España
URGENTE: MOVILIZACIÓN NACIONAL EN APOYO DE LAS VICTIMAS DE LA DANA. Por Ernesto Milá
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1 mes agoon
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Ernesto Milá
Diez reflexiones [demoledoras] sobre la DANA
- Atribuir cada tragedia provocada por fenómenos naturales extremos al cambio climático, no solamente es una falacia y una muestra de ignorancia, sino, además, una afirmación de la propia mala fe. Aprovechar una desgracia para “vender” el mito del “cambio climático” en casos como éste -en el que hay noticia de inundaciones similares desde el siglo XVI- evidencia la iniquidad de personajes como Von der Leyen.
- Está claro que la “alerta roja” no ha funcionado, pero ¿Quién puede tomarse en serio las reiteradas “alertas rojas” (especialmente insistentes después de tragedias como ésta) cuando no pasa semana sin que se señalen “alertas” ante fenómenos que después ni siquiera tienen la más mínima repercusión, o cuando esas “alertas” nos dicen lo que todos sabemos: que en el verano hace calor, en invierno nieva y en otoño llueve…
- Que la AEMET falle más que una escopeta de feria no es raro: el perfil de su presidenta es el de la típica afiliada al PSOE con título universitario y que el partido va pasando de un puesto burocrático a otro, encontrándole siempre acomodo a condición de que haga lo que La Moncloa le dicta: María José Rallo, antes de su nombramiento hace 10 meses, al frente de la AEMET había pasado desde “el comité de asesoramiento del COVID” hasta la “secretaría de transportes” y carece por completo de experiencia, gestión y estudios relacionados con la meteorología.
- Incluso antifranquistas han tenido que reconocer que el “Plan Sur” ha salvado a la ciudad de Valencia y que el “antiguo régimen” se preocupó por que situaciones como ésta no se volvieran a repetir. Sin embargo, las tensiones políticas, las prioridades de las distintas administraciones, y la falta de voluntad política han impedido que un plan similar se llevara a cabo en otros tramos y orillas del río. Desde 1978 resulta imposible establecer planes de gran calado y, de la misma forma que es imposible establecer un Plan Hidrológico Nacional, también lo es invertir en obra pública en una comunidad autónoma, sin que las demás quieran “más”. Esto es “memoria histórica”
- Todavía es prematuro conocer la obra de demolición de presas acometida de manera irresponsable e insensata por el sanchismo, en el desarrollo de la tragedia. El sentido común dice que, como mínimo, la existencia de presas permite ampliar el plazo para evacuar zonas amenazadas por inundaciones y, como mínimo, las contiene. Un río con el cauce libre, puede ser muy ecológico y permitir que los salmones lo remontes, pero también puede ocasionar tragedias como esta. Lo peor es que el sanchismo ha acometido la destrucción sistemática de presas como un intento de borrar los éxitos del período franquista.
- Lo más terrible de esta tragedia, no es solamente el elevadísimo número de víctimas y los destrozos materiales, sino que se ha producido una oleada de saqueos de establecimientos afectados por el temporal, protagonizado siempre por grupos étnicos no europeos. Cuando el país no ha dudado ni un momento en mostrar su solidaridad activa y tangible con los afectados, grupo de salvajes no europeos -grupos, además, subvencionados hasta las trancas- han mostrado su catadura moral tratando de aprovecharse de la desgracia de todo un país del cual ni se sienten, ni se sentirán miembros por mucho DNI que se les regale.
- Pero, por supuesto, el mayor índice de iniquidad ha sido dada por la clase política socialista, gracias a la cual, tenemos nuevos “consejeros” de RTVE (sí, de esa televisión pública que cada vez ve menos gente, pero que cada vez cuesta más), aprobados en el parlamento justo en los momentos en que miles de personas vivían las peores horas de su vida y el número de víctimas superaba el centenar. Esto, unido a las maniobras de despiste que las distintas administraciones han lanzado unas contra otras, demuestra 1º) que sobran administraciones, sobran cargos remunerados y falta eficiencia, 2º) que la clase política está solamente allí donde puede sacar un voto, no donde la sociedad necesita medidas enérgicas, 3º) que las fuerzas de seguridad del Estado ni siquiera han estado en condiciones de parar los saqueos, agilizar las ayudas, reconstruir infraestructuras y que no ha sido por falta de ganas ni de preparación, sino porque la parálisis del gobierno solamente puede calificarse de CRIMINAL .
- Hay miles de voluntarios movilizados en estos momentos para ayudar a los habitantes de las zonas afectadas. Los puntos de recogida de ayuda se han visto, casi instantáneamente, repletos de agua, víveres, palas, etc. Es importante destacar que estos puntos han sido habilitados por partidos y movimientos minoritarios, por asociaciones cívicas, mientras que Cruz Roja permanece más pendiente de regalar móviles a los tripulantes de pateras y las ONGs subvencionadas, esperan más subvenciones para movilizarse. Ha ocurrido lo mismo que en 1957: el pueblo ayuda al pueblo, el pueblo salva al pueblo. El pueblo es el mismo entonces que ahora. Lo que ha variado es el gobierno. Y lo nuevo es la presencia de saqueadores no-europeos subvencionados.
- Otra de las iniquidades a las que estamos asistiendo es a la negativa del gobierno Sánchez a tratar a los afectados -españoles que han pagado desde hace generaciones sus impuestos y han contribuido, ellos, sus padres y sus antepasados a levantar este país- con el mismo trato preferencial que a inmigrantes ilegales que, a fin de cuentas, se han introducido en España, están creando más problemas de los que resuelven y, para colmo, el gobierno les paga todos los caprichos, desde comida halal, hasta móviles, pasando por hoteles de cuatro y cinco estrellas y ropa de marca. Y, a este respecto, recordamos que los afectados por el volcán de La Palma, llevan tres años malviviendo en contenedores (que ya dan muestras de oxidación) a pesar de que, Sánchez prometió ayudarles en la reconstrucción de sus viviendas. Y hoy las víctimas de la Dana tirados en polideportivos…
- Cuando escribimos estas líneas, las víctimas llegan a 150 y siguen subiendo. Sánchez ha sido, una vez más, abucheado en su visita rápida a la zona afectada. Por supuesto, no siente la más mínima empatía por las víctimas (es un rasgo de su dolencia psicológica) y está mucho más preocupado por lo que se le viene encima judicialmente. Piensa que podrá contener los distintos frentes que tiene abiertos. Pero todos sabemos Sánchez es la corrupción y la corrupción es Sánchez y la sigla maldita (PSOE).
Hoy los españoles hemos hecho un aparte: pensamos en nuestros amigos valencianos que ignoramos cómo se encuentran y con los que aun, en parte, cuesta comunicar. Estamos con ellos. Debemos materializar nuestra ayuda de formas concretas (ver la foto y el enlace). Eso es lo primero y lo que debemos de pensar en estos momentos. ¿Sánchez y su camarilla? No han aportado nada nuevo a lo que pensábamos de ellos.
España
El PP es el sida, el PSOE solo un catarro. Por Miguel Ángel Quintana Paz
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2 días agoon
05/12/2024«Cuando el PP llega al poder y mantiene todas las leyes, subvenciones y principios socialistas, nos deja sin anticuerpos contra el socialismo»
Sé que la metáfora que intitula este artículo puede ser presa de malentendidos. Así que procedamos en primer lugar a aquilatarla.
Comencemos con un interrogante: ¿qué causa más muertes, el sida o los catarros? Los estragos causados por el virus de inmunodeficiencia humana (VIH) pueden deslumbrarnos. E impedir que captemos todo lo que hay de capcioso de esta pregunta.
Pues, en realidad, no puede decirse que el virus del sida cause muerte alguna: lo que hace es destruir cierto tipo de glóbulos blancos, imprescindibles para combatir las infecciones. Esa destrucción, por sí sola, no nos mata. Pero sí que causa la citada inmunodeficiencia: el cuerpo se queda sin defensas ante otros virus o bacterias. Por ejemplo, los del catarro. Y también otras mucho peores, claro. Los médicos dan un nombre a estas enfermedades, que entran en el cuerpo cuando el sida alcanza su esplendor letal: infecciones oportunistas. En puridad, son estas infecciones oportunistas las que pueden acabar con el enfermo. Afecciones que el cuerpo humano podría combatir sin problema si sus defensas fueran normales, resulta que se convierten en mortales porque el VIH nos ha dejado antes sin anticuerpos con que enfrentarlas.
A una persona normal le entra un catarro, le dura unos cuantos días y, al final, se le pasa: sus defensas lo han vencido. A un enfermo de sida, en cambio, le entra un catarro, o un sarcoma de Kaposi, o una neumonía, y pueden terminar con él. Como un país sin ejército o un castillo sin murallas, su afección le ha dejado expuesto a cualquier enemigo. Incluso al de apariencia más inofensiva.
Una vez explicada nuestra metáfora, volvámonos hacia España. El país, más o menos, sobrevive. Como un infectado de VIH al que aún no se le haya manifestado la enfermedad.
«Si España es el Titanic, en este barco cada vez quedan menos válvulas de seguridad»
Cierto es que llevamos estancados en renta per cápita desde antes de la crisis del 2008; cierto es que ahí nos van adelantando más y más países europeos (Eslovenia, Chipre, Chequia, Malta, Estonia…) y que las previsiones apuntan a que pronto lo harán otros cuantos (Polonia, Lituania…). Cierto es también que las recientes inundaciones por la gota fría nos han evocado imágenes de pozo tercermundista.
Pero el país, mal que bien, tira adelante. Su enorme deuda, su gigantesco desequilibrio en las pensiones, su alto desempleo y baja productividad endémicas: todo son nubarrones y relámpagos en el horizonte que presagian tiempos recios. Pero el Titanic aún no se ha hundido, así que dancemos y cenemos mientras la orquesta siga tocando, que a eso hemos venido aquí.
Este amodorramiento ante la decadencia económica se explica porque lo precede un amodorramiento de las instituciones. Si España es el Titanic, en este barco cada vez quedan menos válvulas de seguridad.
El Gobierno de Pedro Sánchez ha ido copando todos los órganos que deberían permanecer neutrales (RTVE, Banco de España, CIS, Fiscalía, Correos, Consejo de Estado, INE, Indra, EFE…), o incluso aquellos pensados para servir de contrapesos al poder (Tribunal Constitucional, Tribunal de Cuentas, Consejo General del Poder Judicial…). Incluso se nos anuncian nuevas ocupaciones: la CNMV, la Agencia Española de Protección de Datos, la CNMC, la CNE. Y esto lo ha hecho y lo seguirá haciendo por un motivo sencillo: porque la izquierda no cree en las instituciones neutrales («todo es política», nos han dicho mil veces) ni tampoco cree en los contrapesos («si me ha votado una mayoría, entonces todo lo que yo diga y haga es, por definición, lo democrático», nos han dicho otro millar de veces más).
«El amodorramiento institucional no se explica si no miramos hacia el amodorramiento de las mentalidades»
En esto consiste la «democracia radical» que Ernesto Laclau, Chantal Mouffe y el primer Podemos propugnaban en la década pasada. En esto consiste la «democracia radical» (no nos fiemos nunca de las etiquetas: aquí el adjetivo «radical» anula al sustantivo «democracia») que el PSOE ha abrazado esta década como seña de identidad.
Pero, a su vez, el amodorramiento institucional no se explica si no miramos hacia un amodorramiento más profundo: el amodorramiento de las mentalidades. Podemos llamarlo «amodorramiento cultural», siempre que no pensemos que «la cultura» es eso que hacen los artistas que firman manifiestos o los culturetas que reciben subvenciones. Podemos llamarlo «amodorramiento en las ideas», siempre que no pensemos (con Descartes) que las ideas son algo que habita solo dentro de las mentes de las personas, sino que (con Hegel) notemos que el espíritu se solidifica a todo nuestro derredor.
¿Cuáles son esas ideas, esa mentalidad que sobrevuela España, tapándonos el sol de la verdad con su sombra, como un gigantesco pajarraco que se cerniera sobre nuestro país? Lo hemos explicado ya aquí muchas veces: se trata del PSOE state of mind. Se trata de esa hegemonía del modo de pensar socialista que hace que incluso muchos que se dicen opositores a él compartan sus supuestos básicos.
Dicho de otro modo: el PSOE state of mind no consiste en que los socialistas piensen como piensan; el PSOE state of mind consiste en que quienes se dicen principales opositores a los socialistas, los peperos, piensen como el PSOE. Gobiernen con el PSOE (en la Comisión Europea). Voten como el PSOE (89% de veces en el Europarlamento). Adopten las ocurrencias del PSOE (a veces cinco años más tarde, a veces solo cinco minutos después). PSOE state of mind es que el PP mantenga las leyes del PSOE (bajo la mayoría absoluta de Mariano Rajoy antaño; bajo las comunidades autónomas que gobierna, hogaño). O que recuperen las mismas subvenciones que da el PSOE (la Junta de Castilla y León ha sido en esto significativa: apenas partido Vox de su Gobierno, el PP devuelve a los sindicatos las suculentas subvenciones de las que viven).
«El PP hace con España lo que el VIH con un cuerpo: matar todas las defensas con las que podríamos protegernos»
Eso es lo que significa la hegemonía ideológica del Partido Socialista: no que él gobierne a menudo (28 años de los que llevamos en este régimen); sino que, incluso cuando no gobierna (lo 18 años restantes), unos «gestores» y «técnicos» centro-derechistas mantengan su mismo tinglado.
Es ahora cuando podemos entender mejor la metáfora del sida. Si el PP es nuestra presunta oposición, nuestra supuesta defensa contra los males del PSOE, y si se ha vuelto tan inane como hemos recordado, entonces nos ha dejado sin anticuerpos ante el socialismo. El PP hace con España lo que el VIH con un cuerpo: matar todas las defensas (políticas, ideológicas, mentales) con las que podríamos protegernos de lo que nos amenaza. ¿Es el PP el que implanta todas las políticas socialistas que nos van consumiendo? Poco importa: es él quien está empeñado en destruir las defensas con las que podríamos combatirlas.
Cuando el PP no articula ideas fuertes contra el socialismo (porque ellos solo son «los que saben gestionar»), nos deja sin anticuerpos contra el socialismo. Cuando el PP asume como propias (su vacío mental ha de llenarse de algún modo) las ideas socialistas, nos deja sin anticuerpos contra el socialismo. Cuando el PP nos pide el voto y luego llega al poder y mantiene todas las leyes, subvenciones y principios socialistas, nos deja sin anticuerpos contra el socialismo. El PP es el sida endógeno de España; es normal que, quienes andamos preocupados por la salud de nuestra patria, busquemos antirretrovirales con los que curarnos de él.
«Muy bien», dirá, acaso, algún lector concienzudo, «nos has explicado, más o menos, la primera parte de la metáfora, Miguel Ángel» (yo, a mis concienzudos lectores, permito que me llamen de tú); «pero aún no me convence eso de que dejes al PSOE ¡como un mero catarrito! Una neumonía, una tuberculosis, ¡un cáncer!, creo yo más bien que representa el socialismo para esta nación».
«El PSOE, por seguir con el lenguaje médico, prolifera como ‘infección oportunista’ en nuestro país»
El lector que me haga esta objeción tiene toda la razón del mundo. Y por ello, aunque creo que lo urgente es paliar el sida que aqueja hoy a España, dedicaré unos párrafos finales a ese PSOE que, por seguir con el lenguaje médico, prolifera como «infección oportunista» en nuestro país.
Lo primero que hay que aducir a este respecto es que poco importa, cuando el sistema inmunitario de una persona anda hecho trizas, si la infección que lo invade es por sí sola muy virulenta o menos maligna: en una ciudad sin murallas puede entrar cualquier caravana, a un país sin ejército lo puede invadir cualquier escuadrón. Si el respetable lector prefiere hablar antes de tuberculosis que de catarros socialistas, pocos motivos tengo para oponerme; pero, si el símil del PP con un virus de inmunodeficiencia es correcto, discutir si son galgos o podencos los que vendrán a modernos luego resulta poco sustancial.
Con todo y con eso, sí que me parece relevante sugerir que no debemos magnificar la potencia que tiene a día de hoy el socialismo (una vez ha quedado claro que, para un enfermo de sida, la baja potencia de una infección es compatible con su alta letalidad). Este es parte de nuestro drama: el PSOE que está copando como nunca las instituciones de nuestro país, que está ocupando como nunca la mentalidad de nuestro país y que está dañando como nunca la viabilidad de nuestro país, no es un PSOE vigoroso y fornido, como aquel de Felipe González que obtuvo 202 diputados en 1982, como aquel que obtuvo mayoría absoluta por última vez en la noche electoral 1986 (recordemos que la mayoría socialista de la legislatura 1989-1993 fue absoluta tan solo porque abandonaron el Congreso los entonces diputados de HB). 38 años lleva el PSOE sin conseguir mayorías absolutas al cerrarse la jornada de elecciones; sus 121 diputados actuales son menos incluso de los que obtuvo en sus derrotas de 1996 (141 diputados) o 2000 (125). Frente a cepas socialistas anteriores, pues, nos encontramos con una versión hasta cierto punto moderada del virus socialista.
Esa debilidad política se corresponde con la debilidad ideológica de nuestra infección oportunista llamada PSOE. ¿Qué son sus ideas ya, sino solo un refrito caducado del wokismo que acaba de perder las elecciones en EEUU? Refrito que acarrea todas las contradicciones de tal wokismo —trans contra feministas, élites universitarias contra el pueblo llano, obreros contra izquierdistas chic—, a las que se le suman contradicciones más castizas —como cosechar votos en la pobre Extremadura para dar privilegios fiscales a la rica Cataluña—.
Estos dos motivos (la debilidad en votos y la debilidad de pensamiento) son los que hacen que me resista a ponerle a la infección socialista algún nombre más contundente que el de catarro. En el bien entendido de que hay catarros que se han llevado a personas al otro mundo. Pero, también, en el bien entendido de que, si algún día superamos nuestras dolencias socialistas, a la vez que paliamos con algún antirretroviral el sida pepero, miraremos atrás y nos preguntaremos cómo microorganismos tan chiquititos fueron capaces de ponernos al borde del precipicio.
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