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Hace muchos siglos se vino abajo la mayor construcción humana llevada a cabo, como consecuencia de comenzar a no entenderse con tantas lenguas distintas usadas por los que construían la gran torre.
En España vamos camino de lo mismo: cargarnos la grandiosa obra de tener la segunda lengua más hablada del planeta. Ahí es nada!
Con Cataluña y Pais Vasco como punta de lanza, ahora le toca el turno a Baleares y Comunidad Valenciana.
Parece que a la Presidenta Armengol le queda corto lo de la vigilancia catalana de que los niños no usen el español ni en los recreos.
Así que prohibición absoluta del idioma cervantino en las escuelas. Aduce que en catalán se obtienen “mejores resultados”.
No sé qué entiende por mejores resultados. Tal vez que los millones de visitantes no entiendan nada en su estancia en las Islas. Tal vez.
O qué tal vez los resultados de matemáticas son más exactos en catalán. Tal vez.
En Valencia la cosa no pinta mejor. Ahí la nueva Ley de Función Pública fija como “mérito” para conseguir una plaza de médico el conocimiento del valenciano.
Como no podría ser de otra forma, el colectivo médico está encolerizado. Y le preguntan a la Consejera de Salud si un infarto se atiende mejor en valenciano que en castellano o euskera.
De momento, no hay respuesta.
En fin, que vamos camino de imitar a los babelinos. Luego vendrá el galego, bable, caló y silbo gomero…
Lo difícil es construir. Destruir es muy fácil.
Pena me da, oiga.