvenes a las que intentaba sumar a las filas de Daesh. «Y te podemos ayudar a encontrar un marido guapo», les prometía.

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Begum abandonó en 2015 su hogar en Bethnal Green, un barrio del este de Londres, para viajar con dos compañeras de colegio a Siria y unirse a Daesh. Según las informaciones publicadas este fin de semana, fue llevada a la que era entonces la capital del «califato», Raqa, donde ingresó en una «madhafa» o casa para solteras, y luego recibió «adiestramiento militar y religioso» en un campo. Posteriormente trabajó durante meses en la Hisba, la policía religiosa de Daesh, lo que le proporcionó un elevado estatus en la organización. Llevaba un kalashnikov y podría haber ordenado el encarcelamiento y azotamiento de mujeres que no observaban el código de vestimenta establecido o viajaban sin un varón.

Fue descubierta el pasado febrero en un campo de refugiados del norte de Siria a punto de dar a luz un tercer niño, que finalmente moriría poco después de nacer.

Tanto ella como Riedijk han sostenido hasta ahora que el papel de la joven era de una mera ama de casa dedicada a sus hijos, sin participar en las atrocidades cometidas por los miembros de Daesh, que incluyen decapitaciones y ejecuciones masivas.

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