Cantabria

Asesinato en la rotonda de Corbán (Santander) : el muerto al hoyo y el vivo al bollo

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Miguel de Cervera(*)- No ha sido un accidente. El accidente en la rotonda de Corbán, a la salida de Santander, que tuvo lugar hace un mes, ha sido un asesinato. Porque el impresentable que ha matado a estas dos chicas en Cantabria duplicaba la tasa en alcohol y entró en la rotonda a una velocidad de autopista. Y eso NO es un accidente. Eso es una conducta criminal, por parte de un auténtico niñato, que con su comportamiento suicida se ha llevado por delante a dos chiquillas en la flor de su edad.

Él no se ha matado, por supuesto. Gracias a Dios. Probablemente su cara dura le ha salvado del final atroz que han tenido sus dos víctimas. Dos víctimas de un verdadero asesinato. Porque a nadie se le ocurre que pueda una persona circular en semejantes condiciones, por una carretera tan transitada, sin terminar llevándote por delante a alguien. Es casi imposible. Y entonces, es mucho más que una conducta imprudente, pues nadie es tan idiota como para pensar que no estás poniendo en peligro tantas vidas inocentes. ¿O es que es tonto?

Sin embargo, llueve sobre mojado y no es la primera vez que sucede algo así. Y la impunidad con que actúan estos salvajes es indignante. Aquí parece que nadie paga por sus delitos y este caso no es una excepción cuando este presunto criminal, y seguro irresponsable, quedó en libertad provisional de inmediato. Nada más que con la obligación de comparecer dos veces al mes y por supuesto, menos mal, con retirada del carnet. ¡Menos mal! Y todo ello mientras la copiloto del coche embestido fallecía, el mismo día del accidente, y la conductora se nos acaba de ir también, hace escasas horas, tras un mes de agonía.

¿Vamos a seguir de brazos cruzados para que nada cambie?

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Dos cadáveres de inocentes, dos familias en agonía, un presunto anormal y millones de ovejitas mirando. No lo puedo entender. Nadie lo puede entender. Pero nadie hace nada, como de costumbre, para que las cosas cambien. Para que la gente normal podemos ir por la calle sin que los anormales, cada vez más frecuentes y salvajes, nos pasen por encima cuando se les ocurra. Que como decía el difunto Gregorio Ordóñez, la mierda tiene que circular por las cloacas. Y las personas normales tenemos que recuperar la calle y defenderla, pero la realidad es muy otra. Y vamos a peor, claro.

Aquí el okupa se ríe en la cara del ocupado. El que viola se va de rositas, como ocurrió con la manada de turistas de Bilbao, que arrojaron 17 euros a la víctima cuando terminaron, y de los cuales nunca se ha vuelto a saber. Pero la lista es interminable y SIEMPRE CON RESPONSABILIDAD JUDICIAL Y ADMINISTRATIVA. Ésa que NUNCA hacemos NADA por que cambie. Y entonces, el que causa un accidente laboral en Cantabria, como he tenido la desgracia de sufrir yo mismo, y van dos en un año, continúa como si nada con su jeta y su peligrosa irresponsabilidad. Sin ningún problema. Porque la Inspección de trabajo de Cantabria sólo tiene 6 inspectores para todo el territorio regional. Y así va todo, desde hace demasiado tiempo, mientras nos machacan la oreja con el covid.

Coche del asesino

Ante semejante impunidad, los anormales y delincuentes están de enhorabuena, pero que nadie se engañe. Hoy son noticia estás chicas o, mejor dicho, lo fueron hace un mes, pero a las 48 horas ya se nos ha olvidado todo. Y a seguir la fiesta como si nada. Para eso están los políticos, al cabo, para servir como chivos expiatorios y no asumir como pueblo, como verdaderos ciudadanos, que las cosas no pueden seguir así. Que ya decía Anguita con razón que tenemos los políticos que merecemos, porque esos ejemplares salen de la sociedad, igual que ha salido este presunto anormal que ha liquidado a dos chiquillas.

O como esa pareja de caraduras que robaron un coche en Santander, también esta misma semana, ante numerosos testigos e incluso la propia dueña del vehículo, que lloraba de impotencia mientras los dos anormales de turno escapaban. Y lo hacían a velocidad de rally por el centro de la ciudad, por supuesto, ¡que se jodan los viandantes! Y más posibles atropellos, por supuesto, que es gente lo que sobra en el mundo.

Tenemos los políticos y la realidad que consentimos. NADA MÁS

Una impunidad tan insultante como la que muestran a diario todos y cada uno de nuestros supuestos representantes políticos. Ésos sí que son presuntos. Una jauría que representa muy bien a esta minoría de indeseables, los anormales que nos roban la paz en la calle cada día. Esa casta de sinvergüenzas que mangonean la justicia y las instituciones públicas y fomentan este estado de cosas, sólo puedo pensar eso, para que lo suyo no se note tanto en medio del pandemonio general. Yo mismo estuve a punto de perder la vida, como dije, en fechas próximas a este accidente-asesinato de Corbán, y un mes y medio después la Inspección de Trabajo de Cantabria aún no se ha personado en el lugar de los hechos. No ha investigado las causas de un accidente qué bien pudo ser mortal pues al final, qué importa, SI NI SIQUIERA CUANDO HAY MUERTOS SE HACE JUSTICIA.

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Descansen en paz estas dos paisanas mías, yo nunca os olvidaré. Pero no descansemos tanto nosotros, los que quedamos, y que tenemos la obligación moral de hacer justicia. De meter en vereda a tanto impresentable y anormal. Porque si luego nos sucede nosotros, lo sé por experiencia, nos vamos a encontrar en la misma soledad en que se encuentran ésas y tantas familias. Ya está bien.

 

(*) Miguel de Cervera es corresponsal de ALERTA NACIONAL en CANTABRIA

 

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