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Así nos habla la selección natural

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(AD/R) Mis leyes dicen que el hombre del machete vale MÁS que la rubia pizpireta, y Montoya MÁS que Laura; el lobo vive, el cordero muere. Ésta es mi ley, gimotea o escandalizate todo lo que quieras. Y digo más: la tropa de policías marroquíes vale más que el hombre del machete, y la Guardia Civil más que Montoya. Y más que ellos, los jueces, y la turba tras ellos que decide que darles poder, y escribirlo en un papelito llamado “Constitución”, ante el que la turba toda se hinca de rodillas y lloriquea de orgullo y emoción. Y sigo diciendo: ¿sabes quién decido que vale aún más que esta turba llorona de demócratas occidentales? La soldadesca mahometana, rabiosa y aguerrida del ejército invisible del Califa.

Hace cien, doscientos, trescientos, quinientos años, decidí que vosotros, los occidentales, valíais más que el resto de pueblos del orbe. Queríais oro, plata, mano de obra, demanda para vuestras manufacturas, acero, petróleo… abundancia y progreso para vuestros hijos y nietos. Y todo ello lo tuvísteis, y lo tomasteis, DE ACUERDO A MIS LEYES: con maña y astucia, adaptándoos a las circunstancias, negociando, un día con oro y palabras, al otro con hierro y muerte. No os engañéis, vuestro “capitalismo” es en la ciudad, lo que la selección natural (mi ley genuina) en la jungla; ¿quién llora, en la verde jungla, por el ciervo que mata el jaguar? ¿Quién por la madre jaguar, que, burlada por el ciervo, ve morir a sus cachorros de hambre? Entonces ¿quién ha de llorar en la jungla de asfalto por el emprendedor que fracasa? ¿Por el empresario que pierde su cuota de mercado y se arruina? ¿Y quién ha de llorar por el país que, en su atraso, es mercado y proveedor de gangas para el país occidental de turno? Porque, siempre en obediencia a mis leyes (aunque no queráis verlo), vosotros, los occidentales, habéis hecho del mundo entero el tablero de mis reglas, de las de la libre competencia evolutiva, que llamáis ahora “económica”; hijos desagradecidos pero tercamente leales como me sois, ahí tenéis a los americanos, y a la ONU y a la OTAN, para entrar a saco en cualquier país despistado que se retrase en unirse al juego de la libre y competitiva selección natural, al “capitalismo” que digo que lo llamáis; ¡temblad, dictadores, pero, sobre todo, temblad, enemigos del libre mercado!

Lo que no entiendo, es por qué os habéis vuelto tan sensibleros, cuando ibais ganando ya mi juego. Os estáis autosaboteando ¡me resulta incomprensible! De pronto odiáis la guerra, odiáis la desigualdad, odiáis las fronteras, vuestras nacionalidades y demás identidades tradicionales, odiáis la parte de la libre competencia en la que alguien pierde (¿es que sois idiotas? ¡Siempre hay alguien que pierde!) ¿Sabéis lo que es la EXTINCIÓN? ¿Creéis que me ha importado lo más mínimo la derrota total de 99 de cada 100 especies que he puesto en juego a lo largo de mi historia? Nunca jamás me he molestado en intervenir; ¿para qué? ¿Contra mis propias reglas? Dejé extinguirse a innumerables razas anteriores y parecidísimas a la vuestra. ¿Creéis que he de intervenir o sentir la más mínima preferencia por la raza, o cultura, llamadla como queráis, de Occidente?

Me confundís con vuestras madres biológicas, NO LO SOY. Tenéis una batería de sentimientos que en un determinado momento de la evolución, os sirvieron para crear comunidades estables y hacerlas progresar. Pero eso no significa que vuestros tiernos sentimientos y ridículas mojigaterías y repugnancias sean leyes universales, MIS LEYES.

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Las circunstancias cambian; la habilidad que hoy da la ventaja a una forma de vida (individuo, especie, raza, sociedad, empresa, lo que sea…), mañana podrá serle una rémora y su perdición. Vuestra compasión por los que sufren allende vuestras fronteras, vuestra preocupación por la igualdad de las mujeres, de los niños, de los lisiados, vuestra obsesión por la permanencia y eternidad de las leyes, por las formalidades, protocolos y garantías…

Ayer, puede que os sirvieran de algo. Mañana, puede que ya no. Dudo que vayáis a vencer a la yihad, o esa semillita de violencia que puse en todos vosotros para ayudaros a salir adelante en mundos antiguos, que de cuando en cuando se descontrola en las carnes de un homicida, de un violador, de un maltratador, de un empresario estafador o de un estado opresor… dudo que vayáis a vencerlo con sentadas de protesta, con minutos de silencio, con conciertos por la paz, con velas, altares y florecillas, con tweets o muros de facebook, o firmitas en change.org…

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