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Aluvión de “fake news” y “hackeo” a PP, Vox y Cs desde cuentas de Cataluña

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Durante la campaña, la franquicia española de este grupo, la llamada «Novena Legión», lanzó una amenaza con destapar determinados secretos que afectaban a gobiernos e instituciones. Pero no hubo nada
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LR.- El «hackivismo», para dejar «fuera de combate» a los sistemas informáticos de instalaciones críticas, instituciones o partidos políticos, apenas se ha notado durante la recién finalizada campaña electoral. Se han dado ataques a agrupaciones locales o provinciales, pero no a nivel nacional. Lo que si se han producido son ciberataques por internet, algunos de ellos de una gran virulencia, contra algunas formaciones, en especial Vox, provenientes de Cataluña.

Muchas veces la noticia es que no hay noticia y, cuando funcionan los dispositivos de seguridad para evitar acciones criminales «ciber» en un proceso tan mediático como el electoral, la falta de novedades es importante. Todo ello se ha debido al dispositivo puesto en marcha por el Ministerio del Interior, a través de la Oficina de Coordinación Cibernética y con la directa implicación del Incibe_cert y de las Unidades de Investigación Tecnológica de las Fuerzas de Seguridad, así como la participación del CCN_CERT.

Sin embargo, queda el momento crítico del recuento electoral durante la noche de mañana, entre las 20:00 y las 24:00. Está previsto un Dispositivo de Seguridad de comunicaciones y cómputo sin precedentes, para garantizar que el final del proceso se desarrolle sin contratiempos.

Durante la campaña y en lo referido a las instalaciones críticas, instituciones y el propio proceso de los comicios, ataques ha habido aunque han sido, según expertos consultados, de escasa relevancia técnica pero, por otro lado, con un marcado sentido político.

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El objetivo, los partidos considerados «españolistas» han recibido ciberataques a través de internet, en especial desde Cataluña. Partido Popular, Vox y Ciudadanos han sido también objeto de estas acciones, consideradas algunas como delictivas y que, por lo tanto, podrían ser objeto de denuncias ante la Justicia.

Es decir, que los ciberataques han proliferado pero no así el «hackvismo», para poner fuera de funcionamiento sistemas informáticos necesarios en un proceso electoral, entre ellos los de los partidos políticos.

Este tipo de ataques se ha limitado a algunas agrupaciones locales o provinciales de varias formaciones políticas, que no habían habilitado las correspondientes «barreras».

Por lo que respecta a los «fakes», noticias falsas (una mentira repetida mil veces se convierte en verdad), se han producido en un número incalculable, pero la experiencia positiva, según las fuentes consultadas, es que los usuarios han sabido darse cuenta de que se trataba de mensajes falaces y no han dudado en denunciarlos con la misma velocidad que los recibían. «Se trata de una buena noticia ya que uno de los grandes objetivos de una sociedad como la nuestra, en la que el ciberespecio tiene tan gran importancia, es que los ciudadanos, en especial los más jóvenes, sepan hacer un uso responsable y racional de la información que les llega y que sepan separar el «grano de la paja».

Una de las alertas de la que se estuvo pendiente estuvo protagonizada por Annonymus, que a través de su franquicia española, «La Novena Legión», anunció, con motivo de la detención de Julián Assange, que sus «hackivistas» harían pública mucha «ropita interior» de gobiernos e instituciones. Hasta ahora. No dejó de ser una bravuconada.

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En el caso del proceso electoral, no se podía descartar que se produjeran las llamadas «amenazas híbridas», que simultanean ataques tradicionales convencionales con otros no tradicionales. Es donde se produce el mayor riesgo al poder ser utilizadas en procesos de desinformación e intoxicación. Los que las ponen en marcha van desde «potencias» enemigas a particulares, que actúan por lucro. Su finalidad es la polarización y el enfrentamiento de parte de la sociedad.

En España podía haber ocurrido lo que pasó en los EE.UU. en las últimas elecciones presidenciales; y que una potencia extranjera, por razones espurias, lanzara todo tipo de campañas a través del ciberespacio para intentar condicionar el voto. No hacía falta, como ha quedado acreditado, que alguien se lo encargara, sino que actuaban en función de sus propios intereses de desestabilización de otra potencia que un día es «amiga» y , el otro, lo contrario. Es en este contexto en el que nuestros expertos estuvieron especialmente atentos para evitar lo que se ha dado en llamar la «postverdad», que consiste en distribuir informaciones que den pie a procesos de engaño, decepción o manipulación.

Lo que sí se ha observado es el uso masivo, por otra parte legítimo, del ciberespacio a cargo de los partidos que concurren a las elecciones. Sin querer pronunciarse, dada la imparcialidad que deben mantener estos expertos, subrayan que se ha vivido, en el caso de alguna formación política, un fenómeno similar al que se dio con el hoy presidente electo de Brasil Bolsonaro, con unos resultados que se pueden calificar de espectaculares.

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