Economía

¿Por qué se habla más en la precampaña de propuestas torrentianas que de la deuda soberana que dibuja un horizonte económico apocalíptico?

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Trabajadores de Foxconnn en Shenzen (China)
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RC.- Si alguien de fuera y sin ningún conocimiento de la situación española visitara estos días nuestro país, sacaría la conclusión que el nuestro debe ser el único país del mundo sin preocupaciones vitales vinculadas a la economía.

Si nos atenemos al debate preelectoral, se prefigura un país cuyas máximas preocupaciones rondan en torno a la tenencia o no de armas, a las preocupaciones de los cazadores, a la beatería como fórmula de resistencia identitaria  o o a la sobreactuación torrentiana de algunos líderes políticos. Ya ni siquiera se habla de inmigración o de echar el cierre al sistema de administración territorial. Y mucho menos de economía. Y ello pese al panorama apocalíptico que se dibuja en el horizonte. Es un hecho que nos afectará y de qué forma.

EEUU es deudor de China, lo que equivale a decir que el gigante asiático es el país que tiene más deuda pública americana. Esto es fundamental por primera vez en la historia y no tiene marcha atrás, Entre las razones que han conducido a ese escenario destaca sobre todo una: los costos de fabricación de la industria china son absolutamente imbatibles. No hay competencia posible. Fabricar un Mercedes 220 en China tiene un costo de 1.500 euros, diez veces menos que en Alemania. Desde hace años, toda la fabricación textil norteamericana se produce en el país asiático.

Asistimos a otro acontecimiento decisivo en la economía mundial, que es la ‘Nueva Ruta de la Seda’. Debe su nombre a una red de rutas comerciales organizadas a partir del negocio de la seda china desde el siglo I a. C., que se extendía por todo el continente asiático, conectando a China con Mongolia, el subcontinente indio, Persia, Arabia, Siria, Turquía, Europa y África. Ahora no se trata de vender seda como en los tiempos de Marco Polo, sino todos esos productos industriales chinos que inundan los mercados occidentales.

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Italia ha dado el primer paso al firmar un memorándum con China para colaborar en la ‘Nueva Ruta de la Seda’, el enorme proyecto con el que Pekín quiere impulsar su comercio con Occidente.

El memorándum de entendimiento se articula en 29 acuerdos en áreas como infraestructuras y energía, cultura o turismo, que han sido firmados en Roma ante la presencia del presidente chino, Xi Jinping, y del primer ministro italiano, Giuseppe Conte.

Italia se abre así a un programa lanzado por China para conectarse con las economías occidentales en Europa, Oriente Medio y África y que ve en los puertos italianos un punto de llegada idóneo para difundir sus productos e inversiones. Todo esto se llama economía global, de la que España no está fuera, aunque lo parezca escuchando a los líderes nacionales.

A lo largo de este año y del próximo se producirán unos vencimientos enormes de deuda europea y española. Naturalmente, ni Europa ni España podrán hacer frente a esa deuda. No hay fondos suficientes para responder a ella. Ni siquiera el Banco Central Europeo o la Reserva Federal disponen de recursos suficientes. Ante la imposibilidad de que las economías desarrolladas puedan enfrentarse a sus elevados endeudamientos, China terminará asumiendo ese activo tóxico. Y esto se sabe. Y esto lo saben los bancos mundiales. Las entidades financieras cuentan ya con su propia criptomoneda (Ripple). Significa que están preparándose para el desplome por los cambios de las monedas convencionales (dólar, euro, yen…)

Los bancos cuentan ya con sus criptamonedas, a las que no tienen acceso los particulares, como respuesta a los vencimientos de deuda soberana, así como al desmoronamiento de sus pasivos.

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La precampaña electoral española transita ajena a estos asuntos que van a condicionar indefectiblemente la vida de millones de españoles. Estamos abocados a una crisis que convertirá en anecdótica la del 2007. Ahora no son las hipotecas, sino la deuda soberana. Los países occidentales están al borde de la quiebra y no hay más solución que la mano china.

Nadie nos alerta acerca de este drama en medio de una precampaña chusca y de perfil torrentiano.

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