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Economía

La sorprendente diferencia entre los precios que cobra un agricultor y lo que pagamos en el supermercado

Redacción

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Los problemas que sufren los agricultores y ganaderos de toda España están de plena actualidad por las movilizaciones que se están produciendo en diferentes comunidades autónomas y que arrancaron este miércoles en Don Benito (Badajoz) con la gran manifestación que secundaron casi 10.000 trabajadores del campo extremeño

Exigen precios dignos para un sector que vive una gran crisis, agravada también por otros problemas como los aranceles norteamericanos, el aumento de costes de producción y la reciente subida del Salario Mínimo Interprofesional (SMI) hasta los 950 euros mensuales, algo que provoca un aumento de los costes para mantener las explotaciones.

En primer lugar hay que decir que, sólo durante el año 2019, los agricultores extremeños han perdido un 8,2% en su renta agraria. Esto se calcula viendo las diferencias entre los precios que reciben por su materia prima, estancados en muchos productos desde hace más de 30 años, mientras que los insumos o costes de producción se han multiplicado (fitosanitarios, combustible, agua, plantación de árboles o nuevas cepas…).

Pero, ¿sabes cuáles son las diferencias de precios entre lo que recibe un agricultor por su materia prima y lo que pagan los consumidores para llenar la cesta de la compra? La Coordinadora Agraria de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG) publica cada mes el Índice de Precios en Origen y Destino de los Alimentos (IPOD) y hay casos más que llamativos en productos esenciales para el consumo humano.

Según los datos publicados por COAG en diciembre de 2019, hay casos más que llamativos. Por ejemplo, si compras un kilo de patata vamos a pagar 1,20 euros en el supermercado, pero el agricultor apenas recibe 0,15 euros el kilo, es decir, el consumidor paga un 700% más de lo que recibe el trabajador del campo. También hay otros casos sangrantes, como el brócoli, con una diferencia del 607% entre lo que recibe el agricultor y lo que paga el consumidor, o el repollo, donde la diferencia llega hasta el 589%.

En el caso de la mandarina pagamos 1,92 euros el kilo para la cesta de la compra mientras que el productor apenas recibe 27 céntimos de euro, un 611% de diferencia. Algo que también se repite en la naranja, con un 574% de aumento del precio desde el origen hasta el destino.

También el IPOD recoge las grandes diferencias que se producen en la ganadería, como la ternera de primera, ya que el ganadero recibe apenas 3,92 euros el kilo mientras que el consumidor está pagando 15,70 euros el kilo, una diferencia que supera el 300% desde que la carne sale de la explotación hasta que llega al supermercado. El pollo es otro alimento esencial para el consumo humano y en este caso la diferencia es del 244%.

Los agricultores van a continuar con las movilizaciones hasta que el Gobierno de España solucione este conflicto. Este problema de precios está afectando gravemente también a otros sectores, como el aceite de oliva o en la fruta de hueso. Precisamente en este último sector, los productores extremeños se han visto obligados a arrancar entre 2.500 y 3.000 hectáreas de árboles frutales porque los insumos se han multiplicado ante la demanda de nuevos productos, algo que obliga a los agricultores a llevar a cabo nuevos injertos que encarecen aún más los costes para sacar adelante sus explotaciones.

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Economía

Etiquetas adhesivas y etiquetas encolables: ¿cuál de ellas emplear en cada caso?

Redacción

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En el mundo del etiquetado, las opciones son diversas y cada tipo de etiqueta tiene sus propias características y usos específicos. Entre las más comunes se encuentran las etiquetas adhesivas y las etiquetas encolables. A pesar de que ambos tipos de etiquetas sirven para identificar productos, organizar elementos o transmitir información, existen diferencias fundamentales que deben considerarse para elegir la opción más adecuada en cada situación.

Definición y características de las etiquetas adhesivas

Las etiquetas adhesivas son aquellas que cuentan con un revestimiento de pegamento en su parte posterior, lo que les permite adherirse a diversas superficies sin necesidad de utilizar un adhesivo adicional. Este tipo de etiquetas puede encontrarse en una variedad de materiales, como papel, plástico, poliéster y vinilo, lo que las convierte en una opción versátil para múltiples aplicaciones.

Una de las características más destacadas de las etiquetas adhesivas es su facilidad de uso. Simplemente se despega el protector del adhesivo y se aplica la etiqueta sobre la superficie deseada. Esto hace que sean ideales para situaciones donde se requiere rapidez y eficiencia. Además, las etiquetas adhesivas pueden ser impresas en una impresora de inyección de tinta o láser, lo que permite personalizarlas con diseños, colores y textos específicos.

Sin embargo, también es importante considerar algunas desventajas. Las etiquetas adhesivas pueden perder su adherencia si se exponen a condiciones ambientales extremas, como humedad o temperaturas muy altas. Asimismo, si se retiran, pueden dejar residuos de pegamento en la superficie, lo que podría ser inconveniente en ciertos contextos.

¿Qué son las etiquetas encolables?

Las etiquetas encolables, por otro lado, requieren el uso de un adhesivo adicional para poder fijarse a la superficie deseada. Este tipo de etiquetas está diseñado para ser aplicado con un pegamento específico que se activa mediante calor, presión o humedad. A menudo, se utilizan en aplicaciones industriales o comerciales donde la durabilidad y la resistencia al desgaste son cruciales.

Un ejemplo común de etiquetas encolables son las que se utilizan en el etiquetado de productos en la industria alimentaria. Estas etiquetas suelen estar diseñadas para soportar condiciones adversas, como la exposición al agua o a temperaturas extremas, lo que garantiza que la información del producto se mantenga legible y en su lugar durante toda su vida útil.

El proceso de aplicación de las etiquetas encolables puede ser más complejo y requiere un poco más de tiempo en comparación con las etiquetas adhesivas. Sin embargo, la ventaja radica en su capacidad para adherirse a superficies irregulares o con texturas complicadas, donde las etiquetas adhesivas podrían no funcionar de manera efectiva.

Comparativa: ventajas y desventajas

Al considerar qué tipo de etiqueta utilizar, es crucial analizar tanto las ventajas como las desventajas de cada opción. Las etiquetas adhesivas destacan por su facilidad de uso y la capacidad de personalización, lo que las convierte en una opción popular para el etiquetado de productos en el hogar o en pequeñas empresas. Por otro lado, su resistencia puede ser un problema en ciertos entornos, ya que no siempre soportan condiciones adversas.

En contraste, las etiquetas encolables ofrecen una solución más robusta para aplicaciones industriales o comerciales, donde la durabilidad y la resistencia son primordiales. Sin embargo, su aplicación puede ser más laboriosa y requerir un proceso adicional para garantizar una correcta adhesión.

Aplicaciones específicas de cada tipo de etiqueta

El contexto de uso es un factor determinante a la hora de elegir entre etiquetas adhesivas y etiquetas encolables. Por ejemplo, las etiquetas adhesivas son perfectas para el etiquetado de productos en el hogar, como frascos, cajas de almacenamiento y artículos de oficina. También son ideales para eventos temporales, como bodas o fiestas, donde se requieren etiquetas que se puedan aplicar y retirar fácilmente.

Por otro lado, las etiquetas encolables son la elección adecuada para la industria alimentaria, productos químicos y otras aplicaciones donde la resistencia al agua y al desgaste es esencial. También son útiles en la fabricación, donde se requiere etiquetar maquinaria o herramientas, ya que su capacidad para adherirse a superficies irregulares garantiza que permanezcan en su lugar incluso bajo condiciones exigentes.

Factores a considerar al elegir entre etiquetas adhesivas y encolables

A la hora de decidir qué tipo de etiqueta utilizar, es fundamental tener en cuenta varios factores. Uno de ellos es el tipo de superficie donde se aplicará la etiqueta. Las etiquetas adhesivas funcionan bien en superficies lisas y limpias, mientras que las etiquetas encolables son más efectivas en superficies ásperas o con textura.

Otro aspecto a considerar es la durabilidad requerida. Si se trata de un producto que estará expuesto a condiciones adversas, como humedad o temperaturas extremas, las etiquetas encolables pueden ser la opción más segura. Sin embargo, si se necesita una solución temporal o de corta duración, las etiquetas adhesivas son más convenientes.

Finalmente, es importante evaluar el coste y el tiempo de aplicación. Las etiquetas adhesivas, al ser más fáciles de aplicar, suelen ser más económicas en términos de tiempo y esfuerzo. En cambio, las etiquetas encolables pueden requerir una inversión mayor en términos de tiempo y materiales, pero ofrecen beneficios significativos en entornos donde la durabilidad es crucial.

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