Opinión

80º aniversario del fin del asesinato por no ser rojo

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Ahora, a la derrota vergonzosa y al final del asesinato le llaman exilio, por no llamar a las cosas por su nombre, a ver si cuela. No es mal asunto que ya hayan pasado ochenta años desde que Franco terminó en 986 días con aquella jerigonza del estalinismo rojo, llamada segunda república, impuesta por un golpe de estado que terminaba con la monarquía aunque ganase en las urnas a base de bien, y que consistía en ondear una bandera extranjera y bolchevique –la de la intransigente dictadura del proletariado por cojones que se pasaba la tricolor burguesa por el arco- e irse cargando “democráticamente” y según le parecía a todo aquel que no estuviese de acuerdo, leyese lo que le daba la gana, o no fuese del gusto de un Otilio cualquiera, que se impostaba según le parecía.

Era todo un procés cejijunto, que prescindía de cualquier derecho ajeno, preferentemente el de vivir, por lo que aquellos que no estaban de acuerdo en dejarse asesinar de mala manera –casi media España- al gusto de cualquier macarra, resolvieron tirarse al monte, perdida toda esperanza de que remitiera la marea roja. Eran el 40% de los combatientes, o sea un 50% menos que los rojos y no tenían ni oro, ni armada, ni fábricas de armas, ni industria, ni aviones, ni nada que no fuesen ganas de terminar con aquella pesadilla asesina y sangrienta, perdida de odio.

Aquello fue un espectáculo de incapacidad permanente absoluta para todo lo que no fuese matar, profanar, quemar, robar y violar y terminó como merecía, en el hambre puñetera y en una derrota espectacular gracias a la lúcida inteligencia estratégica y logística de Franco y mucha sangre, le moleste a quién le moleste, sobre todo a los perdedores.

Vete a saber si a la nueva iglesia católica, que tengo mis dudas razonables, y que calla putamente sin abrir la boca, como la Academia de la Historia. ¿Para cuando lo dejan?

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Pues bien, pasados setenta años, con la llegada al poder de un personaje revirado y pensamiento lábil –que hemos tenido ocasión de ver actuar en otros tablados como el venezolano, alentando el desastre bolivariano, por si alguien tiene duda- se intenta volver del revés -revisionar- la realidad de aquello y pretender que donde dice derrota absoluta se lea victoria poco menos que moral y se envenena todo poco a poco hasta hacer saltar las alarmas, hacernos repasar la historia escrita y descrita y tener que salir al paso a desdecir tanta estupidez, tanta falsedad y tanto vinagre reconcentrado.

La coprofagia del fracaso, la frustración y la ignorancia se instala en muchas cabecitas vacías y rencorosas, que vuelven sus ojos hasta declarar contra los reyes católicos, porque hay quienes les acucian, y les hacen echar de menos las bondades bolcheviques del 17, su desastre final tipo fuego artificial de 1989 y hasta oímos que aquella acometida costó únicamente cinco vidas o seis. ¿Estamos tontos? ¿Hay alguien ahí?

Tras tener que marcharse por ineptitud total en 2012 el estúpido este (eso sí, con dos mayorías absolutas, lo que nos da el nivel de cerrazón que contamina a los españoles cuando están en el paro vertiginoso) y dejar este país de nuestros amores en estado de catalepsia y paro escandaloso, con la inutilidad de un PP -que ahora viene a sollozarnos pidiendo el voto que les emborrachó con mayoría absoluta- se nos vino encima un espantajo -con un elenco de vergüenza ajena y apoyado por lo peor de cada casa- que practica la estupidez, la chulería, la profanación de sepulturas, el vacío mental, el plagio, la ignorancia manifiesta, el aprovechamiento de lagunas legales, la desvergüenza y la demagogia del nuevo rico, creyendo que engaña a alguien y se va a Colliure y a Montauban sin saber quién era Machado, Rivas Cherif, ni Manuel Azaña, el jodío, a hacer el canelo y a intentar pasar por alguien que no es, ni puede ser.

¡Lo que no puede ser, es que no puede ser y además es imposible!

¡Ojo con el recuento de votos y actas del 28 de abril que viene, gracias a Dios, que el que se fie del Tezanos bueno va! No perdamos ojo al parche. No nos pase lo que pasó en febrero del 36, que lo intentará el frente popular, para no perder “lo nuestro” como dice la Susanita, lo de todos, que es España, claro.

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¡Ciertos son los toros! ¡Velad, españoles!

 

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