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Tomás González-Martín.- En plena anestesia de selecciones nacionales, los intermediarios franceses pusieron a Varane en el mercado. Y el Real Madrid ha reaccionado de manera muy clara: el club y Zidane cuentan con el central como un fijo indiscutible para la próxima temporada.
La entidad ha dejado las cosas cristalinas, para que las moscas que buscan comida fácil no se choquen con el cristal: Varane tiene una cláusula superior a los 500 millones de euros y no está en venta ni nunca lo ha estado. El Real Madrid no piensa traspasarle.
El club blanco piensa que los agentes FIFA han buscado mover el árbol para ver si las nueces caen, en busca de buenas comisiones, fueran de un traspaso o de una mejora de su ficha. El Real Madrid se conoce bien el paño desde hace medio siglo y ha puesto las cosas en su sitio. Varane no se toca.
El jugador ha expuesto a escala interna del club que él no ha pensado en marcharse. Y el Real Madrid tiene una posición fija: no se vende, no hay opción. Lo bueno y breve, dos veces bueno. Zidane quiere atar bien a sus hombres que le han dado todo y que continúan rindiendo.
