Opinión

23 de Julio: Otra vez, entre lo malo y lo peor. Por Fátima Pellico

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Con la celebración de las elecciones autonómicas y municipales el pasado 28 de Mayo se abrió del todo la caja de los truenos de la política de ésta nuestra nación,que es España. Los resultados revelaron a las claras que España vuelve a no querer a la Izquierda, aburrida, cansada y frustrada de ver cómo los zurdos políticastros de medio pelo poco a poco convierten a España en Españizuela.

Al decir “vuelve a no querer” hago referencia a que aquí éste es un ciclo que se repite constantemente, que viene a ser algo así como una condena a muerte cuando gana la Izquierda para todos o casi todos los sectores de la sociedad,que puede ser más o menos largo en función de cómo calen las mentiras repetidas una y otra vez por el socialcomunismo y aplaudidas por esa inmensa mayoría de ciudadanos encantados de que les mientan y les orinen en la cara (además de dejarles la cartera vacía para gastarlo en prostitutas, mariscos y cocaína, eso que no se nos olvide, claro).

Tras años en el Gobierno de la nación donde se pueden ver toda clase de tropelías, corrupción, mentiras, insultos, leyes claramente asnales e injustas, blanqueo sistemático de asesinos etarras y demás jolgorios con escasa gracia, pagados con dinero del contribuyente, los votantes se giran a la otra opción, que suele ser o ha venido siendo el Partido Popular.

El PP ha perdido mucho de lo que era, de lo que fue y a este paso no volverá a ser nunca. En resumidas cuentas, y con el señor Núñez Feijóo a la cabeza actualmente, tras el patético paso del necio y presuntuoso Pablo Casado por la presidencia del partido, el votante medio tiene la esperanza de que salgamos de la cloaca de la pobreza más absoluta en que nos han metido y podamos sacar la cabeza en pocos años. Yo, que no me distingo por mi optimismo en política, creo que harán falta al menos cuatro años para revertir el caos en que los socialistas y sus socios asesinos e independentistas nos han sumido.

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Pero no nos engañemos: el señor Feijóo es la cara amable del socialismo. Es la amante de pelo amarillo pollito con raíces más negras que el carbón que siempre espera que el señor casado (Casado, no, el señor casado) deje a su mujer un rato para volver con ella, tumbada en un camastro con un coqueto traje rojo de lencería comprada en alguna tienda regentada por esos magos de la moda que son los chinos y un collar de brillo tan extremo que hacen falta gafas de sol para mirarlo.

Con el señor Rajoy, de infausta memoria, vimos que el Partido Popular donde dijo “digo” decía “Diego”, es decir, que no derogó nada de lo que prometió e incumplió una parte importante de su compromiso político. José María Aznar no pudo escoger peor sucesor y así lo manifestó públicamente. Y de esos polvos llegaron estos lodos hediondos.

Si se ha venido prestando un poco de atención a las palabras del presumiblemente nuevo presidente del Gobierno, salido de las urnas del dia 23 de Julio, queda muy claro que, aunque vaya a necesitar el apoyo de Vox en muchas cuestiones, prefiere un pacto con el Partido Socialista. Ya sólo esto debería ponernos sobre aviso de lo que va a ser la legislatura que él encabece.

Este hombre no tiene empacho alguno en reconocer que prefiere pactar con alguien corrupto y mentiroso hasta la náusea, a quien critica, aunque luego le suplica que acepte su apoyo, a quien quiere sustituir en el Gobierno por corrupto, mal gestor, etc. ¿Cómo puede fiarse alguien de otra ramera de la política ahíta de soberbia y presuntuosa hasta decir basta? Y todavía tiene la indecencia de menospreciar a Vox y a sus millones de votantes, sin rastros de corrupción de por medio, con la idea de que si los necesita Vox debe darle su apoyo, básicamente “porque él lo vale”. Y, queridos niños, Feijóo va a repetir en España lo que hizo en Galicia, contradicciones y presumible incumplimiento de programa incluido (por el bien de los españoles, claro, que no es lo mismo hablar como el señor Núñez Feijóo que como el presidente del Gobierno).

Volvemos a vernos en la tristísima tesitura de escoger entre lo malo y lo peor. ¿Qué se puede esperar del presidente del principal partido de la Derecha política, que prefiere escoger al Psoe, corrupto hasta la médula, antes que a un partido, Vox, que le es casi imprescindible para sacar a España del lodazal y que no es corrupto ni pacta con los asesinos de la aún no extinta completamente ETA?

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