Religión

Algo se mueve en Zaragoza: Promoveatur ut amoveatur

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Por YCM.- Promoveatur ut amoveatur es una expresión latina que hace referencia a la estrategia consistente en quitarse de en medio a una persona considerada incómoda en una organización, promoviéndola a una posición de más honor pero meramente simbólica.

Puede hacerse en la práctica con una persona incompetente de la que no se quiere hacer desprecio público o por el contrario, y también es habitual, de una persona competente y entregada, demasiado honesta y celosa por cumplir con su obligación, que incomoda a los corruptos.

El arzobispo Vicente Jiménez Zamora, nuevo miembro de la Congregación Vaticana para los institutos de Vida Consagrada

En Zaragoza puede muy bien ser esto lo que ha ocurrido. Porque acusar a Monseñor Vicente Jiménez, actual arzobispo de la diócesis ya dimisionario por haber llegado a la edad de 75 años y con la aceptación de esa dimisión por parte del Papa Francisco, de homosexual, como ya se ha empezado a hacer por parte de algunos, sería repetir y no poder pasar página de la gran torpeza de la operación contra Monseñor Manuel Ureña, anterior arzobispo. Aunque no se puede establecer una relación directa causa – efecto, esta promoción y alegría para D Vicente Jiménez hace que deje viejos lastres atrás como los relacionados con el tremendo disgusto de lo que heredó en Zaragoza al llegar para substituir a Monseñor Ureña.

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Con esta promoción a miembro de la Congregación Vaticana para los institutos de vida consagrada, como informaba Heraldo de Aragón, si la Juez del juicio del lunes 15 de julio de 2019 en Zaragoza en el que se vio la querella del arzobispo Jiménez contra la exnotaria y exvicario judicial por presunta malversación de fondos y otros delitos, sentencia no probada la culpabilidad de los querellados Amador y Ferrer, apuesto a que no habrá recurso posiblemente porque el querellante es el arzobispado no el obispo propiamente, y en breve habrá nuevo titular, por la cuenta que les trae en Roma.

Así, los que realmente deberán alegrarse son los querellados por D Vicente Jiménez, Amador y Ferrer, si la sentencia es exculpatoria: porque habrán probado que todas las acusaciones son infundadas y es lo más importante para ellos imagino. Y en segundo lugar porque se habrá acabado el rifirrafe. Si Roma hace esta jugada realmente pensando en todo ello, significa que de alguna manera protege al cardenal Stella y al cardenal Omella. El otro gran protagonista de la trama, el Padre Germán Arana, es mucho menos importante y se le puede dejar que siga con su vida.

Queda un cabo suelto, que podría ser la decisión de la Juez de Barcelona de archivar la querella contra Omella de la que informaba Alerta Digital o seguir con un juicio. Deben rezar a sus diablillos en el Vaticano para que archive, y presionar después al querellante para que no prosiga con un recurso, ofreciéndole por ejemplo la vuelta al estado clerical alegando que hubo un retraso administrativo en el manejo de las pruebas exculpatorias. Ahí tendrá Miguel Ángel Barco que tomar una decisión. Ni los querellados de Zaragoza ni el querellante en Barcelona parecen dispuestos a vender su honor, como ya lo han vendido Arana, Stella y Omella. Cualquier cosa que hagan me parece que será por consideración del bien que persiguen, dejando de lado las batallas estériles, o por el contrario, tal vez quieren llegar al final para combatir la batalla buena contra todos estos corruptos clérigos de la España cenicienta y cerril. Ya dijo Escrivá de Balaguer, maño de cepa, que “la Iglesia española pagará muy caro su cercanía al régimen”. Ya estableció su casa generalicia en Roma para que ni por asomo, al pasar de los siglos, se identificara el Opus con una cosa española. El diablo (diablo=el que divide) está furioso y espumoso en tierra de Escrivá y tierra de María, lleva a curas a acostarse con curas, a cardenales a calumniar a cardenales y obispos, y al Papa a actuar de Político. «-Quo Vadis Domine?» «-A Roma, Pedro, a que me crucifiquen de Nuevo». La carta de Arana, aparecida en los medios, ya advertía “a Jiménez que su puesto e meramente coyuntural. Ahora, es como decirle “mira que te regalamos, acaba tus días con paz y gloria, no menees más lo del juicio”.

Ya Germán Arana se había atrevido a leerle la cartilla al arzobispo Jiménez, ninguneándole y dejándolo como una mera pieza insignificante en el tablero del juego de mesa que se traen en el Vaticano. Un párrafo destacado de la carta, que puede leerse más abajo, obtenida por Alerta Digital, aparecía en la prensa española: “Su nombramiento como Arzobispo, querido D. Vicente, nada tiene que ver con el plácido coronamiento de una meritoria carrera. Fue decisión directa y personal del Santo Padre, fuera enteramente de los cauces ordinarios, para restaurar una Iglesia profundamente herida (…). De una manera discreta he tratado de fomentar esta comunión y la adhesión a su persona con todos los que he podido hablar. Incluso hace apenas tres días con el Sr. Nuncio a quien le ponderé su manejo de una situación sumamente difícil que requiere tiempo y buen hacer para irse encarrilando. Y también lo he hecho, no le quepa duda, con Roberto y Antonio [Mas] (…)”.

Arana escribí un correo electrónico a Roberto Ferrer poco antes de estas fechas empatizando con su situación y como se puede leer ofreciendo su “valoración personal del arzobispo de Zaragoza a Ferrer, como habiéndosela hecho partícipe con anterioridad al Papa también. Deja entreverse una personalidad que derrocha seguridad y cuyas actuaciones y libertad de movimientos podría dar a entender que tenga un cargo superior pero oculto al público, puesto que recomienda o censura a los más altos cargos d la Iglesia española al Papa y a otras personas de su elección. El contenido de ese correo era:

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“De: Germán Arana, S.J.

Fecha: 4 de julio de 2015, 11 :06

Asunto RE: Recuerdos gratos

Para: ROBERTO

Querido Roberto,

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Yo también tengo una gran alegría en el alma por haberme encontrado contigo. Me quedé con mucha paz en el alma.

El informe al Papa se ha producido antes de lo que pensaba. Me ha llamado, por otro asunto, a las 10:00 am, y he aprovechado para contarle el asunto. nene una gran memoria. Y cuando le he hablado de la oficial jurídico del tribunal metropolitano, me responde: Pero si es la que me informó! Le he contado el despido improcedente. Le ha causado una gran pena. Y me ha agradecido la ayuda que os pueda prestar.

El no considera prudente actuar directamente en este momento, porque no pararía de intervenir en los asuntos de las diócesis. Pero estaba enteramente de acuerdo que se proceda según justicia a presentar denuncia sobre despido improcedente. Me ha pedido opinión sobre la actuación de D. Vicente más allá de este episodio. Le he dicho que a pesar de este desaguisado no podemos perder la esperanza de que se vaya moviendo por la línea buena. De hecho ha dado pasos en la buena dirección. Aunque es verdad que de sopetón se ha encontrado con un pastel enorme con muchas ramificaciones en el cuál no siempre es fácil orientarse bien. Que Dios nos ayude a caminar juntos en el seno de estas Iglesia a la vez santa y pecadora. Un fuerte abrazo,

Germán Arana, S.J.”

Y la carta al Papa:

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Carta a Don Vicente j de Arana

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