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Aquella querida radio

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Por Ramon Rivera Guitian.- Si por cualquier circunstancia me viese obligado a describir a grandes rasgos las aficiones de mi difunto padre, recurriría, sin lugar a dudas, a su predilección por los puros habanos y, en segundo lugar, su condición de oyente fiel de las ondas radiofónicas. Por ello, no es de extrañar que esta última pasión me haya venido en los genes.

Desde mi infancia he convivido con distintos artilugios, a cada cual más sofisticado, a saber un hermoso TELEFUNKEN de mueble que presidía nuestro comedor de diario y sala de estar, y una interminable sucesión de fabricados preferentemente de dos marcas: PHILIPS y MARCONI, que sistemáticamente eran incorporados a su harén tecnológico para, al cabo de un tiempo, ser repudiados y sustituidos por nuevos modelos dotados de los últimos adelantos: Tipos de lámparas, superheterodino, con ojo mágico, con teclas, de onda corta y al final de F.M. en versiones de: madera, piel o baquelita. Una de ellas hacía guardia permanentemente en la mesilla de noche del dormitorio matrimonial y otras varias para uso de mis dos abuelos, con el agravante de que, dado que uno de los dos había vivido esporádicamente, por razones profesionales, en Marruecos, había llegado a aficionarse por la música de este país, y considerando que por su edad estaba algo duro de oído, mi casa parecía el edificio de Naciones Unidas, donde cada zona tenía sus melodías a doc. y en algunos casos, como el pasillo, un galimatías inaudito de músicas étnicas del Magreb e idiomas extraños intercalados por los consabidos ruidos y pitidos que presidían el dial de la onda corta. Por ello, el único modo de sobrevivir en medio de aquel caos era desarrollar el arte del buen dormir, totalmente ajeno a aquella orgía de decibelios y para más inri mi padre había cruzado la plazuela de Sta. Catalina con un cableado aéreo, que hacía las veces de antena, que nos unía con las casas de enfrente. La instalación de tan poco ortodoxo utensilio había corrido a cargo de un acólito responsable de las técnicas radiofónicas, al cual mi padre apreciaba sinceramente, y que era conocido como “EL MEJICANO”.

La radio, o lo que es peor, las radios “armonizaban” nuestro descanso nocturno en un volumen moderado al decir de nuestros torturadores, que iba “in crescendo” a medida que estos avanzaban en su incipiente sordera. Mi madre y mi abuela se convirtieron, con el tiempo, en auténticas heroínas del sueño profundo y los niños estábamos encantados con el jolgorio, que nos alejaba de los miedos a la oscuridad de nuestras alcobas. Así que con este “caldo de cultivo” no es de extrañar que mantenga en mi memoria un sinfín de programas radiofónicos, que trataré de glosar en la brevedad de este artículo.

Comenzamos con una serie que se emitía al mediodía, en Radio Coruña EAJ-41 (cadena Ser) conocida en los círculos sociales como radio PANCHO HERVADA. Se denominaba TRES HOMBRES BUENOS y se debía a la pluma de JOSÉ MALLORQUÍ. En ella se narraba la azarosa vida de tres pistoleros de bien (Guzmán, Silveira y Klein) y constituía mi entretenimiento mientras daba buena cuenta de los “frutos de sartén” a los que era gran aficionado en mi niñez. En ocasiones, la audición se veía truncada por la vuelta al odiado colegio, pero, si los hados me eran propicios, podía concluirla y, a mayores, oír el DISCO DEDICADO donde machaconamente se emitía a ANTOÑÍTA MORENO, que no sé que problemas tenía con el “CORDÓN DE SU CORPIÑO”, tal vez, debido a la dilatación natural de su estómago por haber ingerido el “COCIDITO MADRILEÑO” que cantaba PEPE BLANCO. Esporádicamente, se intercalaban cuentos infantiles como: LA RATITA PRESUMIDA, GARBANCITO, EL SOLDADITO DE PLOMO, EL MONO TITIRITERO Y EL ENANO SALTARÍN. También se escuchaba con deleite las aventuras del alumno MAXINE DE LA CAÑA y después “vuelta al presidio”, ocasionalmente “a galope tendido” emulando a mis héroes del lejano Oeste. En esa franja horaria triunfaba PEPE BLANCO denunciando a “confesión de parte” que CARMEN MORELL le debía un beso, que la dama un tanto casquivana se negaba a abonar.

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La tarde constituía el tiempo de la radionovela, que mi abuela oía en compañía de Purita, una vieja sirvienta ya jubilada, que se resistía a separarse de nuestra familia, viniendo todos los días a acompañarla. Ellas dos rezaban el “ROSARIO EN FAMILIA” del Reverendo Padre PATRICK PEYTÓN. Este evento contaba con la presencia de nuestro gato MANANO, que después de tanto rezo no concibo como pudo morir sin solicitar los Santos Sacramentos.

La novela reina era AMA ROSA de GUILLERMO SAUTIER CASASECA, que fue precedida por una larga serie a la que pertenecían: LA SEGUNDA ESPOSA, LA INTRUSA, LUCECITA Y EL DERECHO DE NACER.

Y una vez puestas las oyentes en situación, el famoso CONSULTORIO DE LA SEÑORA FRANCIS que, en todos los casos, ofrecía consejo a aquellas “jovencitas faltas de orientación cristiana”. El objetivo era mantenerlas vírgenes hasta el matrimonio y la frase más repetida era “Déjalo, ese hombre no te merece”. Con el tiempo se descubrió que la tal Sra. Francis era un hombre y ese cabrón pasará a la historia por haber abortado “los planes” de todos los “aprendices de sátiros” de la época.

Y, ya en la noche, sin más agobios que la necesidad de descanso para poder madrugar, los jueves a las 23 horas “EL CRIMINAL NUNCA GANA” que reunía a toda la familia en torno a la mesa camilla, con los pies protegidos por los faldones de fieltro que mantenían el calor emitido por el brasero eléctrico o, en su defecto, la lámpara incandescente. Todo esto adobado por la ingesta de algunas golosinas que mis padres solían atesorar para nuestro disfrute.

Luego en la mañana, con el desayuno, las simpáticas series: “MATILDE, PERICO Y PERIQUÍN”, o “LA SAGA DE LOS PORRETAS” y, los días en que caía la breva en forma de unas décimas que me obligaban “muy a mi pesar” a guardar cama en compañía de MANANO, los concursos matinales con el gran JOAQUÍN SOLER SERRANO, a los que luego sustituyó el programa PROTAGONISTAS de LUIS DEL OLMO, así como HERMANA RADIO que acompañaba a los enfermos en su lucha por recuperar la salud y remataba con BATALLÓN DE MODISTILLAS.

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Tras una larga semana, llegaba el sábado y con él CABALGATA FIN DE SEMANA con el genial Bobby Deglané, y las intervenciones del inolvidable PEPE IGLESIAS “EL ZORRO”, que nos conciliaba a todos ante la enorme TELEFUNKEN. Y no recuerdo en que día “USTEDES SON FORMIDABLES” de ALBERTO OLIVERAS, y TEATRO DEL AIRE.

Con el tiempo y para satisfacer los deseos de una querida muchacha llamada CARMIÑA, se incorporó un nuevo aparato para que esta pudiese oír las radionovelas mientras cocinaba. Carmiña vino a casa muy jovencita y como no, mi abuela la protegió y enderezó. Tenía un novio marinero de un barco que faenaba en “GRAN SOL” y cuando el fornido mocetón acababa la campaña regresando a tierra “a lomos de sus hormonas” “el milagro de la naturaleza” se repetía y Carmiña solicitaba audiencia ante mi madre y mi abuela para poner en su conocimiento que estaba embarazada. Una vez recibido el consuelo solicitado sólo restaba la garantía de que no afrontaría las consecuencias en soledad. Cada vez que “el Garañón” amenazaba con volver a tierra, con su carga de robustos y certeros espermatozoides, mi abuela llamaba a Carmiña a capítulo y la aleccionaba con una frase que nos era muy familiar ¡Carmiña, esta vez no! A lo cual ella contestaba invariablemente ¡No se preocupe Doña Mariniña, esta vez no! Luego venía la ceremonia de engalanar a la vestal comprándole medias y profusión de bisutería y de nuevo irrumpía el galán, venciendo las débiles barreras de Carmiña, con la misma facilidad que los alemanes traspasaron la línea MAGINOT y, pasado el tiempo reglamentario, el mundo tenía un nuevo habitante que, como los anteriores, era criado en mi casa. Este fenómeno se repitió cinco veces, hasta que el marino, hombre de bien, dejó de navegar para otros y se convirtió en patrón de su propio barco, dedicándose a la pesca de bajura, tal vez consciente del peligro que suponía para su honor el dejar a la indefensa Carmiña sola una larga temporada. La boda se celebró con toda pompa y a ella acudió Carmiña que, en un alarde de inocencia o cara dura, iba ataviada con traje blanco de novia luciendo en la mano un delicado ramo de azahar, y colorín colorado concluir diciendo que fueron unos estupendos padres que cuidaron y educaron a su creciente prole con todo mimo.

Y héteme aquí que cuando todo fluía en la dulce monotonía, el mundo se conmocionó con la llegada de un intruso que convirtió en viejos trastos todos aquellos objetos de deseo ¡EL TRANSISTOR! Los contenidos evolucionaron y ya dejó de escucharse con respeto reverencial el cornetín que anunciaba el DIARIO HABLADO y surgieron los maravillosos espacios musicales como: CARAVANA y VUELO 605, de la mano del maestro de maestros ÁNGEL ÁLVAREZ. Otros grandes en la radio musical fueron: José María IÑIGO, JOAQUÍN LUQUI, con los CUARENTA PRINCIPALES, y el inefable RAÚL MATAS (con DISCOMANÍA) y, a nivel doméstico, DESFILE DE ESTRELLAS con EMILIO DÍAZ en Radio Nacional y en lo tocante a los programas de opinión el insuperable HORA 25, conducido por MANUEL MARTÍN FERRAND, donde oficiaba el gran periodista FRANCISCO DE ASIS que dio vida a su “RONDA DE CORRESPONSALES” creando un nuevo estilo de hacer radio donde militaba el tan imitado JOSÉ MARÍA GARCÍA. Sus voces nos acompañaron en el transcurso de nuestras vidas hasta el punto de que hoy constituyen un recuerdo entrañable con tintes de vínculo familiar.

Y como ya estamos en épocas navideñas, me permito ofrecerles como presente dos muestras de la inocente publicidad de la época, que era fiel reflejo de la ingenuidad de nuestro conglomerado social ¡Felices Fiestas!

AL POLO FUE SISEBUTO HACE UN AÑO Y YA NO ESCRIBE. ¡SE HABRÁ MUERTO DE ESCORBUTO POR NO LLEVAR EL MUY BRUTO LICOR DEL POLO DE ORIVE!

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FELIPE ¿DÓNDE TE METES? EN LA CALLE EL TRIBULETE ¿ES QUÉ TE VAS CON LA PANDA? ¡AMOS, ANDA! ¡MUCHO OJO, QUE VOY AL MOLINO ROJO!

Omito deliberadamente la mención del conocido “negrito del áfrica tropical” que para mi gran decepción se pasó a las filas del independentismo ¡allá él!

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