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(VIDEO) Barcelona: Miles de berracos sin bozal hozan por la Diagonal bramando en catalán

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La noticia hoy está en Barcelona.

Miles de cerdetes de rabo en barrena y hocico humillado, han estado berreando toda la tarde por la Avenida Diagonal de Barcelona mientras sus pastorcillos permanecían ocultos -como siempre- en los despachos de esa vil cueva de ladrones y casa de lenocinio conocida como Generalidad y en la que ya juraba a su amante -en la cama de su esposa- el villano, cobarde, histérico y retrasado de Companys, ese héroe independentista que se cagó -es literal- en los pantalones cuando le sacaron al patíbulo.

Y haciendo honor a su naturaleza, raza y genética de purísimos apellidos catalanes, han hecho lo que manda la tradición, y han estado chillando como cerdos en matanza a cientos de invitados que acudían a un acto y a los que han atacado, insultado y acosado de forma ilegal, pero muy del gusto de esa policía que tanto nos recuerda a aquella otra tan servicial, y que se hizo famosa por su… inacción, en los felices años de Al Capone en Chicago. La diferencia es que estos tienen una curiosa boina roja, como pitufos socialistas.

Como decimos, la permisividad, calma, pachorra y relajación de las fuerzas policiales -obviamente cumpliendo órdenes de sus amos políticos- ha sido digna del mejor tancredista que ruedo alguno haya visto en este país, o en el vecino.

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Nada, por otra parte, que afectase a nuestro Rey, que solamente tuvo que atravesar dos metros de una calle -el espacio que mediaba entre su hotel y el palacio de congresos- lo que le ha impedido ver, o tan siquiera oír, a las manadas de cerdos catalanistas que correteaban por los asfaltos cercanos.

Cosa que, por otra parte, ha sido un bien para la pobre niña-Princesa que, con 14 años, va a tener que espabilar a toda velocidad si quiere mantener la Monarquía en España. Algo que aún deseamos algunos, pese a todos los males, y pese a quien pese, incluyendo a la consorte, -y NADA más que consorte- pues olvidamos de continuo que la existencia del Rey en España, por más males, enjuagues, canalladas, truhanerías, bellaquerías y otras tantas hazañas que hayan podido cometer el actual o el emérito, cumple una función principalísima, vital: una misión de vida o muerte y una misión en la que nos va la Patria.

A saber, señores. Y piénsenlo despacio.

Mientras haya Rey, NO habrá República.

Y ahora vean, vean a nuestros queridos verracos, bramando como solo ellos saben hacer:

 

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