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A pesar de constituir un género denostado, la ciencia ficción es, sin duda, un campo fértil para investigar la “historia inversa”; esto es, las proyecciones del futuro realizadas en el pasado que se han convertido en realidades… o en avisos de realidades que hoy vislumbramos como posibles, probables… y terroríficas.
Cuando Ray Bradbury escribió su obra “Fahrenheit 451”, con sus estrambóticos bomberos quema libros, y sus “vecinos delatores”, todo el mundo pensó que se trataba de un modo poético de retratar la coerción al libre pensamiento y a la libre expresión por parte de los regímenes comunistas.
Y tenían razón, por supuesto.
Pero nadie (excepto algunos visionarios, tildados de locos y paranoicos) pensó seriamente que con la mayoría de edad cumplida del Siglo XXI, estaríamos tan cerca de la policía del pensamiento, de Orwell en 1984, en esta ocasión apenas disfrazada de “Leyes contra el odio”. Ojo. Llegan los bomberos. Y si no me creen, lean lo sucedido en la Librería Europa.
Parece mentira, pero el anestesiamiento de la sociedad impide que esa masa amorfa, gris e idiota como un monstruo de Lovecraft que misericordiosamente los buenistas denominan “pueblo” o a veces “votantes” se de verdadera cuenta de que los políticos han tenido el insólito atrevimiento de legislar sobre nuestros sentimientos.
Señoras y señores: el odio, al igual que el amor, es un sentimiento que, por su propia naturaleza, escapa a nuestro control. El ser humano no crea los sentimientos en sí mismo: los recibe, sorprendido, o es manipulado por otros para sentir determinadas cosas. Pero no es -no puede ser- el director y el creador de sus propios sentimientos.
Y hoy se nos juzga por sentir. O por expresar nuestro sentir. Es tan de suyo absurdo, tan horriblemente censurador, tan espantosamente comunista, que mi alma toda se revela contra algo como esto.
Mientras la sociedad mira el fútbol o aprieta las nalgas con desespero viendo caer a una folklórica al mar desde un helicóptero.
No es lamentable, no. Es algo muchísimo peor.
En cualquier caso, les dejo, para la reflexión, un soberbio análisis del libro “Fahrenheit 451” desarrollado por el blog “Escalpelo Literario”.
Que ustedes lo disfruten.
